Por Sergio Levinsky, desde España. Especial Jornada
En cierto modo, el grupo de la selección argentina, el “C”, aparenta parecerse al que integrara en Alemania 2006 con Holanda, Serbia y Montenegro, y Costa de Marfil, y casi podría afirmarse que aquél, en la previa, podía suponerse con mayores dificultades que éste de Qatar 2022, que comenzará a jugarse el 22 de noviembre.
Ninguno de los tres rivales, Arabia Saudita, México o Polonia, generan temor. Sí respeto –por supuesto y para todos- pero no representan una amenaza para el equipo que dirige Lionel Scaloni.
Que el debut sea ante Arabia Saudita, acaso el más endeble de los tres, y de no mucha tradición en Mundiales (aunque ya fue dirigida por varios argentinos, que ejercieron una buena influencia), puede ayudar a consolidar a los albicelestes, que podrían salir tranquilos al segundo partido ante México, y donde seguramente el nivel subirá, más allá de que los antecedentes indican que el conjunto nacional eliminó a la “Tri” de dos Mundiales seguidos, en Alemania 2006 (con aquel gol de Maxi Rodríguez cuando la cosa se ponía complicada) y en Sudáfrica 2010 (sin que los dirigidos entonces por Diego Maradona jugaran bien y con un gol de Carlos Tévez en fuera de juego).
El equipo mexicano no llega bien al Mundial porque no hizo una gran clasificatoria y su entrenador, el también argentino Gerardo “Tata” Martino, llegó a ser duramente cuestionado por el juego y el andar colectivo. En este ciclo de tres años y medio que lleva Scaloni, Argentina ya la venció por 6-0 en un amistoso y ambos equipos se conocen mucho y se enfrentaron otras dos veces en Córdoba y Mendoza.
Tal vez el partido más complicado puede llegar a ser ante Polonia (con su estrella, el temible goleador del Bayern Munich Robert Lewandowski), pero con el aditamento de que, siendo el último de los tres, no sólo podría encontrar a los argentinos ya clasificados, sino también a los polacos, lo que haría parecer mucho a la situación de Alemania 2006, cuando las selecciones de Argentina y Holanda se repartieron puntos y aprovecharon para dar descanso a varios de sus jugadores pensando en los octavos de final (en los albicelestes, José Pekerman decidió colocar al ataque B, con Tévez y un muy joven Lionel Messi).
Pero hay un hecho muy importante en este grupo, que puede ser decisivo para los dos que se clasifiquen a los octavos de final. De llegar a esta instancia, es hartamente probable que uno de los dos deba enfrentar a la campeona del mundo, Francia, otra vez el rival a batir, con un extraordinario plantel, que también se quedó en 2021 con la Liga de las Naciones de la UEFA.
En el caso de no coincidir con la posición de Francia (Grupo D) en la tabla, es decir, si por ejemplo Argentina saliera primera y Francia segunda, o Argentina segunda y Francia primera, se repetiría la situación de cuatro años atrás, en Rusia 2018, y deberían enfrentarse, lo que no parece lo más atractivo en una carrera por el título mundial, si bien tampoco parece que lo sea para los galos.
Si en vez de pensar por el lado argentino pudiéramos leerle la mente a los franceses, también podríamos deducir que ellos puedan pensar que si un equipo desarticulado y con mala relación con su entrenador, pudo estar en ventaja 2-1 en 2018, y que luego, estando 4-2 abajo, casi lo empata y le marcó tres goles a los campeones del mundo, ahora que lleva un largo invicto, la comunicación con el director técnico es buena, y acaba de ganar una Copa América, enfrentar a los albicelestes no parece una buena idea.
Lo cierto es que aunque se describe como accesible el grupo inicial (porque así parece serlo), en un Mundial no todo es la primera parte, sino que hay que jugar con inteligencia y con todas las cartas sobre la mesa, entre las que se incluye el saber mirar de reojo al grupo de al lado, que es el que luego puede tocar en octavos de final.
Si no es Francia, un muy probable rival para la selección argentina es Dinamarca, un equipo fuerte, de un largo invicto, que no tuvo problemas en la clasificación y que hasta podría recuperar a su gran estrella, Christian Eriksen, quien sufriera un infarto en el debut de la Eurocopa 2021 y que cuando se pensaba que ya no volvería a jugar, regresó para hacerlo con éxito en el Brentford, en la Premier League inglesa.
Incluso existe la chance de que el rival de octavos pudiera ser Perú, dirigida por otro argentino, Ricardo Gareca, que espera su chance de jugar su segundo Mundial consecutivo si en junio puede resolver el repechaje contra el ganador de Emiratos Árabes Unidos y Australia.
De llegar a ese grupo D Perú o Australia, se produciría otro hecho curioso en el Mundial, que sería que se reencontrarían tres de las cuatro selecciones que coincidieron en 2018 (Francia, Dinamarca, Perú y Australia).
De poder atravesar los octavos de final, para la selección argentina asomarían para cuartos selecciones como Países Bajos o Inglaterra, aunque no habría que descartar a Senegal, el mejor equipo africano y tal vez el único con proyección entre los de su confederación para este Mundial, y tampoco a Estados Unidos, que podría dar alguna sorpresa.
Pero es lógico pensar que el grado de dificultad irá subiendo en la medida que se vaya avanzando porque como se suele señalar, para no caer en excusas vanas, para salir campeón hay que ganarles a todos.
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