Godoy Cruz perdió la brújula en Avellaneda tras una performance impropia de un equipo que se plantea estar a la altura de las circunstancias que le marcan no solo el presente, sino también el futuro inmediato.
Su producción frente a Independiente puede enmarcarse dentro de lo peor que ha mostrado de mucho tiempo a esta parte.
Es cierto que sufrir un gol tempranero puede lograr que el plan de juego inicial sufra modificaciones dentro del mismo partido, pero los errores fueron de tal magnitud que hasta habría que agradecer que el equipo local se dedicase a bajar un cambio en la etapa complementaria, habida cuenta de que el próximo martes deberá jugar en la altura de Bolivia por la Copa Sudamericana ante Nacional de Potosí.
Las fallas desde el punto de vista colectivo fueron evidentes en la pérdida de la segunda pelota y en cómo se perdieron las marcas respecto de quienes avanzaban cubriendo metros por ambos laterales y desde el eje central hacia la medialuna del área.
Bruno Leyes, por ejemplo, quedó en soledad cuando su propia posición en el campo de juega amerita un sostén de cercanía, tanto para salir jugando como en tener que enfrentarse ante un jugador adversario que llega avanzando en triangulaciones cortas o largas.
Por momentos, el equipo conducido por Julio Vaccari desplegó un repertorio plagado de virtudes, pero favorecido por la muy floja prestación en la marca del mediocampo tombino.
Tras cuatro goles recibidos en poco más de media hora, el desconcierto era tal que hasta casi se pudo haber ampliado la distancia numérica con sendas llegadas en los minutos finales de ese fatídico parcial.
En ese marco, había sumado con sesgo positivo la labor de Luciano Pascual, quien se alejaba de sus potenciales marcadores rivales para conectarse con la pelota y encarar hacia el área del "Rojo". Sin embargo, el juvenil no salió a jugar el segundo tiempo, pagando quizás el precio de ser el más joven que había presentado la alineación titular.
La soledad en la que se debatió Luca Martínez Dupuy también tuvo que ver con las ausencias de volantes experimentados como Gonzalo Ábrego y Nicolás Fernández a la hora de romper líneas, meter un pase filtrado o sacarse una marca de encima encarando hacia posiciones de definición.
El sistema táctico del puntero de la zona B mostró cómo sus jugadores adhieren a la idea de su entrenador para rotar en posiciones acompañando un avance o un retroceso escalonado.
En los cuatro tantos marcados por "los diablos" se notó el aporte de volantes defensivos o de laterales que ensanchaban la cancha con libertad para llegar al fondo y quedar en situación de lanzar un centro o un pase en diagonal.
Inclusive, el tándem defensivo local supo cómo jugar al achique coordinadamente para dejar en offside a quienes podían aproximarse al área, sobre todo en la etapa complementaria.
El "Expreso" fue confusión pura y dejó una imagen que no se condice con las aspiraciones de pelear en los puestos de vanguardia, en la competencia que fuere.
Por otro lado, la mayoría de los futbolistas se excusó de hablar con la prensa en la zona mixta post partido y solamente lo hicieron dos referentes como el capitán Gonzalo Ábrego y Federico Rasmussen.
Se viene una semana que puede considerarse clave: el compromiso del próximo miércoles contra Atlético Grau, en Lima, y luego el clásico del sábado venidero frente a Independiente Rivadavia en el "Malvinas Argentinas".
Un punto de inflexión, quizás.