Por Sergio Levinsky
De hecho, Messi no ha vuelto a jugar oficialmente desde aquella lesión que lo obligó a salir en el estadio Hard Rock de Miami ante Colombia por la final de la pasada Copa América el 14 de julio, es decir que lleva un mes y medio fuera de la práctica activa, algo que a sus 37 años comienza a vislumbrarse como un principio de discontinuidad y habrá que seguir sus próximos pasos para conocer qué es lo que siente y qué le dictaminan la mente y especialmente, el físico.
Por el lado de Di María, es oficial su retiro del equipo nacional y no sólo es hora de ir comenzando a realizar un balance de sus actuaciones, con goles decisivos y momentos brillantes, como también lesiones gravitantes y momentos duros que tuvo que atravesar en su relación afectiva con la gente, en especial en sus primeros años, cuando la selección argentina era protagonista de los torneos y llegaba a finales, pero no podía acceder a los preciados títulos.
Estas dos ausencias, una, entonces, definitiva, y la otra, que promueve interrogantes relevantes, necesitarán de reemplazos que aún no parecen claros en la decisión del director técnico Lionel Scaloni, que realizó una amplia convocatoria para contar con jugadores de distinto tipo, como para analizar distintos aspectos de los partidos y los rivales de acuerdo a las circunstancias.
Naturalmente, Nicolás González aparece como reemplazante de Di María si nos basamos en el trayecto de este ciclo desde que finalizó el Mundial de Qatar 2022 e incluso antes, porque el ahora jugador de la Juventus también fue titular en muchos partidos durante la etapa anterior hasta que una lesión inoportuna lo terminó marginando de la máxima cita.
El hecho de que González haya sido transferido desde la Fiorentina a la poderosa Juventus que ahora dirige Thiago Motta marca el ascenso de este extremo, que tiene la particularidad de poder desempeñarse por la banda izquierda tanto de delantero como de volante o defensor, y esta polifuncionalidad lo ayuda a la hora de definir a los once titulares que el jueves van a ingresar para enfrentar a Chile.
En cambio, la ausencia de Messi genera otras incógnitas, como la posibilidad de mantener el esquema pero con Giovani Lo Celso en su lugar con el clásico 4-1-4-1 que viene utilizando Scaloni para esta clase de partidos, o acaso podría sorprender con dos delanteros juntos, como Lautaro Martínez (que todo indica que hoy es el titular en el puesto, luego de haber sido goleador de la Copa América y ante la sorprendente sequía de Julián Álvarez, reciente incorporación del Atlético Madrid) y el propio Álvarez, o bien podría aparecer (aunque la opción parece más lejana) Alejandro Garnacho por la otra banda.
No parece haber tantas dudas desde el arco hacia la mitad de la cancha. Todo indica que se mantendrá la base de la pasada Copa América, en un momento de la clasificación que no parece que el equipo argentino esté sometido a grandes presiones si tomamos en cuenta que se clasifican seis de los diez primeros al Mundial 2026 y que el equipo de Scaloni se encuentra primero con 15 puntos sobre 18 posibles.
De hecho, una victoria ante Chile alejaría al equipo nacional a trece puntos de los trasandinos cuando quedarían once partidos por jugarse, lo que implicaría casi el descuento de “La Roja” de un más de punto por partido hasta el final del torneo para poder alcanzar a los albicelestes.
La selección chilena llega al Monumental con una imperiosa necesidad de sacar puntos para poder salir del pelotón de abajo, para lo que la Federación contrató como entrenador al argentino Ricardo Gareca, de gran desempeño anterior en el conjunto peruano, al que logró clasificar para el Mundial de Rusia 2018 luego de 36 años de ausencia en la máxima cita, y quedó al borde de repetir en Qatar 2022, pero cayó por penales ante Australia en la definición del repechaje.
Gareca es un entrenador muy serio y experimentado, que ya pudo complicar muchísimo al equipo argentino hace apenas dos meses en la Copa América de los Estados Unidos, y será interesante saber cómo afectó anímicamente a sus jugadores el reciente anuncio del retiro de Claudio Bravo, exarquero y capitán de la selección trasandina y múltiple campeón con el Colo Colo, el Barcelona, el Manchester City y el Betis, pero también un gran representante de los dos títulos conseguidos ante Argentina, en ambas ocasiones por penales, en las dos únicas Copas América conseguidas por “La Roja” en su historia en 2015 y 2016.
Bravo, junto con Gary Medel y Alexis Sánchez, que aún permanecen en el plantel, representan los últimos vestigios de la llamada “Generación Dorada” que logró jugar los Mundiales de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014 (en el que estuvieron a punto de eliminar a los locales en los octavos de final), así como loa Copa Confederaciones de Rusia 2017, en la que llegaron a la final, aunque el ciclo se vio opacado por sus eliminaciones para disputar los Mundiales de 2018 y 2022.
Tras el partido ante Chile, el próximo desafío será el de Colombia como visitante, en la siempre cálida y húmeda Barranquilla, un escenario en el que la selección argentina muchas veces lo pasó mal y en el que los locales, de gran momento tras llegar a la final de la Copa América y haber sido el equipo con el fútbol más estético, intentarán vengarse de aquella dolorosa derrota de Miami en la definición, con el gol sobre el final de Lautaro Martínez.
No resulta para nada casual que la selección colombiana sea la única invicta en esta clasificación mundialista. No sólo por su gran presente en cuanto al juego sino también a la madurez que fueron adquiriendo algunas de sus figuras como James Rodríguez, que vive una segunda primavera, como el extremo Luis Díaz, de brillante actuación en el Liverpool y que en este fin de semana le convirtió dos goles al Manchester United en el Clásico jugado en Old Trafford por la Premier League inglesa. Los “Reds” vencieron 0-3 en lo que aparenta iniciar una gran campaña.
Este equipo colombiano nada tiene que ver con aquel que caminaba con tanta inseguridad en la clasificación para Qatar 2022 y en la que estuvo siete partidos sin marcar un gol. Es otro momento y es otro su andar y si bien el equipo albiceleste no contará con sus dos símbolos principales de este tiempo y corre riesgos ante los “cafeteros” dirigidos por el también argentino Néstor Lorenzo, lo cierto es que cuenta con amplios recursos, carácter y hasta puntos suficientes en la tabla para seguir transitando por el mundo con una mochila muy liviana, casi imperceptible. Y esa es una ventaja fundamental.