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La FIFA ya ni siquiera disimula

La noticia pasó prácticamente desapercibida en los grandes medios latinoamericanos, pero es contundente: esta semana, el Consejo de la FIFA decidió que, a partir de 2025, los Mundiales sub-17 tanto masculinos como femeninos se disputen anualmente, en vez de cada dos años, algo que en la categoría de las selecciones absolutas también intentó, pero rebotó contra los poderes fácticos del fútbol europeo, al que inmediatamente después se plegó el sudamericano como oposición a la idea.

18/03/2024 15:54
Mundiales sub-17
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Por Sergio Levinsky, desde Barcelona

Pero la determinación del máximo organismo mundial del fútbol no termina allí, porque en la misma jornada, la FIFA decidió otorgarle la sede del Mundial masculino sub-17 y por cinco temporadas consecutivas, a Qatar, y por el mismo lapso, en el femenino, a Marruecos.

La explicación que se entrega en el sintético comunicado es que estas decisiones se han tomado “tras una convocatoria mundial de manifestaciones de interés para albergar ambas competiciones, centrada en aprovechar la infraestructura futbolística existente en aras de la eficiencia y la sostenibilidad de los torneos”.

Infantino Mundiales sub-17

Es decir que, por un lado, la FIFA reconoce que hay un enorme interés en muchos países por organizar mundiales juveniles y se supone que como entidad mundial debe velar por una rotación para que todos tengan su oportunidad, e incluso se supone que para eso es que hay un altísimo presupuesto de ayuda al desarrollo de la infraestructura futbolística en los que así lo necesitan.

Sin embargo, por otro lado, el máximo organismo del fútbol justifica que países como Qatar o Marruecos, que ya fueron sedes de todo tipo de torneos, desde Mundiales (el último, de 2022, fue justamente en tierras qataríes, y Marruecos compartirá con España y Portugal la sede del de 2030) hasta Copas Asia o Mundiales de Clubes, son los más indicados para ser desde Mundiales sub-17, y ¡Todos los años durante cinco años! Para que se pueda aprovechar sus infraestructuras en nombre de la “eficiencia” y la “sostenibilidad”.

Si se toma en cuenta que, por lo general, las ideas de cambios importantes se ponen en práctica primero en torneos juveniles, no sería de extrañar que en poco tiempo, Infantino sostenga que el experimento de disputar Mundiales sub-17 cada año “resultó un éxito” y querrá volver a la carga aplicando lo mismo para las selecciones mayores. Y por qué no pensar que lo mismo podría ocurrir con otorgar sedes mundialistas por cinco años consecutivos al mismo país.

La escandalosa concesión de tantos torneos seguidos a los mismos países va de la mano con otras extrañas medidas tomadas en los últimos tiempos, como el apuro por otorgar la sede del Mundial de selecciones absolutas de 2034 cuando sólo correspondía anunciar el de 2030 y no sólo eso, sino que insólitamente, la FIFA acortó el camino en más de un año (el Congreso Extraordinario estaba previsto para fines de 2025) para anunciar que en 2030 se jugará en Marruecos, Portugal y España, contentando a la candidatura de la Conmebol con un partido en Argentina, otro en Uruguay y otro en Paraguay, el primero de cada uno de los grupos en los que participen los seleccionados locales, que ni siquiera será el partido de la ceremonia inaugural (como mal intentaron hacer creer los dirigentes sudamericanos).

Qatar Mundiales sub-17

Con esta determinación, y la de la clasificación directa de estas tres selecciones sudamericanas, que se suman a las tres organizadoras del gran volumen del torneo, la FIFA elude por lo menos hasta 2038 las chances de que un país sudamericano sea organizador de un Mundial por lo que habrán pasado por lo menos veinticuatro años desde que se jugara el último gran torneo en el continente, en Brasil 2014.

Pero aquella decisión vino acompañada de otra tan escandalosa como la de estos últimos días con la seguidillas de Mundiales sub-17 para sus amigos de Qatar y Marruecos. La FIFA también decidió, sin que se entienda el apuro, otorgar el Mundial 2034 desde ahora, con la condición de que los países postulantes sólo fueran del continente asiático o del oceánico.

Se presentaron únicamente Australia (reciente organizadora del Mundial femenino en 2023) y Arabia Saudita (sede de los Mundiales de Clubes 2023 y 2024), y a los pocos días, el país oceánico se retiró, quedando en solitario, casualmente, Arabia Saudita, en lo que pareció una decisión a su medida. Los dirigentes australianos, que ahora pretenden la sede para la segunda edición del Mundial de Clubes en 2029, se dieron cuenta de que no era el momento de competir por el de mayores, y dieron, entonces, el paso al costado. Todos jugaron para el mismo lado, y todos van teniendo su recompensa su recompensa. Felicidades.

Cabe recordar también, ya que nos referimos al apuro por otorgar un segundo Mundial cuando falta una década para que llegue, que las autoridades anteriores de la FIFA, con el suizo Joseph Blatter a la cabeza, otorgaron en 2010 la sede del Mundial 2018 a Rusia, y la del Mundial 2022 a Qatar en el mismo día en la sede de Zurich.

Selección Argentina Sub 17

Con el tiempo, y ya fuera del poder, Blatter reconoció que le asaltaron las dudas de que fuera lo mejor que Qatar organizara el Mundial 2022, lo que significaba cambiar el calendario futbolístico del año por razones climáticas y que el máximo torneo se otorgara a un país sin tradición, que de todos modos recibió los votos de Argentina y Brasil, cuyas selecciones jugaron apenas meses más tarde un amistoso, por supuesto que en tierras qataríes, y por el que ambas federaciones cobraron una generosa suma por parte de los organizadores, equivalente casi al triple de su cachet.

Pero ni siquiera allí termina el tema en cuestión. En esta misma decisión tomada esta semana por el Consejo de la FIFA, se amplía a 48 los seleccionados participantes en el Mundial masculino sub-17 y a 24 el femenino, otra de las medidas que el actual presidente de la entidad, el ítalo-suizo Gianni Infantino, ya tomó con las selecciones absolutas.

Tras asumir como presidente de la FIFA en 1974, sumando los votos de los países periféricos después de una noche de gran generosidad en las habitaciones del hotel en el que se alojaron sus dirigentes, el belga-brasileño Joao Havelange sostuvo que “yo vendo un producto llamado fútbol” y también definió a la entidad máxima de este deporte como “una multinacional”.

Mundiales sub-17

Hoy, la FIFA ya no necesita disimular ni declamar lo que vende, sencillamente porque ya lo tiene todo vendido y si al asumir en 2016 Infantino dijo que venía a “limpiar la cara” de la entidad de Zurich, luego de los hechos de corrupción por el que muchos de sus dirigentes anteriores fueron procesados y condenados -involucrados, muchos de ellos, justamente en la votación por Qatar como sede del Mundial 2022-, está claro que años más tarde, lo que verdaderamente le importa son los negocios.

En sus últimos años de vida, el expresidente de la AFA y vicepresidente senior de la FIFA, Julio Grondona, le solía decir a este cronista, que tomando en cuenta “lo que viene” en cuanto a sus sucesores, “me van a extrañar, aunque hoy no lo crean, porque lo que viene es peor”. ¿Será así?

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