Por Sergio Levinsky, desde Barcelona
Apenas siete futbolistas de esta lista tienen la experiencia de haber participado en mundiales anteriores (Franco Armani, Nicolás Otamendi, Nicolás Tagliafico, Marcos Acuña, Lionel Messi, Ángel Di María y Paulo Dybala) y entonces el resto, diecinueve jugadores, conocerá por primera vez lo que significa ser parte de un acontecimiento de esta naturaleza.
Sobre el final, Scaloni –un entrenador que, insistimos, es bastante conservador- prefirió convocar a jugadores que conoce mucho y que formaron, salvo Enzo Fernández, parte de su ciclo durante gran parte de los cuatro años, aunque se haya basado en informes médicos y no sepamos exactamente cómo se encuentran desde lo futbolístico.
Tal vez se haya podido ver un poco más a Exequiel Palacios en el Bayer Leverkusen, al que volvió luego de una larga lesión, pero no deja de sorprender que siendo más un volante de recuperación que de creatividad, haya ocupado el lugar del malogrado Giovani Lo Celso, que será una baja muy importante porque en muchas ocasiones asumía el rol de “Plan B” cuando Messi arrastraba marcas o bien, no jugaba por alguna razón. Tal vez esta sea otra muestra del conservadurismo del entrenador, no casualmente con algunas ideas parecidas a las de su maestro José Pekerman, con quien ganara un Mundial sub-20 como jugador en Malasia 1997 (y sus ex compañeros Pablo Aimar y Walter Samuel son algunos de sus asistentes).
De Juan Foyth sorprende, primero, su acelerada recuperación luego de sufrir una grave lesión que, todo indicaba, lo dejaría al margen del torneo, pero más llama la atención que Scaloni haya dejado en la línea defensiva a dos jugadores por puesto, es decir, ocho convocados, y que sin embargo haya agregado a ellos al marcador del Villarreal, no tanto por sus características, que por su polifuncionalidad (puede ser lateral o central) lo ayudan a ser tenido en cuenta, sino porque suena exagerado que el entrenador haya elegido nueve para la retaguardia cuando serán siete los volantes y siete los delanteros, sumados a los tres arqueros.
Poco se puede decir de los otros ocho defensores, porque como pocas veces, el panorama era claro. Distinto es el caso de los arqueros. Si Emiliano “Dibu” Martínez era una fija y es el titular indiscutido, y Franco Armani siempre tuvo el rol de primer suplente, no es menos cierto que algunos de sus últimos rendimientos generaron dudas y Agustín Rossi, de Boca Juniors, fue el mejor del pasado torneo local y de la temporada. Pero también en el caso del tercer convocado, Gerónimo Rulli, aparecen dudas no tanto en su calidad sino en que se trata de un guardavallas que no da garantías, con sobrados ejemplos de momentos determinantes en lo que pierde lucidez y eso puede ser catastrófico. Lo sufrió el Villarreal contra el Liverpool en la pasada Champions League. Juan Musso, quien compitió hasta el final por el puesto, se había recuperado de una lesión importante, y estaba atajando en gran nivel en Atalanta.
Entre los volantes, salvo la situación de Palacios ya mencionada, o el de Enzo Fernández, que llegó meteóricamente (aunque con justicia), en el resto de los casos también la situación era clara porque todos los que integran el plantel formaron parte del ciclo con bastante o mucha participación aunque queda para meditar la falta de un diez clásico, a la vieja usanza, capaz de manejar al equipo si bien Scaloni siempre prefirió tener jugadores de buen pie, como es el caso de Leandro Paredes, un “cinco” que en realidad comenzó su carrera de organizador del juego.
Y en el ataque, sorprendió, primero que todo, la apuesta por Dybala siendo que es un jugador que por ahora no ha podido demostrar en la selección argentina todos los atributos que se le conocieron en los equipos italianos o antes en Instituto de Córdoba, y tras una seria lesión en la Roma, que hasta derivó en que su entrenador José Mourinho lo descartara para Qatar 2022, fue llamativa su rápida recuperación y que Scaloni haya confiado más en él, pese a su falta de fútbol de este tiempo, que en Ángel Correa, que tuvo una gran regularidad en el Atlético Madrid y con buenos rendimientos.
En cambio, y aunque no puede decirse que se trata de una sorpresa, sí parece más extraña la ratificación de Joaquín Correa cuando en la misma Serie A italiana en la que juega descolló Giovani Simeone, cuyos altos rendimientos lo catapultaron desde el Hellas Verona hasta el Nápoli, líder del torneo. Indiscutidos Lautaro Martínez, Ángel Di María y Julián Álvarez, acaso las ausencias del atacante del Atlético Madrid y del hijo del entrenador del mismo equipo son, a priori, las que más puede llegar a lamentar el equipo nacional.
Uno de los grandes interrogantes que quedan es el de los estados físicos de muchos de los jugadores que componen el plantel, algo que ya pasó factura en torneos anteriores. Para Brasil 2014, la selección argentina invitaba a la esperanza tras una excelente clasificación sudamericana con grandes actuaciones de los llamados “Cuatro Fantásticos” (Messi, Gonzalo Higuaín, Di María y Sergio Agüero), pero durante el torneo fueron quedando algunos de estos jugadores en el camino y ya nada fue lo mismo.
Ahora, además de la lamentable salida de Lo Celso, habrá que ver cómo se encuentran Cristian Romero, Di María, Dybala, Foyth (que no vienen jugando en sus equipos para recuperarse a tiempo) y hasta Palacios (que jugó poco) y “Dibu” Martínez, que varias veces tuvo que ser atendido durante los partidos de la Premier League.
Tal vez hubiera sido mejor, además, contar con otro recurso ofensivo como es el de más extremos puros porque solo hay dos en este plantel: Di María y Nicolás González y en el resto de los casos, jugadores que ocupan las bandas o la puntas, pero no demasiados especialistas.
¿Tendrá que ver la composición de jugadores de cada línea con esa idea subyacente de que en la fase de grupos se puede jugar más ofensivo pero que para ganar un Mundial hay que ser más conservador desde los octavos?
Ya queda poco, demasiado poco tiempo, para sacarnos definitivamente las dudas.