Con la generalizada sensación de que finalmente la construcción de Portezuelo del Viento se ha convertido en un imposible, el Gobierno provincial espera con ansias -pero sin demasiadas esperanzas- el laudo arbitral del presidente Alberto Fernández que podría empezar a definir el futuro de la mega represa.
Los constantes planteos de La Pampa, el cambio de postura del resto de las provincias que integran el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (Coirco) y las medidas dilaciones de la Casa Rosada obligaron a Rodolfo Suarez a un último intento contra la corriente.
El gobernador espera que el presidente considere que no son necesarios más estudios ambientales para habilitar una obra cuya licitación ya está en marcha, a la espera -justamente- de un ok final que permita la adjudicación al único oferente, un consorcio que integran la china Sinohydro Corporation pero también los mendocinos Ceosa, Impsa y Obras Andinas, reunidos en la UTE Malal-Hue.
Aún así, nada asegura que los pampeanos judicialicen una decisión favorable a Mendoza y lo que alguna vez fue presentado como "la obra del siglo" se vea envuelta en un litigio interminable que en los hechos cumpla el verdadero objetivo de sus detractores: la paralización. Y con ello, la inmovilización de los 1.023 millones de dólares que el Estado Nacional viene periódicamente depositando para su concreción.
En el escenario más optimista, en Casa de Gobierno creen que el dictamen que firmará Fernández será una suerte de fallo salomónico donde efectivamente se soliciten más estudios para la obra a fin de contentar a las provincias que se oponen, pero también que Mendoza quede habilitada para la concreción de otros proyectos hídricos como también se solicitó ante la multiplicidad de obstáculos. Con ello, y frente a una nueva postergación, aseguran en el Cuarto Piso que Suarez ya tiene tomada la decisión de desistir finalmente de Portezuelo y avanzar con otras alternativas.
Ese menú incluye obras como El Baqueano, pero también otras propuestas por Irrigación y distribuidas en toda la Provincia, con aval opositor del PJ y aprobado por el Consejo Económico, Ambiental y Social (CEAS). Por ende, un camino autónomo y menos conflictivo.
Conocedores de las entretelas de la Gobernación incluso especulan que el discurso del 1 de mayo en la Legislatura podría incluir algunos anuncios al respecto ya que tanto al gobernador como a su equipo le desvela -en un contexto de crisis y desempleo- el no poder disponer de esos fondos que actuarían como dinamizador de la obra pública, y por ende, de la economía provincial, tras la caída de la actividad que se agravó por la pandemia.
El Ejecutivo no parece dispuesto a perder más tiempo en una empresa que para esta gestión ha resultado demasiado cuesta arriba. Y por el contrario, busca transformarla en un símbolo más de la ya denunciada animadversión hacia Mendoza, pero por otro lado, en la posibilidad concreta de fondeo para otros proyectos menos ambiciosos pero no por ello menos necesarios en la previa del próximo año electoral.
Con las cartas casi todas sobre la mesa, pero principalmente con el conocimiento de los jugadores intervinientes, el optimismo no se impone en el Ejecutivo y de hecho, así lo han dejado trascender. Es por ello que sólo un milagro podría salvar a Portezuelo del Viento ya que la fe es el último refugio al que aferrarse cuando la esperanza es lo que se pierde.
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