La Municipalidad de la Ciudad de Mendoza realizó su primera emisión en el mercado con un resultado exitoso. Como se había anunciado, emitió Bonos Verdes por 500 millones de pesos que serán destinados a la instalación de módulos para la generación de energía fotovoltaica.
La Ciudad colocó un bono con el etiquetado Social, Verde y Sustentable (SVS) Badlar a 24 meses de plazo, con amortización íntegra al vencimiento con un cupón variable ajustado por Badlar más un margen adicional del 7%, por un total de 500 millones de pesos que fue el monto máximo autorizado para la emisión.
La calificación crediticia obtenida por parte de Fix SCR (afiliada a Fitch Ratings) es de BBB+(arg), delargo plazo, y de A2(arg), de corto plazo. La misma es otorgada en base a que cuenta con muy buena generación de márgenes operativos, adecuados niveles de liquidez, un muy bajo nivel de endeudamiento y buenos niveles de inversión pública.
Te puede interesar
La demanda estuvo impulsada por compañías de seguros, Fondos Comunes de Inversión y bancos. Banco Galicia, agente financiero del municipio, lideró la transacción como organizador y colocador exclusivo.
Estos 500 millones de pesos que se reunieron serán usados para la implementación del plan de transición energética de la Ciudad. Se instalarán módulos para la generación de energía fotovoltaica, con capacidad para generar hasta 10 kW, en lugares estratégicos del departamento, como espacios públicos y dependencias municipales.
Esto no solo permitirá la generación de energía, sino también la refuncionalización de los espacios. Los edificios municipales serán elegidos en función de la viabilidad técnica en términos de instalación de los equipamientos correspondientes, así como también, del perfil de consumo energético de cada dependencia.
¿Qué es la energía fotovoltaica?
La energía solar fotovoltaica es una fuente de energía que produce electricidad de origen renovable, obtenida directamente de la radiación solar mediante un dispositivo semiconductor denominado célula fotovoltaica, o bien mediante una deposición de metales sobre un sustrato denominada célula solar de película fina.
Este tipo de energía se usa principalmente para producir electricidad a gran escala a través de redes de distribución, aunque también permite alimentar innumerables aplicaciones y aparatos autónomos, así como abastecer refugios de montaña o viviendas aisladas de la red eléctrica. Debido a la creciente demanda de energías renovables, la fabricación de células solares e instalaciones fotovoltaicas ha avanzado considerablemente en los últimos años.
La energía fotovoltaica no emite ningún tipo de contaminación durante su funcionamiento, contribuyendo a evitar la emisión de gases de efecto invernadero Su principal inconveniente consiste en que su producción depende de la radiación solar, por lo que si la célula no se encuentra alineada perpendicularmente al Sol se pierde entre un 10-25 % de la energía incidente. Debido a ello, en las plantas de conexión a red, se ha popularizado el uso de seguidores solares para maximizar la producción de energía. La producción se ve afectada asimismo por las condiciones meteorológicas adversas, como la falta de sol, nubes o la suciedad que se deposita sobre los paneles. Esto implica que, para garantizar el suministro eléctrico, es necesario complementar esta energía con otras fuentes de energía gestionables como las centrales basadas en la quema de combustibles fósiles, la energía hidroeléctrica o la energía nuclear.