Por Roberto Follari, Especial para Jornada
Se sigue bombardeando hospitales, con el argumento de que “allí hay gente de Hamas”: la haya o no, los civiles mueren a granel. El mundo mira para otra parte, Occidente disimula su apoyo a Estados Unidos y a Israel en consecuencia. Los derechos humanos atropellados parecen no importar. El alto al fuego, nos lo deben. Y además, en Argentina estamos en otra cosa.
Es que acá se vienen las elecciones finales. El escenario de paridad resulta inquietante, al menos en lo que indican las equívocas encuestas. Milei pasó por Mendoza: sobre la provincia no dijo nada, notoriamente la desconoce. Pero sí hubo entusiasmo juvenil y niños disfrazados de motosierras, esa metáfora no muy constructiva. Massa también había venido a Mendoza, y anunció un importante apoyo para los perjudicados por los incendios. En fin, nuestra provincia aporta un 4% del padrón nacional: si bien no es de los sitios más decisivos, está lejos de ser un territorio secundario.
Se dice que Milei ha insistido en tener papeles para apoyarse al hablar: piensa emular a Villarruel, su compañera de fórmula. Es que ella, en el debate con Rossi, no paró de leer: su arenga final fue retórica pura que le habían escrito, al igual que su conteo de pretendidos hechos negativos del peronismo. Incluso en uno de los segmentos en que hablaba Rossi, Villarruel leía ávidamente el celular: obvio que le estaban señalando qué debía decir.
Es llamativo que candidatos a presidencia y vicepresidencia de La Libertad Avanza deban precisar de machetes de apoyo, como alumnos de secundaria. Massa tiene una retórica no inflamada pero sí expresiva y ha mostrado solvencia frente al micrófono, incluso frente a periodistas adversos (el caso de Majul fue extremo en eso). A Milei, se dice que Macri le ha limitado las apariciones incluso con periodistas que lo apoyan: a canales de tv menos cercanos, no ha ido en ninguna ocasión.
No sabemos qué ocurra en un debate que es novedoso en sus formas y que puede dar lugar a situaciones inesperadas, como las interrupciones mutuas y el caminar fuera del espacio para atril. Pero es notorio que Massa aparece con mejores expectativas, lo cual se ha reconocido incluso en ambientes de clara oposición política, como La Nación+.
Hasta se ha conjeturado que Milei pudiera no presentarse, arguyendo alguna supuesta desventaja en las condiciones del debate. Sería una opción muy arriesgada, si bien no imposible ante las dificultades del encuentro con Massa. Claro que no ir se parece demasiado a huir de la situación y podría ser leído como una abdicación, incluso entre muchos partidarios del candidato motosierra.
Por cierto, Villarruel defendió a un conspicuo represor de la dictadura que tiene varias condenas a prisión perpetua, presentándolo como un supuesto perseguido político. Y mostró mucha apostura para atacar y agredir, pero ninguna capacidad para ofrecer propuestas: su habilidad termina en defender los represores y hablar mal del peronismo. Qué pueda hacer gobernando, es una total incógnita.
Por cierto, nadie deja de advertir el rol secreto que Macri sigue jugando, tras desbocarse durante esa semana en que anduvo por la tv como jefe de campaña de Milei. Ante el enojo que eso produjo en los de LLA, Macri ahora se calla pero manda desde las sombras. La interminable repetición de “cambio” y “juntos” en los spots e intervenciones del motosierra y de su vice, muestran el deslizamiento subrepticio desde LLA hacia JxC. A la hora de los planes económicos y de coordinar la supervisión de los votos, hay fuerte disputa entre ambos equipos: de un lado los históricos de LLA y del otro los advenedizos de JxC, esos que han perdido pero pretenden ganar
Otro problema es la “doble agenda”, claramente diferente, entre Milei y Villarruel: a él le interesa el libre mercado absoluto, la privatización económica total. Ahora lo disimula, pero su propuesta de salud y educación privadas está en cientos de videos que circulan. A ella le interesa reivindicar la dictadura y liberar a los condenados por sus crímenes. Son dos agendas muy diferentes, que en algún punto podrían converger pero tienen finalidades distintas y llevan a herramientas diversas. Si llegaran a gobernar, el triple comando junto a Macri resulta evidente, más cuando dos de esas tres patas carecen de experiencia política de importancia.
Massa ha logrado el apoyo de un sector mayoritario del radicalismo, así como de artistas e intelectuales de múltiples geografías. En la Argentina, hay incluso un importante sector antiperonista que se ha dispuesto a apoyarlo, preocupado por la extrema derecha que personifica Milei: allí están Baby Echecopar, Beatriz Sarlo o un inesperado Tennembaum. Este ha hecho una justificación clara de su posición. Alguien dijo, erróneamente, que “se ha apartado de su camino de en medio”: para nada es así. Precisamente por ser moderado, su rechazo es hacia una postura ideológica extrema, como la de Milei: el periodista no se ha movido de su posición, lo que se ha movido es el esquema político nacional.
Mientras, si hay debate este domingo, será más importante que en otras ocasiones para orientar la intención de voto. Y si no lo hay, paradojalmente también se dará la misma situación.-