Por Lacho Meilán
En la última columna de este espacio, que pretende contemplar la agenda de los temas “de la gente”, la semana pasada planteábamos que la Educación es una de las “deudas pendientes” del país.
Nobleza obliga, corresponde ahora remarcar la buena noticia que significó que Mendoza, entre otras provincias, sea una de las que más clases efectivas haya tenido en esta primera parte del año. Y que se haya cumplido en un 97,70% la planificación del ciclo lectivo para el primer “cuatrimestre” de 2023.
Así lo indica el informe elaborado por la Coalición por la Educación, una especie de consorcio de referentes políticos y sociales -varios padres también-, donde aparecen ex ministros nacionales del área, como Susana Decibe o Juan José Llach, y otros “locales”, como el ex director General de Escuelas mendocino, Jaime Correas o el ex rector del Colegio nacional de Buenos Aires, Gustavo Zorzoli, entre otros.
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Según ese informe, que empezó a confeccionarse hace apenas 3 meses y que se divulga en redes sociales, Mendoza es la provincia que más días de clases tuvo este año. Fueron en total 85 las jornadas lectivas en la provincia. Pero no llegó al 100% por las suspensiones que se dieron a raíz de la incidencia del viento Zonda, aunque cabe el aliciente de que esas suspensiones fueron “por zonas” y no totales.
La que sí logró el 100% de las metas planeadas fue San Luis, ya que sus estudiantes fueron los 82 días que las autoridades educativas de esa provincia habían planificado al iniciarse el actual ciclo lectivo. Santiago del Estero resultó segunda en el cumplimiento: ocupó 81 de los 82 días propuestos como meta, logrando 98,78%. Le siguió Catamarca, con 77 de 78 días y 97,72% de cumplimiento.
En las antípodas de estos logros, hay lugares donde ni siquiera se llegó a la mitad, como Santa Cruz, donde, de los 82 días planificados, sólo hubo clases apenas 27, es decir, apenas 32,93% de cumplimiento. En su cuenta de Twitter, Zorzoli calificó como un “desastre” a lo sucedido con las clases en la provincia que gobierna Alicia Kirchner.
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En Salta, en tanto, donde el objetivo era tener 87 días de clases para esta parte del año, sólo hubo 51 días efectivos (58,62% de cumplimiento). Y en La Rioja, también fueron 51 los días con clases, aunque con una meta de 80 días (63,75%).
En Santa Cruz, el escaso nivel de días efectivos de clases se debió principalmente a los paros docentes. Ha habido 48 jornadas de huelga docente en lo que va del año, lo que indudablemente ha entorpecido el normal dictado de clases.
No hace falta ser un gran analista para comprender que sin clases, no hay enseñanza posible. Y si bien pueden buscarse opciones para recuperar días o contenidos, resulta muy difícil imaginar que eso ocurra en un escenario con docentes más ausentes que presentes.
Contribución a la calidad
Muchos pueden atribuir el éxito de las clases mendocinas al famoso “ítem aula”, que desde 2016 funciona como una especie de cerrojo a las inasistencias docentes, sobre todo enmarcadas en protestas gremiales.
Seguramente algo de eso hay, aunque su irrupción llegó como un “incentivo” salarial para docentes que “frente al aula”. Cabe recordar que cuando se generó, el entonces gobernador Alfredo Cornejo, buscó claramente desactivar las protestas gremiales del SUTE- que año a año solían frustrar el inicio del ciclo lectivo con sus acciones para visibilizar sus reclamos salariales en plena época de paritarias.
Paradójicamente, en los días previos a las PASO provinciales del 11 de junio pasado, no pocos precandidatos despotricaron contra el ítem aula y la mayoría habló de, al menos, mejorarlo. Aunque nadie reveló alguna alternativa certera para cambiarlo o hacerlo más atractivo. “Si hubiera algo mejor, seguramente será bienvenido en los ámbitos gubernamentales”, arriesgó a decir a Jornada su promotor en la gestión de Cornejo, el ex director General de Escuelas, Jaime Correas.
De todos modos, tomar al ítem aula como la causa del éxito en el dictado de clases no parece ser la única respuesta.
En San Luis, provincia con una gestión muy diferente a la de los últimos años en Mendoza, justifican el logro de otra manera. “Este resultado se da porque aquí la educación es una política de Estado muy fuerte, donde se trabaja para que los salarios de nuestros trabajadores estén por encima de la inflación, se paguen los últimos días de cada mes, se puedan otorgar créditos”, señaló la ministra de Educación sanluiseña, María Eugenia Cantaloube, al diario puntano La República.
Según ese argumento, la alegría de los maestros sanluiseños es tal, que no tienen motivos para quejarse o, lógicamente, suspender gremialmente el dictado de clases.
Más allá de las justificaciones, la conclusión, es la misma. Que existan clases presenciales, diarias y sin interrupciones, contribuye a una educación de calidad. Y es el primer paso para que el país comience a cumplir con esa deuda aún pendiente que es “educar al soberano”.
Por eso, que Mendoza, San Luis y otras provincias tengan este nivel de clases efectivas, es una buena noticia. A no dudarlo.
Nota: El informe de la Coalición por la Educación se puede ver en detalle aquí: