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Una brújula en el mediocampo, el dilema que Godoy Cruz aún debe resolver

Los vaivenes del frenético duelo ante Gremio le quitaron equilibrio a un equipo que aun busca su identidad. Más allá del desahogo por el empate al final, se detectan fallas en lo colectivo, pero que son factibles de corregir

 

24/04/2025 23:07
Una postal: un volante (Ábrego) avanza, pero necesita más compañía para asociarse y descargar.

Más allá del frenesí por una igualdad valiosa en lo numérico y con la continuidad de mantenerse en el primer puesto del Grupo D, lo cierto es que Godoy Cruz mostró una alternancia entre momentos positivos y otros negativos que, muy probablemente, sean el primer punto de análisis para el cuerpo técnico que conduce Esteban Solari.

El Tomba suplió con entereza anímica aquello que, en el planteo previo, seguramente se debe haber estudiado y entrenado para presentar ante el rival de más jerarquía que le tocó enfrentar en los tres partidos disputados por la fase de grupos en esta Copa Sudamericana.

El análisis del por qué no se logró el manejo de los tiempos en este duelo que se tornó de alta intensidad remite a que aún no pareciera estar ensamblado el equilibrio necesario en el mediocampo, sector clave como columna vertebral del conjunto.

Se advierte que hay momentos en los cuales el eventual adversario que se coloque enfrente va encontrando la manera de poblar la zona central para así terminar proyectando un trabajo de bloqueo sobre la salida tombina, más que nada porque la triangulación en corto es un magnífico recurso para la posesión del balón, pero con esto no basta para ejercer supremacía sobre el contrincante.

Es cierto que durante la gestión Oldrá pasaba lo contrario, con volantes que trabajaban el ida y vuelta de manera sincronizada, algo que hoy aún está en proceso de maduración con el modelo actual.

La tracción de volantes mixtos como Nicolás Fernandez y Gonzalo Ábrego había encontrado un justo punto medio de coordinación y Bruno Leyes obraba como la restante cara del triángulo.

Hoy día, en cambio, este sector asoma como discontinuo y permeable, con rivales que van encontrando grietas para romper líneas en faz ofensiva, pero también en recomposición urgente en modo defensivo.

Gremio, que está lejos de su mejor versión  en tiempos pasados, fue encontrando el modo de ir cortando circuitos de juego y se fue generando espacios para que el contrataque tuviera un generador, pero también posible receptores de una descarga por ambas alas.

La reacción emocional para levantar por dos veces el resultado fue un plus anímico que le dio confianza al conjunto, sumado a que los cambios buscaron agrupar gente tanto llegando al área como dentro de esta.

Ambos empates realzaron el espíritu y motivaron el apoyo desde la tribuna, inclusive hasta el cabezazo de Agustín Auzmendi que dio en el poste con el arquero vencido.

Pudo haberse ganado, es cierto, pero también se estuvo a punto de perder el invicto ante un antagonista que se sentía cómo transitando los espacios de la zona central del campo de juego para luego intensificar el ritmo y llegar hasta posiciones de definición.

Cabe esperar que el cuerpo técnico refuerce su trabajo táctico en el espacio medular de la formación, sobre todo porque la doble competencia entre copa internacional y torneo local puede acelerar el desgaste en lo físico.

Godoy Cruz está a tiempo de consolidarse en su columna vertebral y luego sacar conclusiones que le permita concretar objetivos.

Tiene con qué. 

 

 

 

 

 

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