Por Roberto Suárez
Venía el equipo de Scaloni con serios antecedente, rompiendo la racha de años y consiguiendo la Copa América, en una final inolvidable en el Maracaná venciendo a Brasil. Además, clasificados con comodidad y jugando muy bien en las eliminatorias, y con 36 partidos sin conocer la derrota, cerca de alcanzar el recórd de Italia.
Pero llegó la sorpresa mundial, ahí nomás, en el debut, la humilde, futbolísticamente hablando, representación de Arabia Saudita corto la racha ganando por 2 a 1, y creando el caos nacional, un bajón tremendo, inesperado.
Como será de importante el triunfo para los árabes, que se decreto asueto al otro día en ese país y su líder, el Príncipe de Arabia, Mohammed bin Salman Al Saud, le regaló a cada uno de los futbolistas un auto Rolls Royce Phantom, tasado en más de 1.300.000 de dólares cada uno, en reconocimiento por la hazaña conseguida ante la albiceleste.
El martes pasado ocurrió lo inesperado tras un comienzo promisorio. Lionel Messi había puesto a la albiceleste en ventaja, de tiro penal. Luego vinieron tres tantos anulados por posición adelantada antes de que el equipo saudí empatara y luego remontara con un gol de antología a cargo de al-Dawsari.
Fue un batacazo inesperado, de repente, cuando parecía dominado el partido, en una secuencia de fallos, de malas decisiones, Argentina entró en una zozobra de la que salió malparado, empatado por Saleh Alshehri, con un tiro cruzado en el 48, y doblegado por el 1-2 de Salem Aldawsari, en el 53, con una parábola que no alcanzó la estirada de Emiliano Martínez.
Ahí el equipo se cayó, futbolísticamente, mentalmente y espiritualmente. No tuvo la actitud para sacar fuerza de flaquezas, ingenio y voluntad para revertir un resultado que llevo a la incertidumbre de hoy.
Y hoy comienza otro mundial para Argentina. Inicia una serie de finales. Debe ganarle a Mexico y luego ir a otra final con Polonia el miércoles próximo, que hubiese sido mejor que empatara y no ganar como lo hizo con Arabia Saudí.
Esta tarde contra Mexico tendrá que manejar la presión de saber que una derrota sería un impacto descomunal, tal vez el golpe más duro en toda la historia albiceleste en Mundiales. Con la duda de cómo está Messi?. Desde adentro del grupo aseguran que se encuentra bien. Sin embargo, lo real es que arrastra dos molestias desde hace tiempo y que aquí no le desaparecieron. Todo en la pierna izquierda, una sobrecarga muscular en el gemelo (en el sóleo) y una inflamación en el tobillo derecho. Pero se dice esta recuperado y las grandes figuras como él, deben en estos casos ser más grandes que nunca, como lo fue Diego en Italia 90.
Entendemos, que no todo está perdido, la selección se puede recuperar y alentar una esperanza mayor, como al principio. Se ha sentido el porrazo del debut, y debe ir por la reacción, recuperación, y el triunfo. Están las condiciónes dadas. Scaloni está confiado y se anima a hacer cambios fundamentales.
Llego la hora de la verdad. Será la reacción y la renovación de la ilusión. O será una frustración histórica. No hay mañana, no hay grises.
Ser o no ser, esa es la cuestión” (en inglés, to be, or not to be, that is the question) es la primera frase del soliloquio o monólogo del personaje Hamlet de la obra de teatro Hamlet, príncipe de Dinamarca, escrita alrededor del año 1603 por el dramaturgo inglés William Shakespeare (1564-1616).
Esta frase representa la pregunta esencial de la experiencia humana, atribulada frente a las tensiones que se producen entre la voluntad y la realidad.Es una síntesis de los procesos mentales de indecisión y duda.
Hoy la selección nacional, sin dudar, debe ser…