Por Sergio Levinsky. Especial para Jornada
Hoy los tiempos cambiaron y no sólo Liga de Quito ya ganó una Copa Libertadores e Independiente del Valle se impuso en la Sudamericana, sino que es habitual ver a la selección en los Mundiales y más de una vez, avanzando a los octavos de final. En el pasado torneo de Qatar estuvo muy cerca de conseguirlo -dirigida por Gustavo Alfaro- pero no pudo mantener el empate de la última fecha ante Senegal, que le daba el pase a los mano a mano finales.
En su derrotero hacia el Mundial 2026, la selección argentina deberá jugar otros ocho partidos como local, pero pocos, muy pocos, tendrán la dificultad que el conjunto albiceleste campeón del mundo tuvo el jueves por la noche en un estadio Monumental repleto, porque no muchos rivales manejan tan bien los tiempos, se para con tanta firmeza atrás, y cuenta con un delantero del oficio de Enner Valencia, de gran torneo en Qatar y de gran presente, al punto de que resultó fundamental en su equipo, el Inter de Porto Alegre -que dirige el argentino Eduardo Coudet- para arribar hasta las semifinales de la Copa Libertadores y mantener aún la esperanza de ganarla.
La selección argentina debió chocar contra una especie de muro de cinco defensores y cuatro volantes con mucho oficio, espigados, de buen tranco y aceptable técnica, pero al margen de eso, y salvo los primeros quince minutos en los que salió con todo empujada por el fervoroso público que aún conserva la felicidad del título conseguido hace nueve meses en territorio asiático, no pudo lograr ese rendimiento que tanto convenció.
Los motivos son varios. El primero, como se ha apuntado, es que enfrente hay un rival que juega también, y no es cualquier equipo sino uno de los mejores cuatro (Argentina incluida) del continente. Pero también hay causas propias. Una, es que ese rendimiento del Mundial obedeció a una dinámica de muchos días de concentración que ahora fue imposible mantener por el calendario. También, el regreso de Nicolás González, en el lugar de Ángel Di María (seguramente reservado para el partido del martes en la altura de La Paz), y la titularidad de Lautaro Martínez -de gran presente en el Inter de Milán- en el lugar de Julián Álvarez.
El ex Racing sigue enrachado con la Selección luego de aquel malogrado debut mundialista ante Arabia Saudita, cuando el VAE le anuló goles milimétricos y quedó tocado. Contra Ecuador pivoteó bien, abrió juego a las puntas, debió moverse entre un vallado de defensores, y en la única gran oportunidad que tuvo, cuando se anticipó a su marca, la pelota dio en el palo en vez de entrar, como si el genial Woody Allen se hubiera empeñado en reescribir el guion de su magnífica película “Match Point”.
En el caso de González, que jugó como volante derecho tras ganarse una vez más su lugar a fuerza de carácter tras haber quedado afuera del Mundial en la última semana, pero luego siguió a gran nivel en la Fiorentina, se nota que falta acoplarse y no tuvo un gran rendimiento, pero puede ocupar distintas posiciones al tratarse de un jugador muy dúctil, aunque es claro que por izquierda rinde mejor.
A la Selección argentina le faltó cierta dinámica para superar un planteo defensivo tan ordenado por parte del entrenador catalán de Ecuador, Félix Sánchez Bas, y aunque Rodrigo De Paul trató de clarificar y abrir la cancha, ni Enzo Fernández (de no tan buen presente en el Chelsea) ni mucho menos Alexis Mac Allister (que es evidente que no está muy cómodo como “cinco” atrasado) pudieron acompañarlo y comenzaron las imprecisiones que determinaron un cierto silencio en el estadio entre los 15 y los 35 minutos, cuando otra vez el equipo argentino merodeó el arco rival y sobre la hora llegó el tiro en el palo de Lautaro.
Ya en el segundo tiempo, y con Di María en el campo, Argentina adelantó sus líneas y consiguió algo muy difícil que destacó muy bien Scaloni en la conferencia de prensa posterior y es un gran retroceso, cuando Ecuador conseguía defenderse, rechazar y tratar de insinuar algún contraataque, pero si hay un jugador que sobresalió fue, sin dudas, Cristian “Cuti” Romero, excelente en los mano a mano, con guapeza y firmeza, al punto de que ya se lo comienza a comparar con el gran “Mariscal” Roberto Alfredo Perfumo, notable defensor de los años sesenta y setenta y mundialista en Inglaterra 1966 y Alemania Federal 1974.
También es para destacar que el mecanismo de solidaridad de los jugadores se haya mantenido desde el Mundial, con un altísimo nivel de compromiso y especialmente en una noche en la que Lionel Messi no brillaba y aparecía muy poco, incluso con varios pases errados hasta que su gol de tiro libre terminó con cualquier crítica.
Finalmente, otra virtud es que Scaloni volvió a acertar con los cambios, si bien creemos que Leandro Paredes debió ingresar antes porque el equipo argentino necesitaba un “cinco” con más oficio para esa posición para poder vertebrar más al conjunto. Tal vez Guido Rodríguez es más para esa función, pero el ex Boca ya jugó varias veces allí y tiene más salida.
Ahora viene otro partido exigente en la altura de La Paz ante Bolivia, que tras caer por goleada ante Brasil se juega mucho de su boleto al próximo Mundial en sacar la mayor cantidad de puntos posibles como local, aprovechando la situación orográfica.
Tal vez Scaloni, entonces, cambie de sistema y además, habrá que esperar a saberse si juega o no Messi, nada menos, luego de que pareciera que tuvo alguna molestia en el final del partido y salió reemplazado. Pero de ese capítulo hablaremos cuando toque.
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