Por Roberto Follari, Especial para Jornada
El país esquizo. Por un lado el gobierno festeja haber adquirido las voluntades de algunos diputados ajenos para conseguir un pírrico “triunfo” por 85 votos contra 159. Vaya victoria. Ese fue el veto al presupuesto universitario, que serviría sólo hasta diciembre, una nada presupuestaria. El gobierno lo tomó como cuestión de honor: el sagrado Déficit Cero no se discute. Ya se había iniciado bajando la inversión en salud: sancionando al Hospital Garrahan por haber pagado un plus a los médicos (para que no emigren al extranjero o al sistema privado), y buscando cerrar el Psiquiátrico Laura Bonaparte. Esto último ha quedado confuso, pues el gobierno dijo haber hecho marcha atrás en un acuerdo con ATE, pero a la vez habría continuado con el traslado de los internos. Así, el gobierno festeja sus presuntos logros. Pichetto, en un inesperado rapto de poética lucidez, les preguntó si son una “empresa de destrucción masiva”, y espetó: “ganan, pero pierden”. Recordemos que Pichetto es lo de los que, cuando las ley bases, aburrieron por repetir que ellos “acompañaban” al gobierno, y que “le daban las herramientas” para hacer lo que hoy el mismo Pichetto considera un estropicio.
El gobierno festeja el resultado de la inflación (3,5%, según un índice que no todos asumen confiable), cuando la población ha dejado de comprar lo no indispensable, y hay un amplio sector de la población que ha agotado sus posibilidades de pago de tarifas y bienes. El descontento social crece, las autoridades celebran.
Macri se regocija de apoyar a Milei por enésima vez, mientras diluye lo poco que le queda de poder. El discurso incomprensible de Lospenatto mostró al desnudo las contradicciones de un decadente PRO, junto con el peregrino documento donde se decía poco menos que “todo lo actual es un desastre, pero vamos a apoyarlo”. Lospenatto: amamos a la universidad, por eso votamos en su contra. El reino del papelón, de la confusión, de la esquizoidea.
En el radicalismo no se tomaron en serio romper la voluntad de Campero y los otros tres diputados tránsfugas que votan contra su partido. Resultado: estos siguieron operando como infiltrados de LLA dentro del bloque de diputados de la UCR. Nadie pone orden allí, pues Lousteau es un inteligente orador, pero para nada un dirigente con muñeca.
En el peronismo, Martínez logra sostener su bloque: más del 60% de los votos del total en favor de las universidades vinieron desde el peronismo. El comportamiento legislativo de UPP sigue siendo destacable, al margen de gobernadores asociados a Milei, como el inefable Jaldo -completamente entregado a LLA, a la cual le dio sus tres votos-, Jalil (un ausente de dos) o Passalaqcua y su “neutralidad”. Pero esto va más allá de lo legislativo.
Es a lo que refirió Cristina en un tweet. Los gobernadores se merecen la reprimenda. Cristina los vapulea en modo presidenta, pero ella hoy no preside el partido: es un liderazgo “de facto” que muchos reconocen, pero están lejos de ser todos. Y hay quienes sospechan que el gesto es más para la interna que para la política general, donde Máximo declaró orondo que “el veto es una facultad constitucional” y que había que dejar de quejarse (¡!!). Tan insólita venia hacia Milei mientras se fustigaba a Kiciloff, hace pensar que la preocupación, en vez de pasar principalmente por la articulación del peronismo contra el gobierno, podría pasar por juntar a un sector mayoritario del movimiento contra Axel y Quintela. Este último resiste y no se baja de la interna, quizás en espera de una negociación necesaria. Cristina tiene un peso propio bien ganado e indiscutible: se trata sólo de si deja espacio para otros actores del peronismo. Pero claro, todo esto le importa nada a la gran mayoría de los justicialistas y de los argentinos. Y de las argentinas, por supuesto.
A esto se suma el lenguaje esquizo del gobierno. Se jacta de haber hecho “el mayor ajuste de la historia mundial”, y cuando se le señalan los hechos concretos de ese ajuste (“no hay dinero para salud”, “se quitaron medicamentos gratis a jubilados”, “no se financia a las universidades”) niega rotundamente lo que es evidente. Discurso enloquecedor. Se desprestigia minuciosamente a las universidades con afirmaciones capciosas (“no se dejan auditar”, “hay vagos”, etc.), pero se declara que “apoyamos a nuestras universidades nacionales”. Con ese lenguaje bifronte se sale de apuros haciendo cabriolas tipo Adorni, pero no hay credibilidad a mediano plazo. Ni para el gobierno ni para la política en general, a la cual Milei se parece cada vez más.
Cómo crece la conflictividad
Karina va aprendiendo a hablar en público con alguna fluidez en los módicos actos de la LLA. Todos en sitios cerrados, para que no se note la pobreza del número. En La Plata, no se sabe si llegaban a mil. Antes, hubo en Santiago del Estero y en Santa Cruz (donde Menem, apellido no precisamente libertario, fue el principal orador). La organización del partido crece mientras se hunden progresivamente los restos del PRO, ese obediente furgón de cola del gobierno.
Mientras, ha crecido visiblemente la bronca social. El secretario de universidades del Ejecutivo, Alvarez, va a la Univ. de La Plata…¡¡en medio del conflicto por desfinanciamiento!! Previsiblemente, se lo recibe mal. Hay agresión en su contra, y no puede disertar.
Nadie puede justificar la violencia. No debe darse. Sí cabe advertir que tal violencia se liga también a la falta de escucha gubernamental a las demandas sociales (más de un millón de personas en la calle por la universidad, y se las ignora), hacia el Congreso (se gobierna por vetos y DNUs permanentes) y también a la barbarie discursiva de la presidencia, donde los demás son “zurdos de mierda”, “delincuentes”, “ladrones”, “degenerados fiscales”, “ratas”, y parecidos elogios.
Como cualquier estudiante de Psicología sabe, la violencia verbal es violencia sin más. Y lleva hacia la agresión física. Si queremos parar la creciente belicosidad social, acabemos con los insultos y los anatemas desde el púlpito presidencial.
El sonado caso del youtuber atacado en el acto por las universidades, llama la atención. La agresión fue fuerte, y no debe repetirse. Pero a la vez, la provocación por parte del youtuber fue evidente. No es un periodista: entró al Congreso por un espacio diferente a los periodistas. Y fue recibido de inmediato por Milei: lleva a pensar en acción previamente concertada (como se señaló por tv en A24). Más, porque en derredor del hombre que -quedó demostrado- es un militante abierto de LLA y comparte sus insultos y descontrol discursivo, estaban toda clase de policías. Los que aparecieron con inesperadas pecheras celestes, más otros infiltrados vestidos de civil (los han mostrado sobradamente por wassap) que ya han estado en protestas varias y se hacen pasar por manifestantes. Estos infiltrados incluían hasta a un producido como “delivery”, y contribuyeron a salvar al personaje de la furia de los asistentes.
Cuando fue Milei al día siguiente a saludar a los vendedores de empanadas donde se había refugiado el youtuber debió publicar sólo el video, sin audio: los espontáneos insultos que recibió fueron graneados, e hicieron imposible difundir dicho audio.
Menem fue recibido con una sinfonía de gritos e insultos al llegar al aeropuerto de Río Gallegos. Y los volvió a recibir con el caceroleo improvisado frente al acto del viernes en La Plata. Hay un rechazo social creciente, que alcanza rangos preocupantes de agresión.
Habrá que calmar las aguas. Pero eso no se logra con los piadosos llamados a la calma que los periodistas oficialistas promueven. Se logra con que el poder político sea capaz de elaborar las demandas sociales, y de darles cauce. Con la sociedad sin salida a sus necesidades, puede crecer indeseablemente la tensión.
Y no cabe el sambenito de que es “cuestión del kirchnerismo”: los manifestantes universitarios no eran mayoritariamente partidarios, a los que insultaron en la calle a Milei no los convocó nadie (eran obviamente casuales), los de La Plata eran pocos y notoriamente del barrio. Que no se minimicen los signos, y no se pretenda desecharlos por venir “de los zurdos”. Sectores de la sociedad expresan su hartazgo, y sería bueno atender el peso de sus demandas.
Un gobierno cuya única gestión es la económica, y en lo demás se limita a cerrar programas, clausurar oficinas y echar trabajadores tildándolos de ñoquis -además de privatizar todo lo que puede- es un gobierno sin efectiva gestión, que desecha y obtura el conjunto de las demandas sociales.
Universidades e inflación
Las universidades -de modo previsible- han entrado en ebullición tras el portazo legislativo dado por el gobierno y el macrismo. Por Mendoza, los tres diputados de LLA votaron a favor del veto: ello incluyó a la diputada Llano, docente en actividad dentro de la Univ. Nacional de Cuyo. Los que votaran de esa manera habían sido declarados/as “personas no gratas” por el Consejo Superior de la universidad, la misma mañana del día de la posterior votación en Diputados.
Estuvo tomado el rectorado de la Univ. Nacional de Cuyo, así como dependencias de otras veinte universidades del país. Se han interrumpido por el feriado, pero continuarán las medidas de fuerza a partir del día lunes. “Ganarán pero perderán”, dijimos que lo anticipó Pichetto. Y es que el gobierno ha conseguido erigir a un adversario tenaz y permanente en los universitarios de la Argentina: autoridades, docentes y sus gremios, no docentes y sus asociaciones, estudiantes y sus centros y organizaciones de base. Un frente que no siempre es monolítico, pero que es fuerte y masivo, diseminado por todo el territorio nacional.
Preocupante el espectáculo de los policías de civil, que se unen a los habituales Robocop de Bullrich provistos de cascos, escudos, bastones, viseras, motos, gases, camiones hidrantes y otros “argumentos de disuasión”. Pero además de pagar desde el Estado a cuerpos de seguridad que tienen asignadas otras funciones (¿qué hace la Policía Aeroportuaria en la represión? ¿qué tiene que ver la Prefectura con represión de la protesta? ¿y la Gendarmería?), hay que agregar la aparición de civiles con pecheras, ideales para mezclarse entre manifestantes y golpearlos en veredas o plazas, donde los Robocop tienen dificultad para moverse. Se requiere un tratamiento legislativo acerca de este enorme gasto y desorden represivo, que conlleva además falsos manifestantes que son policías infiltrados, como los que acompañaron sospechosamente al youtuber en su incursión supuestamente periodística. Ellos fueron parte del operativo encubierto que acompañaba al youtuber en su no muy espontánea caminata.
Mientras, el gobierno festeja que la inflación estuvo en 3,5% según el Indec. Sería la más baja en varios años. No significa que bajen los precios, por supuesto: significa que suben más lento. Es una buena noticia macroeconómica, pero conseguida al precio de una fenomenal recesión. Y de la baja del poder adquisitivo de la mayor parte de la población: jubilados, trabajadores no formalizados, desocupados y estatales. Sólo los empleados privados han mejorado levemente su situación: una minoría poco significativa.
El gobierno no consigue los dólarems. Ahora va a pedirle a China, ese país donde Milei “jamás” negociaría pues está lleno de comunistas, o donde -por sus ojos rasgados- “son todos iguales” (Mondino). Quizás consigan inversiones, pero difícilmente dinero fresco. Los chinos, con su paciencia milenaria, no devuelven denuestos. Pero no olvidan: de algún modo u otro, el gobierno argentino deberá pagar sus impertinencias e insultos lanzados al Gran Dragón de las añejas dinastías.
Irán al ataque
Israel continúa sus interminables bombardeos en Gaza y ahora en Líbano. Pero se paró sorprendentemente antes de hacer respuesta al ataque de Irán: algo ha cambiado desde que este país lanzó sus misiles hipersónicos hacia Israel.
Creímos que ese ataque era un fracaso, porque no hubo civiles muertos. Pero luego se reveló que los misiles fueron exitosos: golpearon objetivos militares y dañaron más de 20 aviones israelíes. Horadaron la famosa defensa aérea de Israel, y cayeron cerca de las instalaciones atómicas de ese país.
Fue un aviso contundente: se trató de misiles rusos, quedó claro que las armas usadas por los iraníes son más efectivas y actualizadas de lo esperado. Mientras, Irán hizo detonar en el desierto un ensayo atómico: a buenos entendedores…esta semana se reunió Putin con el presidente iraní, sellando una alianza que muestra que Irán no está solo.
Estados Unidos presionó esta vez. Tiene las elecciones pronto: un ataque israelí hundiría a Kamala Harris, que pregona acuerdos de paz en Medio Oriente y en Ucrania. Blinken, de origen judío, fue puesto fuera de las negociaciones.
El ministro de Defensa de Israel iba a viajar a EE.UU., y no lo hizo: lo impidió Netanyahu. Teme que se pongan de acuerdo contra su estrategia de aniquilamiento de sus vecinos. Hasta parece que el Mossad trabaja contra la estrategia ultrabelicista del presidente, que pone en riesgo a Israel en el mediano plazo, y a la paz mundial ahora mismo.
Se le ha dicho que no a Israel en cuanto a atacar a civiles iraníes. También en atacar zonas de reserva atómica de Irán, e incluso se ha desaconsejado golpear instalaciones petroleras que pondrían caos en la economía planetaria. Habrá que hacer operación breve, para destruir instalaciones exclusivamente militares.
Esto es lo que se le habría impuesto a Netanyahu: por ello la sorpresiva demora en su respuesta a la respuesta iraní. Irán supo limitarse, y no atacó civiles ni depósitos atómicos: pero mostró que puede hacerlo. Parece que, por una vez, la ultraderecha gobernante en Israel ha tomado nota.
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