Por Roberto Suárez
Me ha tocado muchas veces estar frente a un micrófono, una cámara y tecleando como ahora en la computadora, para referirme a la noticia, que llega de pronto, siempre fría y cruel que nos anuncia la muerte de un amigo. Pero nunca pensé que cuando agonizaba el año, en las últimas horas del 2022, del año del tercer campeonato mundial de fútbol logrado por Argentina, podía avisarme que moría otro amigo de la vida, otro periodista, el Cacho Cortez, el más importante analista de fútbol en Mendoza de los últimos 50 años.
Y estamos de vuelta con el nacimiento del primer día del año nuevo, tecleando en la computadora, humedecida por las lágrimas y con el corazón dolido profundamente, para despedir al enorme periodista y amigo que fue Hugo Heriberto Cortez.
Escribo pesando que con los muertos a los que uno ha querido hay que pensar que la nota póstuma es la nota de la vida. Entendiendo que muchos colegas y en varias redacciones ronda hoy el silencio que el mundo virtual impone en las redacciones, alejadas de la batahola verbenera de las máquinas de escribir con las que Cacho Cortez hizo sus primeros pasos en la profesión, que lo llevó a dejar una impronta inolvidable entre quienes tuvieron el placer, siempre duro y severo, de compartir esta profesión fantástica.
Cacho, transitó el amplio espectro de categorías indescifrables de la profesión: fue cronista deportivo, jefe de redacción, columnista, editor, en los diarios Mendoza, Hoy y Uno. Y luego pasó a la radio convirtiéndose en líder de la opinión futbolística, para completar el circulo virtuoso fue protagonista fundamental en los noticieros centrales de Canal 9 y Canal 7.
Cortez entró por la puerta de entrada de la profesión, puerta siempre grande, que es la sección Deportes. Y se quedó para liderar en ese rubro, pero puedo afirmar que hubiese sobresalido igual en cualquier otro, porque era un periodista integro, ético, y fundamentalmente con gran cultura, un gran lector y un amante de la música y el cine.
La vida me dio el honor de haber compartido muchos años de labor juntos, allá por el año del primer titulo del mundo de Argentina 1978, y de permitirme ser su amigo, por más que no nos veíamos mucho siento que era un verdadero amigo, porque hacía del diálogo un instrumento fundamental, y sin abdicar jamás de sus propias ideas, sabía escuchar, sabía ponerse en el lugar del otro.
La labor profesional vino con la creación de él y Santos Humberto Giunta, de Producciones Cuatro, sumando a los relatos a otro maestro de la profesión, Jorge German Ruiz. Me tocaba a mí hacer las notas en vestuario y a veces la central informativa, fueron varios años de recorrer el país con los campeonatos nacionales, siguiendo a los equipos de Mendoza. Luego compartimos la conducción de Deporteve, en Canal 7. Y tuve el honor que me prologara mi primer libro Crónicas de Guantes.
Esta relación me permite decirles a los profesionales jóvenes que tienen en Cacho Cortez, un ejemplo a seguir. Quienes tuvimos el placer de compartir con él la profesión sabemos que fue un privilegio único e irrepetible. Tomen la posta que deja este gran periodista para que no equivoque su rumbo, la ética periodística resulta de la ambición del periodista a ser un profesional excelente. Es la obediencia del periodista a la naturaleza de su trabajo. Ese el mensaje que nos deja Cacho Cortez.
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