Por Sergio Levinsky, desde Doha
Tanto se habló de este partido inaugural, tantas cosas se dijeron en cuanto a la posible paridad de los equipos., al punto que los propios directores técnicos, Félix Sánchez Bas y Gustavo Alfaro, intercambiaron flores sosteniendo que el candidato era el otro, pero a la hora de la verdad, todo se desmoronó demasiado pronto.
Ya a los tres minutos, apenas tres minutos de comenzar el partido, y el Mundial, ya Enner Valencia había marcado, de cabeza, el primer gol ecuatoriano, muy gritado, por cierto, pero ya allí, y cuando los jugadores qataríes estaban a punto de sacar del medio, el árbitro italiano Daniele Orsato fue llamado por el VAR, que le indicó que por aplicación de la detección semiautomática (una novedad tecnológica), se detectó que una pierna del delantero Michael Estrada estaba apenas en fuera de juego, lo que en todo caso fue de percepción muy fina.
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Sin embargo, el equipo sudamericano no se amilanó y más, al notar los nervios y los errores defensivos de Qatar como en el gol anulado, cuando el arquero local, Saad Al Sheeb, calculó mal el pique en el momento previo a la definición. Efectivamente, fue el mismo jugador el que cometió un claro penal apenas trece minutos más tarde, que ahora sí, convirtió Valencia, de manera exquisita y cuando a nuestro criterio, el infractor debió ser expulsado como último hombre.
Con la ventaja, Ecuador, siempre superior, se serenó, hizo correr la pelota con su última línea adelantada, y no fue casual entonces que llegara el segundo tanto, otra vez por parte del experimentado Valencia, para establecer una ventaja que ya se antojaba inalcanzable para los asiáticos, como terminó ocurriendo en un segundo tiempo ya sin mucho sentido y en el que Ecuador no sacó, quizá, una mayor diferencia de gol que podría haberle servido para pasar de grupoi en caso de un empate a puntos en la última fecha.
Tampoco pareció que Ecuador haya aprovechado del todo las facilidades que le dio un rival del que no sólo se esperaba más sino que hasta pareció mucho más abajo en rendimiento que el que pudimos ver en la Copa América de 2019, cuando participó invitado y pudo enfrentar a la selección argentina. De acuerdo a lo visto en el partido inaugural, cuesta creer que sea el actual campeón asiático y queda en deuda para los próximos dos partidos del grupo. Los sudamericanos se fueron con tres tarjetas amarillas (Moisés Caicedo, Piero Hincapié y Jhegson Méndez), y esto lo puede terminar pagando en partidos siguientes si alguno de los sancionados se pudiera quedar, por ejemplo, fuera de los octavos de final.
A la espera de lo que hagan mañana Senegal y Países Bajos para completar el grupo, Ecuador ha dado el primer paso para lo que podría ser una gran clasificación para los octavos de final, mientras en el estadio, toda vestida de amarillo, su tribuna gritaba, esperanzada, “sí, se puede”