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OCCIDENTE AYUDA A ZELENSKI, NO A TURQUÍA Y SIRIA

Triste espectáculo: la macabra realidad de cientos de edificios que cayeron como flanes, atrapando dentro a millares de muertos y centenares de personas vivas que requerían rescate, en el terremoto al sureste de Turquía. ¿En qué estaban los países de la OTAN? En recibir con bombos y platillos a Zelenski, como si fuera una especie de héroe mundial. Allí se van los fondos, allí está el apoyo económico y político. Eso es lo que importa: la guerra.

Redacción
11/02/2023 23:23
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

Lo obsceno de la situación se advirtió más cuando el presidente sirio hizo la acusación: por razones geopolíticas, al país árabe casi no se lo ha auxiliado. Y convengamos que tampoco Erdogan es de los preferidos de Occidente: alguien que ha recibido miles de refugiados sirios en la frontera, y con ello ha negociado ciertos apoyos de la Eurozona. Pero que no cede en admitir a Noruega y Suecia en la OTAN, como no sea a través de alguna concesión adicional. De tal modo, estos dos países -aunque Turquía haya enviado drones que han sido útiles a los ucranianos- no son prioridad para Estados Unidos y la Unión Europea, dedicados éstos a prolongar la guerra en un sinfín de involucramientos sucesivos que ya hacen casi grotesco decir que se trata sólo de una “ayuda”, y no de una activa participación en el conflicto.

  La desinformación sobre la guerra alcanza proporciones dantescas. Hace dos semanas Zelenski debió echar a una manada de altos funcionarios: 4 gobernadores y cinco ministros destituidos por corrupción. Pero eso no queda demasiado bien para un gobierno que recibe toda clase de ayudas, y que es apoyado por su presunta “vocación democrática”. Es evidente que una parte de los aportes europeos fue usada para negocios y enriquecimientos personales. Por eso había que acallarlo. Un hecho enorme como un elefante en una casita infantil fue disimulado por completo, y la opinión pública mundial fue “protegida” de saber la verdad, que se insinuó en zócalos menores de alguna televisión internacional.

  Ahora, un Premio Pulitzer de innegable oficio periodístico afirma lo que es evidente: que el Gulf Stream 1 y el 2 (gasoductos rusos que llegaban al norte de Alemania por mar) fueron bombardeados por Estados Unidos, con ayuda noruega.  Estados Unidos y Noruega lo niegan: obvio, nadie espera que lo confirmen. Pero no sólo la información ofrecida por el gran periodista es detallada y verosímil, sino que confirma lo evidente. Porque si el gasoducto era ruso, el interés por destruirlo era de los enemigos de Rusia. Y sólo Rusia y tres países europeos pueden llegar allí como territorio admitido (y Estados Unidos, ciudadano del mundo que también se incluye). ¿Alguien puede dudar, entonces, de que fue Occidente el responsable de la destrucción? Es obvio que fue quien se benefició, logrando así quitar opciones a Alemania, arruinando a ésta su relación económica con Rusia. Fue una manera de obligar a Alemania a antagonizar en la guerra contra el país de Putin, y de obligarla además a recibir el gas licuado estadounidense (más lento para llegar, y muy caro para pagar).

  Poco se habla del Nord Stream a pesar de lo impactante de la noticia; y poco se habló cuando se hizo el bombardeo del gasoducto. La posición subordinada en que Estados Unidos pone a sus aliados de la OTAN es mejor disimularla, porque resulta muy difícil de admitir.

  El héroe Zelenski, sigue pidiendo de manera compulsiva. Ni gracias, termina de dar, antes de haber pedido de nuevo. “Tanques!!”, exige. Y luego de algunos vericuetos, llegó la aceptación de los tanques. En el mismo mensaje en que informaba por ello, “Aviones!!”, reclamó. Y ya se piensa en enviarle aviones. Europa continúa con inflación y problemas con sus combustibles, pero no ha parado de seguir escalando más y más, en una carrera loca. No parece haber exigencia de rendición de cuentas: ni la corrupción de la cúpula ucraniana que malversó fondos, ni la falta de avances sustantivos en la guerra, parecen parar cierta insensatez por la cual se sigue y sigue desgastando a Europa. Claro, cuando se pide recursos para compensar el terremoto, no quedan tantos por repartir: más, si se tiene en cuenta los problemas presupuestarios gravísimos que enfrentan Inglaterra y Francia, sumidos ambos países -sobre todo el primero- en graves huelgas y protestas sociales.

  Rusia amenaza con represalias extremas. Y esto no va bien para nadie: mejor obligar a Zelenski y Putin a sentarse ante una mesa y buscar una paz negociada. Va siendo hora de parar la sangría de recursos y la peligrosidad e incertidumbre crecientes. Y hora de recuperar ese mínimo de humanidad que haga que no sólo solidarios socorristas hayan concurrido a ayudar a las víctimas del terremoto, sino que debiéramos contar con amplios e inmediatos recursos financieros para sostener el apoyo en lo urgente, y luego la necesaria reconstrucción en Turquía y Siria. Recursos imprescindibles que por ahora no se ven ni de lejos.-

 

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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