Por Sergio Levinsky, desde Barcelona, Especial para Jornada
Estambul espera, como ciudad sede, la gran final, pero para eso, los cuatro equipos que quedan deberán atravesar una dura semifinal y si ya una de ellas será la que enfrente a los dos equipos de Milán, la otra trae un duelo de campanillas, nada menos que los dos que están hoy en mejor forma, el Manchester City y el Real Madrid.
No se trata de un enfrentamiento más el que tendrá lugar primero en Madrid el martes 9 de mayo, con la vuelta en Manchester la semana siguiente. Por un lado, cabe recordar que en la temporada pasada también tuvieron que eliminarse aunque con la condición de local invertida, en lo que fue una definición tremenda y, literalmente, en el último instante, porque el Manchester City llevaba dos goles de ventaja faltando menos de cinco minutos en el Santiago Bernabeu y el providencial ingreso de Rodrygo desde el banco de suplentes hizo el milagro de la clasificación blanca, que luego sirvió para ganar la decimocuarta Copa de Europa de su historia.
Por otro lado, se trata de un enfrentamiento entre dos acérrimos enemigos futbolísticos como el Real Madrid, con todo su bagaje de club con más títulos en Europa, y Josep Guardiola, el director técnico catalán del Manchester City, tan identificado no sólo con el Fútbol Club Barcelona sino incluso con el independentismo catalán, y que tantas veces tuvo cruces deportivos y dialécticos con los “merengues”. Baste recordar aquel discurso en la previa de una de las semifinales de Champions en el Bernabeu, cuando su colega rival era el portugués José Mourinho, que venía quejándose de los arbitrajes en favor de los azulgranas, y “Pep” respondió en una recordada conferencia de prensa que “Mou” era “el puto amo de este lugar” y aludió a la prensa de la capital española como “la Lechería”. Cuando regresó al vestuario, sus jugadores lo recibieron con aplausos y una ovación y al día siguiente, junto a los diarios deportivos catalanes aparecían camisetas estampadas con la inscripción de las frases “célebres”.
También es cierto que luego de dirigir al Barcelona, Guardiola también tuvo que sufrir un 0-4 como local ante el Real Madrid dirigiendo al Bayern Munich, sumado a la durísima eliminación de la temporada pasada con el Manchester City. Sin embargo, y como bien lo sabe el madridismo, el actual entrenador de los blancos, el italiano Carlo Ancelotti, poco tiene que ver con Mourinho y aquellos tiempos de guerra. Todo lo contrario. “Carletto” es un caballero que mantiene siempre el buen gusto a la hora de las declaraciones y cuando le comentaron días pasados que fue elogiado por su rival resaltó que estaba contento porque si venía de Guardiola valía “el doble”.
¿Cuál es la situación de los dos equipos en la ocasión de esta semifinal? Bastante diferente a la temporada pasada. Los ingleses llegan en su mejor momento. Cuando al comenzar 2023, Guardiola estaba en la picota y parecía que su ciclo estaba cumplido inexorablemente, porque parecía que ni siquiera ganaría una Premier League que pintaba claramente para el Arsenal de su ex ayudante Mikel Arteta, pero el trabajo a largo aliento comenzó a dar sus frutos y ahora el equipo se encuentra no sólo en la semifinal de la Champions sino en la final de la FA Cup de Wembley, donde lo espera nada menos que el Manchester United, y tras darle una paliza al Arsenal el pasado miércoles en su estadio, el Etihad, sus chances de ser campeón de liga en Inglaterra son altísimas. De hecho, de conseguir el Triplete, alcanzaría el récord que tiene su rival de la ciudad cuando en 1999 consiguió la triple corona con sir Alex Ferguson al mando del plantel.
En cuanto a Ancelotti, pocos lo tomaron en serio cuando a mediados de enero manifestó que varios de sus jugadores regresaron agotados del Mundial de Qatar y que necesitaban tiempo para ponerse en forma, pero que ya en febrero se iba a notar la diferencia, y así fue, más allá de que descuidó la Liga Española, especialmente desde la noche que perdió 2-1 ajustadamente ante el Barcelona en el Camp Nou y ya la distancia entre ambos se hizo demasiado grande como para creer que existiría alguna chance, y desde ese momento, se abocaron a la Champions y a la Copa del Rey, en la que disputarán la final apenas días antes de enfrentar al Manchester City, ante el Osasuna, en el estadio La Cartuja de Sevilla, y por la que eliminaron al Barcelona con un 4-0 en condición de visitantes.
Es decir que el Real Madrid podría levantar dos Copas más en esta temporada, que se sumarían a la Supercopa de Europa ganada en agosto al Eintracht Francfurt, y al Mundial de Clubes de enero pasado en Marruecos, un panorama bastante más que aceptable y que le permitiría a Ancelotti recorrer su última temporada de contrato con el club, la 2023/24, sin muchos inconvenientes antes de que llegue el momento de tomar la decisión acerca de si va a hacerse cargo de la selección brasileña, si continúa de blanco o si se jubila.
El Real Madrid tiene hoy a un goleador como Karin Benzema completamente recuperado y ya a dos goles de pelearle el “Pichichi” (premio que se otorga en España al máximo anotador de la Liga) al polaco del Barcelona, Robert Lewandowski (19-17), una defensa sólida por delante de uno de los tres mejores arqueros del mundo como el belga Thibaut Courtois, un mediocampo que encontró en el francés Eduardo Camavinga al reemplazante perfecto ante la salida de Casemiro al Manchester United, un volante de equilibrio como el uruguayo Federico Valverde, y un gran extremo izquierdo como el irascible (eso sí que debe corregirlo) Vinicius.
Así es que el Real Madrid no tuvo, esta vez, ningún problema para eliminar al Liverpool en octavos de final y al Chelsea en cuartos, pero este duelo contra el Manchester City ya es otra cosa, porque los “ciudadanos” tienen al gran goleador del momento, el noruego Erling Haaland, autor de una asombrosa cifra de 49 goles en 43 partidos, que sólo Lionel Messi pudo superar en este tiempo cuando alcanzó los impresionantes 92 goles en una sola temporada. Pero lo de Haaland es espectacular y además, en su primer año en el fútbol ingles y no sólo eso, sino que lo hizo en un equipo que juega mucho más al pie que al espacio, cuando se trata de un delantero muy alto, que sin embargo es veloz y define con una exactitud que roza lo insólito.
Claro que para eso cuenta con un asistidor excepcional como lo es el belga Kevin De Bruyne, que atraviesa un momento excepcional, si bien -y esta es una alerta roja- tiende a disminuir su producción en algunos partidos decisivos, como ya ocurriera en el pasado tanto en su club como en su selección. La dupla De Bruyne-Haaland es letal y capaz de arruinarle la noche a cualquiera, pero a esto hay que agregarle el regreso a la zaga central del portugués Rubén Días, uno de los mejores del mundo en su posición, y que Guardiola parece haber encontrado el once ideal con otro regreso, el de Kyle Walker por la derecha, y un más colaborativo y no tan extremo Jack Grealish, acercándose de a poco a aquel que causara sensación en el Aston Villa en temporadas pasadas.
El hecho de que la serie se defina en Manchester puede torcer el rumbo hacia el lado de los ingleses, únicos de los cuatro equipos que quedan que nunca ganaron una Champions en su historia pero habrá que esperar porque cuando el Real Madrid se encuentra a sólo tres partidos de levantar una Copa, es capaz de todo, y plantel, y casta, le sobra.
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