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Es ahora: el domingo toda la gente a votar

Los últimos datos de otras provincias, consignan que alrededor del 30% de la gente no ha ido a votar en las respectivas elecciones locales. Se trata de una tendencia que puede ser entendida, pero ¿es la actitud correcta?

12/08/2023 12:33
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Por Lacho Meilán

En una nota publicada en este mismo espacio de Diario Jornada en junio pasado, dábamos cuenta de que más de medio millón de personas no había concurrido a las urnas para elegir candidatos en las PASO provinciales.

Los últimos datos de otras provincias, consignan que alrededor del 30% de la gente no ha ido a votar en las respectivas elecciones locales.

Se trata de una tendencia que puede ser entendida, pero ¿es la actitud correcta?

En una provincia con poco más de 2 millones de habitantes como Mendoza, de los cuales casi 1,5 millón está habilitado para ejercer su derecho a voto (exactamente 1.492.379, según el padrón publicado por la Cámara Electoral Nacional), esto es realmente preocupante.

No preocupa el hecho de que no voten. Tal vez su enojo con “la clase política”, o “la casta” o como quieran llamarle, es el motivo. Y es entendible.

Tampoco preocupa un presunto riesgo de la Democracia como sistema republicano de vida. Valga el ejemplo de aquel solitario intendente de Tecka, en Chubut, que era el único candidato y con casi 47% perdió frente al voto en blanco, que obtuvo 53,43%. Jorge Seitune, tal su nombre, hace 24 años que es jefe comunal allí, y lo seguirá siendo. Porque en Democracia se eligen personas. Y si la idea es cambiar, se hace de esa forma. Si no, siguen los mismos, por más que votemos en blanco o no votemos.

Tampoco es preocupante no ejercer un derecho legítimo. Quienes votan (salvo los chicos de entre 16 y 18 años, habilitados de forma optativa), son personas mayores de edad, en pleno uso de sus facultades de razonamiento y, por ende, responsables de sus actos.

No preocupa que no cumplan con su deber. Existen castigos listos para ser aplicados a quienes no acudan a votar. Y puede que las multas sean escasas, pero es cuestión de que algún Gobierno las haga valer, para que realmente afecten a los incumplidores.

Lo que realmente preocupa es que, quienes no votan, no se hacen cargo, miran para otro lado, creen que no son parte del problema y -sobre todo-, creen que no son parte de la solución.

Preocupa que no acudan a votar porque, si bien tenemos muchas oportunidades para quejarnos, son muy pocas las que tenemos para cambiar la historia. Y aquí estaríamos desaprovechando una.

Es ahora cuando se juegan nuestras quejas y nuestros reclamos. Es ahora cuando debemos hacer valer ese más del 70% de “hartazgo”, de “desazón” o simple “enojo”, que han mostrado las distintas mediciones que hemos publicado en Jornada.

Es ahora el momento en el que podemos definir quién será el que se encamine hacia la Presidencia, para que en octubre (o noviembre si la Democracia así lo quiere), se transforme en el responsable de parte del futuro anhelado.

Es ahora que debemos detenernos a pensar y a elegir a la persona que deberá trabajar para resolver los problemas bajo nuestra custodia cívica. Y no dejar que todo pase como si fuéramos simples invitados de paseo.

Si no votamos, dejamos en manos de cualquiera la decisión. Si no acudimos a elegir a quienes queremos que gobiernen, corremos el riesgo -el gran riesgo- de que en el futuro, quien asuma haga lo que quiera. Y hasta podrá llevarnos al precipicio con legítimo poder, porque lo dejamos. Porque no nos hicimos cargo cuando nos tocó.

Es cierto. Alguien podrá decir que su voto (nuestro voto) “no cuenta demasiado” habiendo más de 35 millones electores en todo el país. Pues sí. Sí vale. Cada uno. Y depende también de cada uno de nosotros hacerlo valer.

Es entendible el enojo de los escépticos, de los defraudados. También lo es el hecho de que muchos ya no quieran vivir en este país, “porque no tiene arreglo”.

Pero es menester entender que si aún estamos acá, debemos aprovechar estas pocas oportunidades para lograr que realmente todo cambie.

Y si aquel medio millón que en mayo no votó ahora sí lo hace, seguramente será un número que ayude a cambiar cosas. Y con más razón si vuelve a las urnas en septiembre a las generales provinciales y en octubre a las generales nacionales. Y en noviembre -si es necesario- al balotaje.

Hay que cumplir con todo el proceso y entender que lo que generemos, no tendrá soluciones inmediatas. Porque los cambios no se producen de inmediato. En este juego de la vida en Democracia debemos ser lo suficientemente pacientes y conscientes de que, si promovemos algo para cambiar, debemos acompañar el proceso para llegar al resultado esperado. Y si fallamos, debemos insistir. Es la vida misma.

Pero la oportunidad, es ahora.

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