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¿La mejor selección argentina de la historia?

Los triunfos ante Uruguay y Brasil en los dos últimos partidos y la obtención de la clasificación para el decimocuarto Mundial consecutivo desde Alemania Federal 1974, con un absoluto liderazgo en la tabla de posiciones en el grupo sudamericano, sumado a los recientes títulos de Copa América, Mundial y de la “Finalissima”, nos llevan a preguntarnos si esta selección argentina de Lionel Scaloni, con Lionel Messi como estandarte, es la mejor de la historia del fútbol albiceleste.

29/03/2025 23:13

Por Sergio Levinsky

Haciendo un repaso de los distintos equipos nacionales, muchos de ellos, gloriosos, por continuidad de triunfos y jugadores de enorme valor, sólo se puede hacer una comparación con cierta paridad con aquella de los años Cuarenta, cuando obtuvo cuatro torneos sudamericanos entre 1941 y 1947 y hasta un quinto en 1937, basado en los brillantes equipos de una década con un sensacional nivel de muchos de sus equipos y con jugadores que participaban en su totalidad en el torneo local.

La diferencia entre aquellos equipos y éste de la actualidad pasa porque los de los años Cuarenta no tuvieron la oportunidad formal de ganar una Copa del Mundo porque lamentablemente, debido a la Segunda Guerra Mundial, se suspendieron los torneos de 1942 y 1946, y ya no participó de Brasil 1950 al considerar la AFA que no había posibilidades de reunir un equipo medianamente competitivo tras la gran huelga de futbolistas de 1948 y la emigración de una enorme cantidad, en especial a Colombia, México e Italia (sólo al país cafetero se fueron 57 jugadores de primer nivel).

Aquellos equipos de los años Cuarenta se basaron en aquellos brillantes jugadores de “La Máquina” de River Plate (para muchos, el mejor ataque de todos los tiempos, compuesto por Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Ámgel Labruna y Félix Loustau), o el gran terceto de San Lorenzo que goleó a España y a Portugal en una gira (Armando Farro, René Pontoni y Rinaldo Martino) o delanteros de Racing como Norberto “Tucho” Méndez -máximo goleador de una Copa América junto al brasileño Zizinho con 17 goles, aunque en su caso, con 17 en 17 partidos- , Rubén Bravo o Mario Boyé, quien también tuvo un gran paso por Boca Juniors.

Esa plantel, al que antes se había unido Antonio Sastre (Independiente) y más adelante Alfredo Di Stéfano, fue dirigido siempre por “El Filtrador” Guillermo Stábile, goleador en el Mundial de 1930 y quien permaneció en el cargo entre 1939 y 1958, un récord de permanencia que ni César Luis Menotti (1974-1982), ni Carlos Bilardo (1982-1990) ni Lionel Scaloni (2018-2025) pudieron acercarse hasta ahora.

La selección argentina ganó casi todo lo que formalmente hubo en juego en aquellos tiempos, tomando en cuenta que tras haber ganado el Sudamericano de 1937, no participó en el de 1939 (ganado por Perú) por estar desafiliada por disidencias importantes con la dirigencia continental, y al regresar, ganó el torneo extra de 1941 en Chile, perdió la final de 1942 ante Uruguay en Montevideo, y se impuso por tres veces consecutivas en 1945 (Chile), 1946 (Argentina) y 1947 (Ecuador), algo que ningún otro seleccionado pudo conseguir hasta hoy. En 1949 otra vez no participó en el torneo de Brasil, tampoco en el Mundial de 1950 en el mismo país (como consecuencia de la huelga y de malestar con la CBF) y tampoco jugó ningún partido en el territorio argentino hasta 1950, a excepción de un amistoso ante Uruguay en 1948 que perdió 0-2.

Era tal la abundancia de futbolistas de altísimo nivel, que Tomás A. Ducó, quien fuera presidente de Huracán y cuyo estadio lleva hoy su nombre, sugirió -y fue aceptado- que los hinchas votaran en urnas colocadas en la puerta de las distintas canchas qué jugadores debían ser convocados para el Sudamericano de Guayaquil de 1947, y aunque al principio parecía raro que no consiguieran los sufragios suficientes Vicente “Capote” De la Mata, Pedernera o Martino (futuro jugador de la Juventus y de la selección italiana), Argentina fue brillante campeona con la gran figura de “Tucho” Méndez y un Alfredo Di Stéfano que partió desde el banco de suplentes, pero luego le marcó un triplete a Colombia y terminó siendo otro de los destacados.

“Todo lo que veo ya lo vi y todo lo que vi ya no lo veo”, escribió Carlos Peucelle, brillante jugador de la década del Treinta y luego entrenador, en su gran libro “Fútbol Todotiempo” (1975) en referencia a aquellos años dorados.

En una entrevista realizada por este columnista en 1994, el exarquero Roque Máspoli, campeón mundial con Uruguay en aquel famoso “Maracanazo” ante Brasil, reconocía que no le temían a los locales, sino a los argentinos. “Nos cambiábamos en el vestuario con Shubert Gambetta (defensor de ese equipo) y decíamos ‘hoy nos hacen cinco o seis’ cuando nos enterábamos de la formación albiceleste”.

Pero no hay ningún instrumento que pueda medir los logros de unos y otros. También en los años Cincuenta, la selección argentina ganó brillantemente el Sudamericano de Lima de 1957 con los “Carasucias”, cuyo terceto central de ataque terminó yéndose enseguida al fútbol italiano (Humberto Maschio, Antonio Angelillo y Enrique Omar Sívori) y volvió a vencer como local en 1959, cuando ya participó un joven Pelé que ya era campeón mundial con Brasil, pero el Mundial 1958 y aquel fracaso albiceleste fue un divisor de aguas.

También Alfio “Coco” Basile consiguió dos Copas América consecutivas en 1991 y 1993, ambas sin Diego Maradona, pero aquel equipo no pudo coronar en el Mundial 1994 en los Estados Unidos por el polémico doping del “Diez”.

En cambio, este equipo de Scaloni logró todos los títulos importantes, los sudamericanos, los mundiales e intercontinentales y hasta el total liderazgo en la tabla de posiciones del grupo sudamericano clasificatorio al Mundial, y además, batiendo por mucha distancia, en el ciclo, a rivales históricos como Brasil, Italia o Uruguay, convirtiendo en una realidad -los trofeos en la mano- que en otros casos, especialmente cuando nos referimos a Mundiales, se transforman en hipótesis (“qué hubiera pasado si…”), como o que pudo ocurrir de haberse disputado Mundiales en los años Cuarenta, o de no haber saltado el caso de doping de Maradona en 1994 o de no haberse ido al exterior una masa de jugadores notables antes de los Cincuenta, o de haber sido convocados los mejores para el Mundial de Suecia 1958, el primero al que asistió la selección argentina en 24 años y sin sus máximas estrellas, a las que decidió no llamar, fue derrotada 6-1 por Checoslovaquia.

Según muchos de los aficionados al fútbol de aquellos gloriosos años Cuarenta, con un fútbol rico en cracks, de tiempos sin necesidad de ventas al exterior, de los grandes bailes a los rivales sudamericanos, aquello fue insuperable y no hay por qué descreerles, pero faltaron algunos títulos que lo terminaran de certificar, aunque no fuera su culpa ni su responsabilidad.

Esta Selección de este tiempo también consiguió grandes partidos, bailes como el de días pasados contra Brasil en el Monumental, o contra Italia en Wembley en 2022, o contra Croacia en la semifinal del Mundial. O por setenta minutos ante Francia, que era el campeón, en la mismísima final.

Esta Selección, además de la equilibrada conducción de Scaloni, con los pies en la tierra, cuenta con auténticos cracks de dimensión mundial, porque más allá de Messi, considerado uno de los cinco mejores de todos los tiempos, tuvo a Ángel Di María, y sigue teniendo a Emiliano “Dibu” Martínez, a Cristian “Cuti” Romero, a dos delanteros como Julián Álvarez y Lautaro Martínez, y un extraordinario mediocampo con cuatro cracks con manejo de número diez, algo difícil de encontrar en el planeta.

Por todo lo explicado, a la hora de preguntarnos si esta selección argentina es la mejor de la historia, cuesta decir que no lo es.

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