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“Mi padre fue un hombre muy positivo y convencido de la vida, como también de la condición humana”

La profesora Liliana Bermúdez, hija mayor del maestro José Bermúdez, dejó sus impresiones en la inauguración de la muestra por el centenario del nacimiento de este referencial artista plástico sanrafaelino

09/08/2023 20:48
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La Cava de Arte de Bodega Santa Julia fue el punto de encuentro para que quedase inaugurada la muestra de tan impactantes obras realizadas por el maestro José Bermúdez, en la conmemoración del centenario de su nacimiento.

Esta exposición, que se inauguró el pasado sábado, se mantendrá durante dos meses en el espacio que está a cargo de Julia Zuccardi, a su vez quien mantiene vivo el legado que dejó su abuela Emma Zuccardi de apoyo a artistas plásticos surgidos en Mendoza.

Como es costumbre, la curadoría de la bodega se halla en la dirección de la reconocida especialista en artes plásticas Pupi Agüero.

Tras el brindis y las palabras de apertura, el cerca de un centenar de asistentes disfrutó de esta magnífica oportunidad de apreciar los trabajos del eximio creador artístico, quien falleciera físicamente a sus 97 de edad, pero cuyo legado se mantendrá vigente por siempre. 

Para profundizar en la vida y obra de este excepcional hacedor, jornadaonline.com entrevistó a su hija mayor, Liliana Bermúdez, a quien, además de su condición y de sus dotes de artista, se la destaca como profesora titular en la cátedra "Diseño del Espacio escénico" en la UNCuyo.

 

Juli Zuccardi presenta, junto a Pupi, Roxana y Liliana.

 

LA ENTREVISTA

 

- ¿Cómo podría definirse el legado que José Bermúdez sembró en las nuevas generaciones a través de su arte en modo comunicacional?

- Como hija se me mezclan un montón de sentimientos. Por un lado, el recuerdo y el revivir la presencia de mi padre en las obras y, por otro, es cierto que todos quien han estado en esta inauguración de la muestra son amigos. Amigos de mi padre durante años, más o menos según la edad que tengan. Y, realmente, una de las cosas que más satisfacción me deja a mí, ahora, con el pasar del tiempo, es el saber que mi padre fue reconocido en su momento, con todo lo que eso implica.

- ¿Podría sintetizarse en que ese reconocimiento fue simultáneo a su existencia?

- O sea, no es que lo descubren post mortem, ni lo homenajean, sino que fue un hombre que, en todas las etapas de su vida, tuvo reconocimiento. Mayor, menor, atado a distintas vicisitudes, pero siempre fue un hombre al cual se lo respetó, se lo quiso y se lo reconoció. O sea, eso, para mí y para él, sobre todo, fue muy importante, muy emotivo. No tener que esperar a morirte para que te reconozcan.

- ¿Tu padre irradiaba un aura que era absorbido no solo por su entorno, sino también entre quienes no lo frecuentaban con habitualidad?

- Es que eso tiene que ver con la personalidad de mi padre, que siempre fue un hombre muy positivo y convencido de la vida y la condición humana. Y esto le era así aunque apareciera, a veces, en su peor expresión, tanto en la guerra o en el destrato de la naturaleza, por ejemplo, pero él siempre creía que esto se iba a poder superar. Y esa mirada optimista la plasmaba en sus cuadros. En el color, en la armonía, en todo lo que hacía que su pintura fuese siempre bienvenida.

- ¿Cómo definirías a José Bermúdez desde lo humano y más allá del artista?

- Y, como una buena persona, honesta y sobre todo, consecuente. Él tenía su idea, su ideología, su firmeza en algunos principios y la mantuvo no solo durante mucho tiempo sino también durante toda su vida.

- ¿Una persona que jamás renunció a sus principios, entonces?

- Sí… y eso era muy respetable, finalmente. Creo que muchas personas valoraban su consecuencia, aunque, por algún motivo, no acordaran con algunos de esos principios.

- ¿Él tenía en cuenta cómo se había convertido en una persona referencial para muchos círculos que se expresan a través del arte, o no?

- Y, es que otra de sus virtudes y de actitudes permanentes es que siempre fue un docente de alma. Él no desaprovechaba ninguna oportunidad de expresar y de explicar, a lo mejor, todo lo que hacía. Y además era generoso en cuanto a aportarle a los artistas más jóvenes, sobre todo a los que se acercaban -muchísima gente – a su taller.

- ¿Buscaban en él una guía, quizás?

- Le decían, por ejemplo: “Maestro, ¿le puedo mostrar mi obra? ¿Usted qué opina de esto” y en eso era incondicional y generoso a ultranza. Es decir, más allá de que lo tomaran o no, siempre volcaba su opinión y eso, creo, es aquello que lo hizo querible en muchísima gente e inolvidable para otros”.

- Deben haber pasado por tu vida infinidad de situaciones en el vínculo con tu padre, pero quizás estés en condiciones de acordarte de dos o tres muy específicas…

- Por ejemplo, en la época de la Dictadura, estuve exiliada y también estuve presa. Y él fue un pilar muy importante en mi sentimiento de sobrevivir. Y siempre me decía: “Hija, no te olvides, si uno no puede crecer para afuera porque estás encerrada, tenés que crecer para adentro”.

- ¡Qué tremenda definición! Y se nota que estás sensibilizada al citarlo. ¿Algo en especial que te gustaría comentar para ampliar tu visión acerca de tu padre?

- Y, así como armamos esta exposición junto con mi hermana, la idea y el título que le pusieron es muy precisa y fijate que es: “Cien años con José Bermúdez”. Y es tal cual, no de otra manera. Es con él, porque está presente a través de sus obras y también a través de su legado y de libros donde están sus pensamientos…

- ¿De qué manera se completaría esta descripción de quién ha sido, es y será el maestro José Bermúdez?

- Pienso en algo que rescaté de uno de sus libros, que decía “si mis manos llegan a otras manos, si mi calor se percibe, si comprendemos, vale el intento; gracias”. Creo que eso sintetiza su vida. Siempre lo iba a intentar, lo iba a trabajar, y aunque el panorama fuera de lo más negro y desagradable, él siempre creía que valía la pena seguir peleando.

 

Edición periodística y Producción: Fabián Galdi.

 

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