Por Lacho Meilán
La semana pasada se dieron a conocer los resultados de las pruebas “Aprender” 2022, evaluación que se tomó en octubre del año pasado a casi 400 mil estudiantes en todo el país.
La primera y dura conclusión que se sacó fue que 8 de cada 10 estudiantes no alcanzan el nivel que se debería esperar en Matemáticas, lo que significó una caída de 11 puntos frente a la medición de 2019. En tanto en Lengua, el desempeño fue un tanto mejor, ya que poco más que 4 de cada 10 alumnos, son los que no logran un nivel “satisfactorio”.
Fue la primera medición “post pandemia” que se hizo. Y el Gobierno atribuyó los marcados descensos -sobre todo en Matemáticas- a aquella hecatombe mundial y la falta de asistencia a las aulas. En este punto cabe recordar que muchas fueron las voces que se alzaron pidiendo volver a la presencialidad, mientras el Gobierno de Alberto Fernández demoraba ese regreso.
Sin dudas, el tema de la educación en nuestro país es una deuda pendiente. Y en tiempo de elecciones, más allá de mejoras económicas lógicas y urgentes, no se puede menos que pedirle a los candidatos que, de una vez por todas, comiencen a mejorar el perfil educativo, involucrando, por cierto, a toda la ciudadanía, porque “el Estado somos todos”.
Es que los bajos niveles en los rendimientos educativos no son sólo actuales. Los datos, al menos en los últimos diez años, así lo demuestran (el formato de mediciones anteriores impide hacer comparaciones más antiguas).
Si bien en 2022 el 82,4% de los estudiantes quedó por debajo del nivel satisfactorio, en la última década, medida -entre 2013 y 2022- ese porcentaje (que suma los niveles “básico” y “por debajo del básico”), nunca dejó de ser preocupante. En ese período, no llegó a niveles satisfactorios, un promedio de 71,5% de los alumnos evaluados. En otras palabras, hace una década que sólo 3 de cada 10 alumnos, alcanzan un nivel “satisfactorio” o “avanzado” en Matemáticas.
En Lengua, el promedio de los niveles “básico” y “por debajo del básico” totalizó el 43% en los últimos diez años medidos. Es decir que más del 40% de los estudiantes argentinos, no logra un nivel “satisfactorio”. Dicho de otro modo, 4 de cada 10 alumnos o no saben leer adecuadamente o no comprenden con claridad lo que leen.
“Hay que educar al soberano” decía Sarmiento al promover su revolucionario plan de educación en el que involucraba al Estado. “A un pueblo educado no se lo engaña fácilmente”, marca un reconocido adagio.
Educar entonces es la mejor decisión que cualquier país puede tomar para garantizar futuro y grandeza del país, definida ésta no por ganar títulos de fútbol o juntar más gente en las calles, sino, por tener productividad genuina, economías saneadas, industrias fuertes y un adecuado posicionamiento global, entre varias cosas más.
Público versus privado
No pocas veces se escucha a padres o madres decir que prefieren enviar a su hijo/a “a la escuela privada, porque ahí aprenden más”. Pues bien, los resultados de la prueba Aprender terminan confirmando esa situación.
Entre los estudiantes secundarios del ámbito público, los niveles “básico” y “por debajo del básico” en Matemáticas alcanzaron en 2022 el 88,4% (casi 9 alumnos de cada 10), mientras que en el privado fue del 70,1% (7 de cada 10). Pero cuando se ve el promedio de la última década, se tiene que entre 2013 y 2022, en los colegios de enseñanza estatal, los rendimientos por debajo del “satisfactorio” fueron del 80,12%, y en los privados, del 55,72%.
En Lengua, los desempeños mejoran, pero las diferencias se mantienen. En el promedio de la última década, en las escuelas públicas el 51% no llegó al nivel “satisfactorio”, en tanto que en las privadas, sólo un 27,9% se ubicó en esta franja (niveles “básico” y “por debajo del básico”).
Días atrás, los rectores de las 70 universidades públicas de todo el país, ámbitos de educación superior adonde va a parar la mayoría de los estudiantes secundarios que deciden seguir una carrera, firmaron un documento para comprometer a los precandidatos a las PASO presidenciales, para que trabajen por mejorar la educación pública del país.
“La educación pública, creadora de la identidad nacional, nos iguala en derechos y oportunidades, nos forma como seres humanos y transforma nuestro entorno personal y social”, destacaron los rectores, razón por la cual pidieron que la Educación sea “una de las políticas de Estado, consolidada por los sucesivos gobiernos de turno”.
Un pedido atinado, claro. Pero que podría resultarle increíble a un prócer como Sarmiento, que hace 165 años pedía exactamente lo mismo. Y aquí estamos, con esta deuda todavía pendiente.
Nota 1: La evaluación Aprender se puede consultar aquí: https://www.argentina.gob.ar/noticias/se-conocieron-los-resultados-de-la-prueba-aprender-censal-2022-estudiantes-secundarios
Nota 2: Los niveles de rendimiento que plantea la evaluación Aprender son:
“Avanzado”
“Satisfactorio”
“Básico”
“Por debajo del básico”