Por Roberto Suárez, Especial para Jornada
Invitado por el grupo Clarín, asistí a la conferencia del sociólogo, ensayista y asesor político de origen italo-suizo, Giuliano da Empoli. El escritor dirige el think tank Volta en Milán e imparte clases en el Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po). El mago del Kremlin (Seix Barral, 2023), su primera novela, ha sido el fenómeno literario del año en Francia y se ha alzado con el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y el Premio Honoré de Balzac, además de ser finalista del Premio Goncourt y del Interallié, formar parte de la selección de otros prestigiosos galardones como el Renaudot y estar en curso de traducirse en treinta países. Ha trabajado en el sector editorial, y también como columnista y colaborador en diversos medios. Es también autor de “Los ingenieros del caos”.
Giulano, es una de las voces más escuchadas en análisis político y un intelectual de prestigio global porque logró describir con igual maestría fenómenos de enorme complejidad mediante el ensayo y la ficción.
La exposición de ayer fue brillante en un diálogo con tres periodistas donde abordo temas de sus dos obras.
Sobre el Mago del Kremlin afirmó: “Cuando escribes no ficción hay un límite. Se puede describir lo que se sabe, pero no se puede ir más allá. Yo quería meterme en la cabeza del personaje y la única manera de hacerlo realmente fue a través de la ficción. Escribí una ficción para acercarme a la realidad, no para alejarme”, afirmó el escritor, en una charla ofrecida a sala llena en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) del barrio porteño de Palermo.
Por lo que expreso en el contexto general podemos decir que sus libros nos explica el porqué del poder actual de Javier Milei y Santiago Caputo.
En ese marco detalló que: “La ira es algo que siempre ha estado ahí, forma parte de nuestras sociedades y crece en tiempos de crisis. Pero incluso cuando no hay ninguna crisis en particular, la ira está ahí y siempre ha sido explotada en la política. La tecnología tiene un impacto en la política. Lenin solía decir que el comunismo era ‘soviet más electricidad’. Y creo que la nueva política es ‘ira más algoritmo”.
Y dijo; “A las plataformas de internet no les importa lo que es verdad, lo que es fake, lo que está bien, lo que está mal, lo que es bueno, lo que es malo, todo eso le da igual. Lo único que les importa es el engagement. Cuánto interactúas, cuánto tiempo pasas en la plataforma, cuántos likes, cuántos retweets”, explicó Da Empoli y agregó: “El algoritmo en la política de ‘Los ingenieros del caos’ es simplemente aplicar este método básico a la política. Es el mismo principio: crear engagement, no se trata de coherencia, ni de verdadero o falso. Tiende a ir al extremo porque esto es lo que funciona mejor en el sistema de plataformas de Internet. Y crea consenso y atención yendo al extremo, no moviéndose hacia el centro”.
Por supuesto que en el auditorio había ansiedad por su pensamiento ante las actitudes de Milei, explicando que: “la forma de adquirir poder hoy es poner en discusión el fundamento de ese poder”, el establishment, la política o “la casta” que perjudica a “la gente”. O como dirían los militantes libertarios “la gente de bien”. Para el autor, a estos líderes extremos, líderes populistas o nacionalistas no se les debe juzgar porque “no podrán cumplir sus promesas en economía, en seguridad, en inmigración”, como tampoco es una buena idea creer que “por eso perderán el poder”.
“La primera promesa de este tipo de líder es la humillación de la casta. Es la humillación del establishment. Y mientras pueda mantener esa promesa, esta será una poderosa energía para mantenerse en el poder y eventualmente volver al poder si lo pierden, porque es la promesa número uno y está por encima de cualquier material o elemento concreto”, afirmó el autor y ex político, que aclaró que no estaba del todo seguro que ese planteo pueda aplicarse al caso de Argentina. “Aquí han tenido tantas crisis y la situación es tan difícil en algunos aspectos que puede ser que aquí sea un poco diferente”.
“Cuando tienes una declaración violenta como las que hace el presidente muy a menudo, hagas lo que hagas estás atrapado. Como medio de comunicación, si reaccionas con indignación diciendo ‘esto es inaceptable, esto es terrible, no debería estar diciendo esto y lo otro’, le estás ayudando -porque de eso se trata- estás amplificando su mensaje, que tal vez al principio sólo se limitaba a sus seguidores en X, hace que crezca”.
Sobre los insultos y los exabruptos del presidente argentino sostuvo: “Por otro lado, si lo ignoras, entonces lo estás normalizando, estás diciendo ‘está bien, así es como hablamos ahora’, o ‘podemos amenazar con violencia física, podemos hacer todo tipo de cosas, y el presidente puede hacerlo, es normal’”. “Puedo ser pesimista”, respondió el escritor, aunque resaltó que hubo ejemplos en Alemania, donde se enfrentaron a los partidos de extrema derecha con relativo éxito. “Se produjo una verdadera reflexión colectiva en los medios de comunicación sobre cómo hacer frente a esto. Fue interesante, pero la extrema derecha está creciendo mucho. No hay un antídoto fácil”.