Por Sergio Levinsky, Especial para Jornada
En los días pasados, ambas volvieron a demostrar, y como visitantes, en estadios muy complicados, por qué hoy son, por mucha distancia, los dos mejores equipos nacionales del mundo. España sacó un empate de oro ante Países Bajos en Rotterdam por la ida de los cuartos de final de la UEFA Nations League y cuando parecía que estaba todo perdido, mientras que Argentina, sin Lionel Messi, su principal figura, se llevó un gran triunfo del Centenario de Montevideo ante la siempre complicada Uruguay, que la coloca con un pie y tres cuartos en el Mundial 2026.
El equipo argentino va teniendo que prepararse para lo que sin dudas será el ciclo post-Messi cuando en poco más de un año acabe el Mundial 2026 y ya ahora mismo, el genio rosarino del Inter de Miami no tiene una continuidad en el conjunto de Lionel Scaloni por los distintos problemas físicos que le van apareciendo a sus casi 38 años (los cumplirá el próximo 24 de junio) y entonces, este Clásico del Río de la Plata, como el que jugará ante Brasil el próximo martes, llegan justo para una prueba con un Plan B, con Thiago Almada en esa posición, ausente -una vez más- Paulo Dybala por otra inoportuna lesión que le abre espacio al exjugador de Vélez, campeón de la Copa Libertadores con el Botafogo y actualmente en el Olympique de Lyon.
Sin Rodrigo De Paul, quien podría regresar ante Brasil, Scaloni colocó en el campo a Leandro Paredes, de buen desempeño, más allá de que volvió a aparecer el conservadurismo del director técnico que nunca se apartó de su idea desde que asumió en 2018: una defensa firme, amparada por un gran arquero (“Dibu” Martínez lleva 36 arcos invictos en 50 partidos disputados de celeste y blanco), una segunda línea con tres volantes de buen pie, a los que se sumó uno claramente de banda como Giuliano Simeone, y Almada por detrás del gran Julián Álvarez, aunque los dos, apenas pasando la mitad del campo para compactar la zona y no permitir el libre tránsito uruguayo.
Claro que ayudó mucho el plantel del argentino director técnico de los “Celestes”, Marcelo Bielsa, que no sale del 4-3-3 en ningún equipo que dirige, aunque no responda a la tradición del juego de esta selección ni era lo que correspondía ante un planteo de casi cinco volantes de su oponente. Terminó perdiendo la batalla numérica en la zona y no se repuso un poco hasta la entrada de Nicolás de la Cruz por Georgian De Arrascaeta antes de finalizar el primer tiempo.
Cuando el equipo argentino salió a disputar el segundo, ya no era el mismo que en el primero: sus volantes comenzaron a soltarse y aunque Uruguay tuvo más la pelota, el arquero local Sergio Rochet tuvo mucho más trabajo que su colega Martínez, muestra cabal de que el partido se jugó como querían los visitantes.
Por si faltaba poco, Almada ratificó que está para asumir el liderazgo creativo cuando Messi no juega, marcando un golazo con un remate al ángulo izquierdo, inatajable, y que determinó el resultado final.
No puede decirse que este partido es el que le puede dar la clasificación al Mundial a la selección argentina porque, en verdad, ni los albicelestes ni los uruguayos se quedarán afuera del torneo, porque hay seis plazas y media y los seis primeros del grupo sudamericano ya se alejaron demasiado.
Lo que sí consiguió Argentina, y lo terminará de cerrar, de no perder el martes ante Brasil, es tiempo extra para trabajar con más tranquilidad camino al Mundial porque quedarán cuatro partidos de clasificación que no serán más que amistosos y de prueba para que entren jugadores no habituales entre los titulares, aunque sí formaron parte de muchas convocatorias de Scaloni, un lujo que no se podrá dar ningún otro equipo del continente y eso significa una gran ventaja.
Por otro lado, aparece el tema de la personalidad ganadora. Pocas veces una selección argentinas tuvo tanta continuidad en lo más alto del fútbol mundial, ratificándolo en esta clasificación que lidera con amplitud y comodidad, cuando se trata de un torneo de 18 fechas de las que ya se han jugado 13 y todos contra todos en dos rondas.
Si Argentina es actualmente bicampeona de América y campeona del mundo, España, dirigida por Luis de la Fuente, exprofesor de Scaloni cuando sacó el título de entrenador y de gran relación entre ellos, domina con amplitud el fútbol europeo. Campeona olímpica en Francia y de Europa en Alemania, y defensora del título en la Nations League, consiguió un empate en el descuento ante el muy complicado equipo de Países bajos que dirige Ronald Koeman, un viejo conocido de los ibéricos por haber jugado y dirigido al Barcelona.
El pasado miércoles, por la ida de los cuartos de final, Países Bajos, como local, había logrado dar vuelta el marcador después de un tempranero gol del muy buen extremo del Athletic de Bilbao, Nico Williams, con tantos de Tijjani Reijnders y Cody Gakpo, figuras del Milan y Liverpool respectivamente, y parecía que los naranjas le tenían tomada la mano al conjunto español, que no había podido desarrollar su habitual juego de toques y apertura de la cancha con Williams y el excepcional Lamine Yamal, de 17 años y llamado a hacer historia, pero bastó que faltando nueve minutos se fuera expulsado Jorrel Hato para que España pudiera sacar partido del hecho cuando se jugaba ya tiempo adicional, a través de Mikel Merino, el volante ofensivo del Arsenal de Mikel Arteta.
Una vez más, España mostraba su carácter, que no se amilana contra nadie en ninguna cancha del mundo, y tampoco ocurrió en Rotterdam y ahora espera como local en Mestalla, el estadio del Valencia, al mismo rival en el partido de vuelta, último paso para volver a llegar al llamado “Final Four” que en junio determinará el nuevo campeón.
El equipo español tiene un juego diferente al argentino. Por un lado, porque es consciente de que cuenta con un plantel pletórico de jugadores de muy buen pie, aunque no tiene genios. Sí, muchos integrantes que atraviesan un gran momento, con la base en el Barcelona y en especial de lo que pueda armar una de las grandes figuras de la liga, Pedri, ahora ya con continuidad y una masa muscular y deslazamientos que no permiten tantas lesiones, pero también con un gran Pau Cubarsí atrás -otra de las grandes promesas), y los dos extremos arriba, aunque no cuenta con un “nueve” tan goleador o rematador como Argentina, aunque tiene variantes como las de Álvaro Morata o Mikel Oyarzábal.
El de España es un esquema clásico de 4-3-3, a lo mucho con el centrodelantero retrocediendo, una gran seguridad en su juego de toque, buen trato de balón y gran posesión de pelota, siempre sabiendo qué hacer con ella, y muy buenos ejecutantes y un aspecto muy importante: un gran banco de suplentes, del que puede emerger cualquier reemplazante casi al mismo nivel que los titulares.
Este partido, por ejemplo, sirvió para el debut de otra gran promesa, Dean Huijsen, central de 18 años del Bournemouth de la Premier League inglesa nacido en Países Bajos (era silbado cada vez que tocaba el balón), mientras que en cualquier momento hace lo propio otro marcador central, Mario Gila (24 años), de gran temporada en la Lazio, aunque de la cantera del Real Madrid.
La sensación, tanto en España como en Argentina, es que entre quien entre, será un componente más de un equipo muy seguro, con varios títulos en las espaldas, y que ya no extrañaría que más allá de la Finalissima, al ritmo que van, terminen siendo finalistas de la próxima Copa del Mundo.
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