Por Roberto Suárez
El equipo mendocino llega en su mejor momento, jugando bien, con seguridad y solidez en todas sus líneas, con una gran actitud ganadora como lo demostró el domingo pasado en Tucumán dejando a San Martín en el camino.
Hoy los jugadores del Lobo deben mantener esa personalidad, respaldados en lo bien que vienen en este tramo decisivo y en pensar que llevan una camiseta que tiene historia, son 116 años que viene bien recordar.
El club tuvo su origen en el año 1890 con el nombre de “Club de Esgrima”, bajo la presidencia del Doctor Carlos Ponce. En 1893, llegó un grupo de socios con nuevas ideas y propuso incentivar la práctica de otros deportes priorizando los juegos de pelota razón por la cual el 4 de septiembre del mismo año realizaron una nueva Asamblea Constitutiva y le dieron un nuevo nombre a la institución pasándose a llamar “Club de Pelota”. A fines de ese año y principios de 1894 los dirigentes adquirieron un terreno que lo transformaron en una sede lujosa para la época, ubicada actualmente en calle Gutiérrez 261 de la ciudad capital.
En 1902, fueron creadas diversas secciones, entre ellas la “sección foot-ball” propuesta por el entonces vicepresidente Eduardo Tesaire. Para la práctica de dicho deporte fue necesario pedir al Gobierno mendocino la cesión de una parcela del Parque General San Martín, avalada por la ley provincial n° 400 de 1909, por lo que al club le fueron otorgadas cinco hectáreas. El 8 de octubre de ese año, la Comisión Directiva decidió llamar a Asamblea Extraordinaria y cambiar el nombre de la entidad por “Club Social de Gimnasia y Esgrima”.
Años más tarde, esta sección debió independizarse y formar un estatuto aparte ya que el sector adinerado no vio con buenos ojos al fútbol. Debido a esto, quedaron dos instituciones divididas en Mendoza y sin relación alguna, la primera con el nombre de “Club de Gimnasia y Esgrima” que se dedicó a promover disciplinas como la gimnasia aeróbica, las artes marciales, la esgrima, la gimnasia acuática, entre otras; mientras que la segunda se llamó “Club Atlético Gimnasia y Esgrima” y priorizó únicamente la práctica de fútbol siendo fundada por un grupo de jóvenes adherentes y socios cadetes el 30 de agosto de 1908, donde en dicha acta aparecen como fundadores los señores Pedro y Vicente Elorza, Máximo Sartori, Facundo y Salvador Civit, Facundo y Roberto Levalle Fernando Menéndez, Juan A. Moyano, César y Jorge Ortiz, R. Cass, Reinaldo Young, W. Hooden, F. G. Wood y el profesor Luciano Chabrié. A esta última, también se le unieron el desmembrado Club Unión y grupos mayoritarios del Club La Peña, del Club Mendoza y del Club Los Andes.
Esa la historia fundacional del Gimnasia de Roberto Irañeta, que fue convocado a la Selección Argentina que disputó el Mundial de Italia de 1934, pero también el Gimnasia de Vicente González aquel puntero izquierdo que, en el Torneo Sudamericano de 1921, actual Copa América, se había convertido en el primer futbolista mendocino citado a la representación nacional. El club que dio otros dos grandes en aquellas primeras épocas: Oscar Elorza y Bruno Rodolfi.
El Gimnasia del más grande ídolo del fútbol mendocino y uno de los más grandes futbolista de la historia del balompié nacional, el Víctor Legrotaglie.
El Gimnasia de tantas figuras: El Polaco Torres, el Bolita Sosa, el Negro Guayama, el Documento Ibañez, el negro Montes de Oca. Miguel Converti, Aceituno, Badia, Vicino, Fornari, el Pancita Videla, Olguín, y tantos otros.
Gimnasia que lanzó como figuras al firmamento nacional a los talentosos Roberto Rogel, Darío Felman y Juan Gilberto Funes.
El club del parque con los grandes buscadores de talentos como el “Mona” Alfredo García, Amador Arrieta y el “Negro” Silva.
“El Lobo del Parque”, “Los 33”, “Los Pitucos”. El eterno rival del otro club grande del parque, Independiente Rivadavia.
Gimnasia de las inolvidables actuaciones en los campeonatos nacionales, jugando de igual a igual con los más grandes del fútbol Argentino, goleando a Boca en la bombonera y a San Lorenzo en el viejo gasómetro.
El Gimnasia de los grandes dirigentes, como Salem Nazar, Samuel Kolton, Tito Guzzo, hoy Fernando Porretta, entre otros tantos que pasaron por las comisiones directivas.
El decano del fútbol, mendocino hoy con un presente importante, está a muy poco de ser el tercer equipo mendocino en jugar en la principal división de la AFA.
Los muchachos del lobo, deben dejar todo en el campo de juego, respaldandose en aquella historia grande, sobre todo recordando que el concierto debe empezar en el vestuario, como cuando el Víctor entraba con sus músicos amigos diciéndoles a los compañeros “vamos muchachos a bailar”, y los hermanos Rosales empezaban con su función. Sonando la canción que ya era un himno: “Hoooy, el Lobo está de fiestaaaa, lleeeegó el Víctor y su orquestaaaa.”