Por Sergio Levinsky, desde Barcelona
Acaso fue una de las mejores noches para Simeone en los últimos tiempos y por varias razones: no es para nada habitual que su equipo marque seis goles, y menos ante un rival que, aunque esté en las puertas de un puesto entre los tres descendidos en este momento, tiene jugadores de mucha jerarquía en su plantel (entre ellos, tres campeones del mundo como Gonzalo Montiel, Marcos Acuña y Alejandro Gómez, aunque éste último no estuvo en Madrid, o el ex Barcelona y croata, Iván Rakitic, o el arquero de la selección marroquí, Yassmine Bounou), al mismo tiempo que pudo pasar al tercer lugar de la tabla de posiciones de la liga (lugar que históricamente, por presupuesto y por tradición, es el que les corresponde a los “Colchoneros”), desplazando a un muy buen equipo como la Real Sociedad de San Sebastián, y detrás del Barcelona y del Real Madrid, aunque lejos de ambos.
Pasaron apenas tres meses del desastre europeo del Atlético Madrid en esta temporada, cuando se quedó afuera de las competencias continentales al quedar último en su grupo de cuatro equipos en la Liga de Campeones de la UEFA, lo que ni siquiera le dio la chance de pasar a la Europa League, el segundo torneo (cosa que sí consiguieron el Sevilla o el Barcelona) y eso representó un agujero en el presupuesto y al mismo tiempo, una ascendente idea de que luego de once años, el ciclo de Simeone parecía llegar a su fin: un equipo desmotivado, que deambulaba por la cancha, al que no se le caía ninguna idea, con el esquema conservador de base, aunque ya con muchas mayores críticas porque la inversión en contrataciones no era como al inicio, sino que con mucho más dinero, producto de los premios por las buenas ubicaciones anteriores y la venta de derechos de TV, ahora la situación era mucho mejor que antes.
Eso significaba que también se acababan los tiempos de las excusas y las justificaciones: un plantel con jugadores como el propio Griezmann, Álvaro Morata, el portugués Joao Félix, el belga Yannick Ferreira Carrasco, el arquero esloveno Jan Oblak o el defensor uruguayo Josema Giménez no es cualquier plantel, sino uno que marca diferencias con casi todos los equipos de la liga.
Bastó, sin embargo, que el Atlético se quedara fuera de Europa demasiado temprano, en noviembre (antes del Mundial de Qatar) para que sonaran todas las alarmas: quedaba demasiada temporada hasta junio sólo para jugar la Liga y la Copa del Rey (de la que fue eliminado por el Real Madrid en polémico partido en el Santiago Bernabeu).
Y por si esto fuera poco, al abrirse el mercado de pases del invierno europeo explotó la mala relación que Simeone venía teniendo con una de las joyas del equipo, Joao Félix, que si no se marchó más que a préstamo al Chelsea fue porque el Atlético Madrid quiso preservarlo por si los malos resultados continuaban y era entonces el DT argentino el que debiera irse de su cargo, si bien la única forma sería su propia renuncia, porque nadie osaría abrirle la puerta de salida a semejante ídolo de la entidad (muchos siguen aspirando a que eso ocurra el 1 de julio que viene, cuando comience la temporada 2023/24).
Pero con tanto tiempo libre, con una sola competencia por delante desde hace un tiempo, la liga, Simeone fue levantando de a poco al plantel, haciendo trabajo de hormiga. Se consolidó en el cuarto lugar (lo que le permite clasificarse a la Liga de Campeones que viene), ahora ya pasó al tercero, sus jugadores tomaron confianza, llegó desde el Barcelona el tanque neerlandés Memphis Depay, que empezó a marcar goles, y Griezmann, agradecido por la chance de regresar luego de su corto y poco fructífero paso por el Barcelona, recuperó aquella calidad de tiempos anteriores, que ya demostró también en el último Mundial con la selección francesa, si bien ante el Sevilla redondeó uno de sus mejores partidos con la camiseta rojiblanca, además de convertirse en uno de los lugartenientes del DT.
No fue una noche cualquiera. No sólo el Atlético Madrid le marcó seis goles al Sevilla de Jorge Sampaoli, sino que Simeone cumplió 613 partidos sentado en el banco como DT del equipo, superando a un histórico como el fallecido Luis Aragonés (también ex DT de la selección española campeona de Europa en 2008), a quien justamente consultó en 1994 cuando era jugador del Sevilla (casualidades de la vida) y recibió una oferta del Atlético Madrid.
“¿Qué estás esperando para irte?”, le contestó con contundencia el autor del gol de tiro libre con el que Atlético Madrid le ganaba 1-0 al Bayern de Munich de Franz Beckenbauer, Gerd Müller y Sepp Maier en la final de la Copa de Campeones de Europa de 1974 en Bruselas, aunque los alemanes empataron en la última jugada.
Simeone no sólo se fue, sino que bajo la conducción de Radomir Antic fue parte del plantel del histórico doblete (campeón de Liga y Copa del Rey) de la temporada 1995/96.
De a poco, aquellos sectores que comenzaban a levantarse contra la continuidad de Simeone, hartos de un fútbol conservador y con cierta mecanización, van aceptando que el ciclo puede extenderse o, al menos, terminar cuando acabe el contrato, pero ya no por anticipado.
En la semana, se sintió reivindicado, y acaso homenajeado, cuando el Barcelona que dirige Xavi Hernández le arrancó un triunfo al Real Madrid en el Santiago Bernabeu, por la semifinal de la Copa del Rey con un gol en contra, que aprovechó a la perfección para luego mantenerse a la defensiva y bloquear los ataques locales, quedando apenas con un 35 por ciento de posesión de pelota, todo lo contrario al ADN azulgrana, pero el joven DT de este equipo sostuvo luego que fue una excepción y que sólo ocurrió por las circunstancias del partido.
El “Cholo” lo va consiguiendo otra vez, en base al trabajo y al tesón, aunque su estilo no guste a todos. La noche del 4 de marzo de 2023 no la olvidará fácilmente: fue la de su récord como DT y con un 6-1 que exime de mayores comentarios. Ya no sorprendería que en el estadio Metropolitano vuelva a escucharse el clásico “Ole, ole, ole, Cholo Simeone” que en los últimos tiempos estaba un poco desdibujado. Y no sería extraño, tampoco, que clasificado su equipo para una nueva Liga de Campeones, el argentino quiera ir por una nueva revancha europea.
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