El peor error en cualquier aspecto de la vida es subestimar a tu adversario: el peronismo lo dejó demostrado y a los que se jactan de libertarios les tocó morderse la lengua.
El triunfo de Sergio Tomás en las elecciones generales no solo representa el inicio del massismo, sino que también es un parate para el kirchnerismo porque hoy, a la gran mayoría del oficialismo, no lo seduce sino todo lo contrario.
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Juntos por el Cambio ya está dividido y es gracias a Javier Milei, quien ya dijo que irá por los votos de Patricia Bullrich, mientras coquetea con Mauricio Macri. Más de lo mismo y no un cambio sin casta política, como se cansó de decir. Nadie que desea un giro de 360° grados llama a un expresidente que endeudó al país. Al libertario se le cayó el discurso en su cumpleaños y fingió demencia para no desilusionar a los que lo votaron porque su caudal de voto no aumentó, sino que incluso cayó a nivel nacional.
A los principales referentes del PRO sólo les falta que salgan por las redes a confirmar públicamente de qué lado jugarán en los comicios del 19 de noviembre; esta referencia en un spoiler.
Pero el desafío del candidato de Unión por Patria será aún más complejo. Ahora es cuando Massa deberá demostrar su capacidad política de diálogo y consenso. Ya lo viene adelantando desde antes de las generales: Sergio Tomás llamará a los raciales y a todos aquellos quienes considere mejores para un pacto de gobierno nacional.
El líder del Frente Renovador, que en el 2015 sé ánimo a enfrentar a Cristina Kirchner, hoy tiene las riendas del peronismo y, pese a que "La Jefa" le aclaró que su candidato era Wado de Pedro, en esa disputa los más heridos fueron los de La Cámpora. Pero hoy también festejan, a pesar de las diferencias con el massismo. Insisto, será un gran desafío conformar a la gran mayoría con nuevas alianzas.
Más allá del contexto que se aproxima, definitivamente Massa es el jugador que le faltaba al peronismo para consolidar la victoria. Los que no están conformes con los resultados apuntan a que su estrategia fue la campaña del miedo. Pero los que lo votaron saben que el cuervo viene a abrir el juego. Incluso, él mismo lo dijo en su discurso post elecciones generales: "la grieta se murió, empieza una nueva etapa".
La política es como el fútbol, a veces se pierde y otras se gana, y nunca se puede conformar a todos los hinchas. Pero si el "laburo" no es en equipo, no es política y se terminan imponiendo solo intereses sectoriales. No es por tirarle flores a Massa, pero fue el único que se animó cuando nadie del oficialismo quería ensuciarse la casaca. Muchos no entendieron a Sergio y, cuando asumió el ministerio de Economía, fue mirado con ojos de suicida. Pensaron que era su tumba... y míralo ahora.