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Algún día estaremos jugando un fulbito y Messi nos preguntará: "¿hay un lugarcito para mí?"

La pregunta es si nos imaginamos el día que la selección juegue sin él. No: nadie se lo imagina

18/10/2023 07:36
¿Cuándo dejará de sorprendernos?
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Somos contemporáneos de un hecho tan pero tan extraordinario que ya ni siquiera nos sorprende que quien lo produce lo haga de modo tan natural que pareciera propio de la activación de un piloto automático.

Recopilemos imágenes visuales, auditivas y sensoriales de casi una semana atrás: estadio Monumental, cerca del final, tiro libre a centímetros del área grande y, al momento de la sanción del árbitro, el rugido de la multitud se asemejó al de un grito de gol en la agonía de un partido, cuando ni siquiera el eximio protagonista de la acción había acomodado la pelota para ejecutar el lanzamiento.

Ergo: la sanción de un tiro libre se festejó como si el gol ya se hubiese producido.

Cinco días después, en Lima, cerca del mediodía de este pasado martes llegó la confirmación de Lionel Scaloni acerca de que la condición física del capitán del seleccionado argentino permitía que el cada vez más crack estuviese disponible como titular.

Revolución on line en todos los medios de comunicación y no solo argentinos, sino en todo el mundo: juega Messi fue la noticia …y se desató una conmoción en el anuncio de este hecho imprescindible.

¿Cómo será una Selección sin Lionel Messi? ¿Se lo imaginan? Llegará el momento, pero ¿quién puede estar preparado desde el punto de vista emotivo y con su psiquis predispuesta a aceptar lo que sabemos que será irremediable?

Tenemos en claro de que, irreversiblemente, se acerca el final de una era en la que podemos sentir orgullo de pertenecer: la del Messismo sin límite de contención alguna. Y, si a esto le sumamos que también hemos vivido la era Maradoneana, el privilegio de haber nacido en la Argentina no nos lo quita nadie.

Leo, tal como si fuera una ecuación sencilla de resolver, enmudeció el Estadio Nacional de la capital peruana con dos apariciones en modo fantasmagórico y que, con sendos remates de primera, definieron el duelo frente al seleccionado incaico en la primera mitad del encuentro.

Como si fuera el Rey Midas de la pelota, todo lo que toca Messi lo convierte en fútbol premium y sin punto final a la vista.

Quizás, dentro de cuatro o cinco años, pase manejando y vea un partidito entre amateurs de cualquier edad. Cabe imaginárselo: balizas, freno, estacionamiento en una maniobra junto al cordón, motor apagado y el bolsito a mano con las ropas de gala siempre preparadas: una camiseta, el pantaloncito corto, un par de medias y las zapatillas de ocasión.

“Hey, sí…a ustedes les digo: ¿hay un lugar para mí en este fulbito?”

¿Y cómo decirle que no?

 

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