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Tapando el fracaso económico con Alberto

Crecen el hambre y la indigencia, mientras no baja la inflación. Apareció la “operación Fernández” para ocultar, pero la violencia de género es intolerable. Peleas en LLA por la visita a genocidas. Reaparece la protesta social.

Redacción
10/08/2024 23:47
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

  La pobreza llegó al 55%, casi 9 puntos más que la de diciembre. La indigencia es del 20%, más del doble de la que dejó el gobierno anterior (¡en sólo siete meses!). La producción en diversos rumbos ha bajado el 20 ó 30%, el consumo lo mismo. El poder adquisitivo cayó frontalmente. Siete de cada diez niños argentinos son pobres. Estamos mal y vamos peor.

  La inflación en la CABA fue del 5,1%, muy superior al 3 (o menos) que sueña Milei. Si bien el método de medida del INDEC es diferente y con él podría dar un poco menos, parece casi imposible que la inflación nacional esté por debajo de los 4 puntos. Algunos murmuran que la fuerza con que se instaló el dato fue un ardid de Jorge Macri en respuesta a las “gentilezas” del gobierno nacional, que al quitarle el subsidio para los colectivos, podría hacer subir el pasaje de menos de $300 a más de $1000 de un solo golpe, lo que para el alcalde capitalino sería desastroso.

  También las encuestas ratifican la caída mileísta: la luna de miel se acabó. Lo que anticipaban las encuestadoras más lejanas al gobierno, ahora lo ratifican casi todas: si bien la figura de Milei -también en baja- está mejor que la imagen del gobierno, esta última anda por los 40 puntos, o menos que eso. La paciencia se acaba, al final del túnel ya muchos no ven la luz sino el abismo. O no ven que el túnel tenga algún final.

  Hasta la “solución Trump” ha entrado en crisis. Por un lado, a pesar de que el atentado contra el empresario republicano le subió la popularidad, no contaban con que la senectud de Biden podía levantar las posibilidades de los demócratas. Sorpresivamente, Kamala Harris está por encima del ex presidente en varias compulsas.

  Peor aún, si gana Trump no es tan obvio que dará millones de dólares a Milei. Claver Carone, central en el préstamo anterior a Macri, insistió en que este último conocía personalmente al ex presidente de EE.UU.: Milei apenas se vio con él unos minutos. Macri balbucea idioma inglés, Milei no habla ese idioma. Macri ya defraudó con el resultado del préstamo, ¿para qué repetir la experiencia? De modo que dejó claro que no habría interés republicano en ayudar al gobierno argentino.

  Se deslizó que Carone fue echado de su puesto de jefe en el BID por una “relación impropia” con una secretaria -eso es públicamente conocido-, y que quien lo habría denunciado fue Francos, jefe de ministros de Milei, por entonces miembro internacional del gobierno de Alberto Fernández. Notoriamente, el funcionario cercano a Trump tiene razones para no simpatizar con la actual administración argentina.

La operación Alberto

  La violencia de género es impropia, brutal e inadmisible. Esto es claro, y hoy lo es gracias a las luchas del movimiento de mujeres, y luego a gobiernos sensibles a sus reclamos, como en Argentina han sido los peronistas. Por cierto que hay quienes han estado en favor de esas luchas en todos los sectores políticos, y también en todos hay quienes han estado en contra: pero las proporciones son muy diferentes en cada partido. En las derechas no abundan las Lospenatto, y dominan las posiciones anti-derechos.

  Por eso huele raro la indignación, real o supuesta, de airados periodistas por tv contra Alberto Fernández en una saga inacabable de fotos, videos y comentarios devastadores. Muchos de ellos, como los políticos de derecha y muy especialmente los de Milei, no están sólo contra las políticas de género: están contra los derechos allí concernidos. De modo que su indignación parece políticamente interesada.

  Lo de Alberto Fernández es desastroso. Si se ratifica que las fotos filtradas son auténticas y son por golpes que él haya propinado, es realmente brutal. Eso no está demostrado aún pero son muchos los indicios concurrentes, además de la decisiva palabra de Fabiola. Y no hay atenuantes para algo así.

  Los videos de mimos verbales con Tamara Pettinato, son bochornosos para ser expuestos públicamente. No se percibe en ellos delitos, pero sí es lamentable ver esas intimidades por tv, además vividas en la Casa Rosada o en Olivos.

  Hasta allí, un ex presidente que deberá responder pública y judicialmente por sus actos. Y que es inalienable en sus personales responsabilidades por ellos.

  Pero el vendaval televisivo nada explica (excepto una solitaria Nancy Pazos) de la enorme carga de preguntas que quedan sobre el proceso político de producción de toda la situación. Fabiola no había denunciado, y qué bien que lo haya hecho. Es lo mejor para cualquier mujer víctima de violencia de género.

  Pero…¿qué pasó para que decidiera denunciar? Hace mes y medio que Ercolini -de manera que es difícil juzgar desinteresada, dados sus antecedentes contra el peronismo- tomó datos de otra causa para comunicarse con ella y preguntarle si quería hacer denuncia. Entonces, ella dijo que no.

  ¿Qué ocurrió en el medio? Quizás nunca lo sabremos. Pero por la magnitud de lo que vemos, para la derecha político-mediático-judicial, esto no es una jugada menor.

  Las fotos y chats, si pertenecen a lo indagado en la causa Seguros como se dice, pudieron haber sido filtrados desde la oficina de Ercolini. Y si no ¿quién lo ha hecho? ¿Qué pasó con el ahora exabogado de Fabiola y Alberto, que dio declaraciones a Clarín, diario que lanzó una tapa sobre el tema antes de que hubiera denuncia?

  El juez Ercolini estaba enemistado con Fernández. Fue recusado y a pesar de ello se quedó con la causa Seguros. Ahora, “casualmente” le toca manejar esta nueva causa, que hasta en la tv oficialista decían que no podía conducirse en Comodoro Py. Un enemistado con el acusado, queda encargado de esta cuestión tan sensible.

  ¿Alguien puede creer el relato de que el video con Tamara fue descubierto por el niño que es hijo de Fabiola y Alberto? Es un cuento más infantil que ese niño. Eso o fue tomado del teléfono en el juzgado, u obtenido por espías -viejos amigos del espacio tribunalicio, lamentablemente- a partir del entorno de la ex primera dama.

  Nada de esto quita un gramo de las responsabilidades de Fernández en violencia de género, ni de los daños que esta pudiera haber producido.

  Pero para la derecha esto es una operación política, no un caso de violencia de género. Es ocasión para estar 24 horas diarias perorando contra las acciones del kirchnerismo, y aparte contra el feminismo y contra las políticas de derechos en general. Gracias a esas políticas y a las luchas que las impulsaron, Fabiola ha podido denunciar. No es desmantelando organismos sobre género que se mejora estas situaciones.

  Pero se aprovecha para hablar, por ejemplo, de Espinosa, cuyo caso no tiene condena firme, y donde la denunciante ha sido señalada como espía “plantada” en el municipio (robó miles de mensajes no públicos en la Matanza, en sus pocos días de estar empleada). Pero nada se dice de otros casos, ya que tan súbito interés hay en avanzar en asuntos de género desde el stablishment político y mediático. No hablan del diputado misionero Kiczka, de LLA, allanado por posible explotación sexual infantil. Ni de Atauche, el legislador nacional que llegó orinado y alcoholizado de una celebración -fue filmado-, acusado de contratar sicarios para matar a su esposa. No se habla de la extraña actuación del gobernador de Corrientes para cerrar el caso Loan, en lo que podría ser encubrimiento de una organización de trata. Y en las provincias, no faltan casos que parecen ser ignorados por los medios y la discusión pública. Está claro: este es un asunto de género, pero para el gobierno y sus aliados es un asunto político. Así, la balanza acusatoria va para un solo lado.

Ezeiza: la visita insostenible

  Sigue vigente la posibilidad de sancionar a los visitantes de los genocidas, que buscan devolver estos a sus casas. Sólo uno de ellos, tiene más de 300 casos de asesinatos, secuestros y torturas en su haber. Ya nadie discute que la visita no fue humanitaria, y que se iba especialmente a ver a los represores. La fotografía que Rial mostró no deja dudas: están todos allí, posando felizmente para la posteridad, legisladores y condenados en mezcla completamente inverosímil. Y luego el senador Abdala, sin paragolpes, lanzó la idea de “abrazar el indulto de Menem” (¿?), mostrando que el oficialismo maneja una intencionalidad definida.

  La mayoría de quienes asistieron guardan silencio. Dos legisladoras han hablado para excusarse: Bonacci y la mendocina Arrieta. La primera ha sido convincente: no está en la fotografía, no participó del café con facturas según parece. Arrieta no sólo está en la foto: está en el centro de la misma, y con un llamativo tapado de color.

  Sus excusas no parecen creíbles: que ella nació en 1993 y no conocía a Astiz -una canción inventada al respecto ha sido desopilante-, que “le da vergüenza la foto” (¿?), y hasta el aparecer fuera de toda credibilidad con un ejemplar del “Nunca más” en el Congreso. Es la figura más señalada por la visita, mientras Benedit, quien la impulsó y escribió luego una nota oprobiosa de apología de los condenados, calla y disimula. Ahora Arrieta propicia comprobar responsabilidades en Menem, Bullrich y otros miembros del gobierno, en busca de opacar las propias.

    La Argentina aún muestra capacidad moral para rechazar estas maniobras. La sanción social es fuerte, y la legislativa deberá esperar. Es que se cayó la sesión que impulsaban desde el PRO: se habla de una asociación táctica entre LLA (vía la diputada y periodista Pagano) con Martínez de UPP. Es que el peronismo es decisivo para sostener la acusación por la visita pero estaba jaqueado por el escándalo de Alberto, y prefirió patear hacia adelante la pelota.

Todavía cantar

Varias desilusiones tocaron esta semana para quienes hemos abrazado la idea de sociedades más igualitarias y libres. Una, quizá la más tenue, fue la de que UPP no diera la referida sesión en Diputados, donde se jugaba la condena de los asistentes a Ezeiza. Es cierto: el clima político era el peor con el ruido de la denuncia contra el ex presidente. Pero muchos hubiéramos elegido confrontar la situación, pues la cuestión de los genocidas -algunos liberados en los hechos vía prisión domiciliaria- es decisiva como símbolo de la democracia y de la no impunidad.

  Otra, fue el bochornoso comportamiento de un presidente que fue elegido en nombre del bloque popular de los argentinos. Al margen del rechazo que muchos peronistas hayan tenido de sus políticas -nadie dirá que el kirchnerismo coincidía con Alberto o que lo apoyaba- lo cierto es que lo ocurrido es una especie de hipérbole de la vergüenza y el espanto. En nombre de los valores e ideales de muchos llegó al gobierno un hombre que hoy parece una triste caricatura de lo que se creyó votar.

  Y el caso más fuerte fue el del asesinato de Susana Montoya. No está confirmado, pero parece que la esposa de un desaparecido brutalmente asesinado, fue ella ahora también asesinada pero no por los represores, sino por su propio hijo. Todo indicaría que las amenazas policiales eran fraguadas, escritas por ese vástago de la Sra. que formó parte de la organización Hijos.

  Por supuesto que un caso no mancha la enorme historia de esa organización, ni las luchas incesantes y a menudo heroicas de los organismos de derechos humanos. Pero es enormemente triste y desesperanzador lo ocurrido (si bien, por vía paradojal, libera de la idea de que la represión se estuviera diseminando hacia los familiares de las víctimas de la dictadura).

  La filosofía ofrece mecanismos para pensarse en estos casos. Quizás Ernst Bloch, de aquellos que vieron de cerca el nazismo, venga a cuento con su “esperar contra toda esperanza”. Saber que hay horizontes detrás del desastre, del dolor y la devastación: siempre se reinicia y reabre la historia, y ningún mal dura cien años.

  El reinicio de las luchas sociales abona en este sentido. Los aceiteros han estado en paro, y se viene la huelga de docentes universitarios. Se prepara una nueva gran marcha universitaria para setiembre. Los pueblos no desaparecen ni se suicidan. Y el gobierno, en tenaza entre profundizar el ajuste para que sea eficaz y responder a la demanda social que ya no tolera más recortes, vive una disyuntiva entre malas opciones.

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