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Qué le falta a la selección argentina en la Copa América

Mientras la selección argentina se entrena en el Arena Training Center, propiedad de los Nueva York Red Bulls, a cien kilómetros de Nueva Jersey, con miras al partido del martes ante Chile en el estadio “Met Life”, quedan muchos aspectos a analizar respecto de lo que fue el debut del equipo nacional, el pasado jueves, ante Canadá.

22/06/2024 23:34
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Por Sergio Levinsky, desde Nueva York

Por supuesto que no hay nada mejor que comenzar un importante torneo internacional con un triunfo. Eso es bueno para el estado de ánimo, y más aún en un torneo corto como es la Copa América, en la que un buen resultado deja a quien lo obtiene en las puertas de la clasificación a los cuartos de final.

Sin embargo, nuestra tarea no pasa por aplaudir cada éxito o criticar cada derrota, sino analizar en qué momento se encuentra el equipo nacional aún cuando todo parece, desde hace mucho tiempo, secreto de Estado y resulta muy complicado establecer un contacto real con los protagonistas.

Los entrenamientos, si son abiertos, muestran engañosos quince minutos que no indican nada, y tras los partidos, vemos desfilar a los jugadores casi sin hacer declaraciones, por lo que todo parece visto a la distancia, casi con catalejos, pero no es para quejarse. La “declaracionitis” tampoco nunca condujo a nada demasiado importante.

De lo primero que hay que reflexionar, y resulta tranquilizador, es que juegue bien, regular o mal, este equipo argentino parece mantener el fuego sagrado y es claro que será durísimo para cualquier rival porque cuenta con individualidades que pueden sacar provecho de cualquier situación o error rival, porque sigue teniendo al genio (Lionel Messi) aunque se vaya acercando a los 37 años y se va notando, y porque los títulos le dieron una seguridad en sí mismo única.

En otro tiempo, irse al descanso sin goles ante Canadá habría sido motivo de gran nerviosismo. No sucede lo mismo ahora, tras la Copa América, la Intercontinental y el Mundial ganados, pero hay determinados indicios que nos transmiten algunas dudas acerca de jugadores que no están en su mejor momento.

Por ejemplo, el equipo argentino parece bastante permeable por los costados. Ni Nahuel Molina, ni Marcos Acuña, dan sensación de seguridad en la marca y tampoco aportan tanto en la proyección.

La salida desde el fondo, si bien es clara entre Cristian Romero y Lisandro Martínez, se hace muy lenta en esa triangulación con Leandro Paredes. Se necesita allí un cambio de ritmo, algo que sí hubo en el Mundial y que ahora aparece más complicado, sumado a que tampoco Alexis Mac Allister tuvo la aceleración de Qatar, aunque haya participado del primer gol, convertido por Julián Álvarez.

Sí parece un acierto del entrenador Lionel Scaloni el haber dado ingreso a la titularidad a Martínez sobre Nicolás Otamendi, quien, de todos modos, ingresó en los últimos minutos para que el equipo se cerrara tácticamente, para que no tropezara en el debut. Esto ya lo había advertido en la previa Jesse Marsch, el inteligente entrenador de Canadá, cuando dijo que creía que la selección argentina habría aprendido la lección de lo ocurrido en el debut mundialista ante Arabia Saudita.

Scaloni, que para nosotros fue siempre conservador, pero capaz de sorprender con distintos sistemas tácticos, no tuvo empacho en colocar una línea de cinco defensores cuando llegó el gol de Julián Álvarez, aunque el equipo creó muchas situaciones de gol en el segundo tiempo, si bien desperdició la mayoría, en buena parte porque Lionel Messi no es ya el que era, si bien esto está lejos de ser una crítica sino una lectura de una realidad de un gran crack que, simplemente, es más veterano, y participa de una liga, como la Major League Soccer (MLS) mucho menos exigente.

El gol de Lautaro Martínez sobre el final otorga otra tranquilidad y es que si en un primer partido, con los movimientos todavía no del todo aceitados, ya los dos “nueves” comienzan marcando goles, eso genera una enorme tranquilidad.

La otra, es la actuación del arquero Emiliano “Dibu” Martínez, capaz de parar todo lo que le tiran, aunque sean jugadas aisladas. Lo que se puede denominar “arquero de equipo grande”.

Si se tierne en cuenta lo ocurrido en el otro partido del grupo A entre las selecciones de Chile y Perú, más que discreto, las chances de la selección argentina para pasar a cuartos son muy grandes y es más, el cuadro podría abrirse hasta la final del torneo.

Como deseo, nos gustaría más un equipo más abierto y ofensivo, capaz de jugadas como la que terminó al final en el gol de Lautaro Martínez. Confiamos en que, con el correr de los días, y más allá de tanto secretismo, vuelva a ocurrir, como en el Mundial pasado.

 

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