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Incendios y pobreza: un gobierno en aprietos

La pobreza subió más de 10 puntos con Milei, y no se cree en la baja de inflación. Incendios en Córdoba y abandono del Estado. Aislamiento argentino en la ONU. Aumento de la conflictividad social: Aerolíneas, universidades, transporte en la CABA, despidos. Lali Espósito subió la apuesta.

Redacción
28/09/2024 22:07
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

  La pobreza llegó a casi el 53% en la Argentina (52,9), según el INDEC. Un índice lapidario. Ha subido por encima de 10 puntos desde que subió este gobierno. Más de la mitad de los argentinos son pobres. Y, por cierto, nada hace pensar que esto vaya a mejorar en el futuro inmediato. El discurso presidencial en el Congreso garantiza más de lo mismo. Se seguirá por el camino del Dios Déficit Cero, caiga quien caiga y sufra quien sufra.

  La caída es brutal, más de un punto y medio por mes: entre 700 y 800 mil nuevos pobres cada 30 días. Un verdadero record, sólo superado en Argentina por los peores momentos posteriores a la crisis y estallido del año 2001.

  Lo que esto significa en sufrimiento, desesperación, angustia cotidiana, lo saben quienes más lo padecen. Lo saben principalmente los millones de damnificados directos. Para el resto de la población queda el riesgo de pasar a formar parte de los desocupados y empobrecidos y -en los casos de mayor seguridad económica- vivir el deterioro de la vida cotidiana y el aumento de la inseguridad y la violencia callejera.

  Mientras, la indigencia se duplicó, pasando de 9 a 18 puntos. Es decir: la pobreza extrema crece a velocidad aún mayor que la pobreza a secas, la cual ya se incrementa al galope.

  Y eso que los datos del Indec no se miden para perjudicar al gobierno. Pareciera más bien lo contrario: una encuesta mostró que de cada 5 argentinos, hay 4 que no creen que la inflación hoy sea menor que la de diciembre.

  Ciertamente, esto muestra que la población no entiende bien qué es la inflación. Pero también, deja claro que lo que importa no es el índice inflacionario. A la gente, por supuesto, lo que le importa es que el dinero le alcance cuando va a comprar. Ahora le alcanza menos cada día.

  La gente no le cree al índice de 4% de inflación que da Indec. Y es cierto que algo anda mal en esa medida: suben las tarifas el 300%, y la inflación…¿es sólo 4%? La población no lo cree. Algo del índice no expresa bien los aumentos efectivos. Tampoco es que los precios en el almacén o la verdulería se hayan quedado fijos, o que suban de modo apenas imperceptible.

  Pero no es eso lo principal. Lo que pasa es que siempre lo que ha importado es el poder adquisitivo, no la inflación. Los economistas, hablando sólo de esta última, han hecho que la población confunda los dos conceptos. Pero cuando quería ir contra la inflación, Doña Rosa quería ir contra la imposibilidad de comprar: con inflación más baja pero salarios semicongelados y jubilaciones laceradas, se está peor. Entonces, la gente dice: “es mentira que ha bajado la inflación, si yo puedo comprar menos que antes”. 

 

Credibilidad incendiada

  Han sido enormes los daños por los incendios -notoriamente intencionales- que se dieron en la zona de Capilla del Monte. Alrededor de 100.000 hectáreas que arrasaron con animales, viviendas, propiedades, paisajes naturales, arboledas. Todo aniquilado. La búsqueda de lucro para agricultura, minería, ganadería y/o negocios inmobiliarios, ha arrasado con lo elemental necesario a la vida de cientos de personas, llevándose sus casas, sus recuerdos, sus pertenencias, sus ilusiones.

  El Estado ausente se verificó de nuevo: presencia nacional leve y tardía, hubo que conseguir apoyo de las provincias cercanas. Pero…¿puede esperarse otra cosa de un gobierno que va a la ONU a hacer negación ciega del cambio climático? ¿qué puede aguardarse -como bien lo dijo Di Tullio en el Senado- de quienes creen que el cuidado del ambiente es un “invento comunista”?

 

 

  El presidente pasó por Córdoba con escasa fortuna. Vestido con un inverosímil saco de fajina militar, sin embargo no bajó en la zona cercana a los incendios, dejando varados a los bomberos que lo esperaban. Hubo decepción generalizada. ¿Llevó, al menos, alivio a los damnificados? ¿Hubo créditos blandos, entrega de materiales, algún apoyo económico, ropas, alimentos? No. No se ofreció nada, en este oprobio a que parece que nos acostumbramos según el cual el “arréglate como puedas” busca convertirse en nueva regla de la convivencia nacional.

  Hubo perlas adicionales en esta efímera y tardía visita a la zona de incendios. Una, el insólito regalo de un poncho nativo por parte de Llaryora a Milei. El gobernador que sacó chapa de duro con el actual presidente allá por diciembre, hoy es un grotesco apoyador de aquel que ni migajas se dignó ofrecerle en la emergencia. Lo otro, fue el re-twiteo presidencial a una fake-new semirridícula: los incendios…¡¡los habrían producido miembros de la Cámpora!! Sólo la degradación a que hemos llegado en los últimos meses en cuando a la palabra pública puede hacer que tamaño dislate ofensivo se pueda haber sostenido sin que hubiera escándalo mediático masivo y sin acción judicial de por medio.

 

Vamos contra Occidente porque estamos con Occidente

  El discurso de Milei en la ONU tuvo todo lo que podía esperarse. Admoniciones contra los diferentes países del capitalismo por sostener agendas surgidas -según su singular mirada- del socialismo: progreso, paz, mejora ambiental, solución para las migraciones, son todas cuestiones que debieran ser dejadas de lado para lanzarse a una batalla generalizada en la cultura contra las acechanzas del mal comunista. Ese que está casi extinguido en el planeta desde hace casi medio siglo, pero que hay que agitar como rival imaginario en la agenda política.

  Milei la emprendió contra la ONU en reunión de la ONU. Calificó al organismo como una especie de supragobierno con agenda socialista, lanzando un disparate realmente llamativo. Porque es cierto que la ONU está lejos de cumplir los cometidos para los cuales se conformó. Pero el problema es su falta de operatividad para imponer la paz, o para sancionar comportamientos gravosos de parte de ciertos gobiernos. De ninguna manera, en cambio, el  problema es que la ONU pudiera servir a agendas afiebradas que sólo existen en mentes sesgadas por el delirio ideológico. O que tenga inexistentes poderes de supragobierno.

 

 

 

  Argentina rechazó el Pacto del Futuro, así como todo lo relacionado con la Agenda 2030 de Naciones Unidas: una serie de propuestas de incierto cumplimiento, pero que fijan un horizonte deseable contra males que -como el cambio climático- se están haciendo endémicos.

  Nunca se ha visto (en la historia reciente) tamaña cantidad de sequías, incendios y -sobre todo- inundaciones en las más variadas latitudes del mundo. Cualquiera puede apreciarlo: la Argentina, desde su gobierno, muy enfática ha propalado que todo eso son inventos socialistas a los que hay que ser indiferentes o -mejor- contra cuya veracidad hay que luchar de manera denodada.

  Milei confunde popularidad con prestigio: cree que porque se habla mucho de sus excentricidades, se ha convertido en figura mundial. Su discurso en la ONU ratifica el poco eco de sus posturas votadas por escasísimos países, entre los cuales están varios de los que el mismo Milei aborrece, como es Irán.

  En tiempos en que la guerra aparece temiblemente cercana con los ataques de Israel en Líbano y la decisión de la OTAN de permitir misiles de largo alcance contra territorio ruso desde Ucrania, hubiera valido la pena que el discurso presidencial tuviera destinatarios mejor establecidos. Y por cierto que el acuerdo con Inglaterra sobre Malvinas -que Villarruel aprovechó para rechazar- muestra un gobierno débil frente a la agresión colonialista, que garantiza prebendas a los invasores a cambio de tenues concesiones a nuestras demandas.

 

Universidades, Aerolíneas: crece la inquietud social, el gobierno acelera

  Con Aerolíneas, el minuet se sigue bailando de a poco. El gobierno la puso entre las empresas a privatizar en la ley ómnibus: se la bajaron sus propios aliados.

  Ante los paros de los pilotos y auxiliares -no siempre un modo de conseguir apoyo social-, decidieron avanzar llevando la cuestión al Congreso. Lombardi tiene (no es sorpresa) un proyecto para privatizar la aerolínea. Entró el proyecto pero se estancó en comisiones, donde no ha alcanzado el número de firmas.

  Mientras, el DNU por el cual se declara la aeronavegación un servicio esencial (es decir: se impide que haya huelgas en ese rubro), fue declarado inconstitucional en primera instancia judicial. Milei no se arredra: habiendo sido ya el tema tratado antes en Diputados y estando ahora otra vez en tratamiento, insiste con su “gobierno por decreto” -no muy diferente a si se hubiera suspendido el Congreso- y lanza otro DNU más, ahora proponiendo la privatización. Es de esperar que haya un rechazo generalizado en las Cámaras de diputados y de senadores, dado que el DNU pretende decidir sobre lo que el Congreso ya ha tratado, y tiene nuevamente en debate.

 

 

 

 

  La idea de traer pilotos desde otros países para que operen cuando no lo hagan los locales por estar en paro, choca con varios obstáculos. Uno nada menor es la seguridad: vendrían a pilotear en rutas que desconocen. Otro, es que se paga aquí mucho menos que en otros sitios, de modo que venir momentáneamente y por poco dinero, no parece que pudiera interesar sino a aquellos que ganan poco en otras partes: los peores y menos calificados. No es buena noticia para pasajeros y usuarios.

  Con la universidad aún no se verifica el anunciado veto a la mejora de su financiamiento, que no resulta de costo importante para el erario público (el 90% del presupuesto es para salarios, y un profesor argentino gana la mitad que, por ej., uno de México). Igual y ante la enorme convocatoria que se espera para este 2 de octubre, el gobierno se apresuró a lanzar una serie de propuestas maximalistas que echan bastante leña al fuego: propuso arancelar los estudios de grado, además de eliminar el ingreso irrestricto y…¡¡mandar las universidades a las provincias, para que éstas se hagan cargo del financiamiento!! Esta última, una propuesta insólita, dado que las provincias no tienen recursos para esto, que la autonomía se vería seriamente dañada, y que la universalidad a que tiende el conocimiento se vería trasladada a los módicos estilos domésticos de las administraciones y patrones culturales provinciales.    

    Mientras, sigue la larga discusión de los propietarios de buses de la CABA con el gobierno nacional, que ha suspendido los subsidios que se han otorgado durante décadas (como se hace en casi todos los países, pues el transporte garantiza la llegada diaria a los puestos de trabajo). La suba del boleto que habría que hacer para mantener la ganancia sería mayúscula, y los propietarios se resisten a realizarla. De tal modo, han lanzado la idea de un paro patronal para comienzos de la semana entrante. De hacerse, sería un trastorno monumental para la población metropolitana.

  Mientras, se producirán paros de los sindicatos estatales, porque el gobierno ha dejado cesantes a miles de trabajadores -sin que se sepa aún exactamente el número-. Se los despide por un mensaje de e-mail, una modalidad no ajustada a cánones formales. Como se ve -pensando también en la movilización por la universidad-, estamos ante una semana donde el descontento social se hará notar.

 

 

Lali no se achica

  Lali Espósito fue atacada desde la presidencia con bastante ruido en su momento, por vía de acusaciones tan estruendosas como desencajadas: ciertamente ella no vive del estado, ni hizo allí su fama. Al margen de que nada tendría de problemático si así fuera: Soledad Pastorutti o Sergio Goycochea han trabajado muy dignamente en medios públicos, y nada hay para criticarles por ello.

  Los trolls hicieron entonces también lo suyo, y la cantante recibió toda clase de ataques. Lali demuestra ahora, con “Fanático”, que puede responder con altura a las agresiones, mientras no se arredra ni se esconde. Por el contrario, redobla la apuesta. El video que acompaña la canción, lleno de alusiones en muchos casos sutiles, no deja de lado a los Rolling Stones -referidos por el presidente en su momento-, y la letra se atreve a sugerir que quien lo ataca en realidad está encendido por su atracción corporal.

  No es poco, en tiempos en que hay que asistir al show nada sofisticado de Yuyito González acariciando un busto del presidente. La sociedad argentina muestra, a través de la valentía de Lali, que le quedan restos éticos y estéticos para confrontar la decidida ofensiva de la derecha.

  Ofensiva que buscará retomar fuerzas -ante la evidente caída en las encuestas- con el acto presidencial en parque Lezama. Tras disciplinar a Santiago Caputo, ahora se dice que El Jefe (Karina) quiere pone en su lugar a Espert, cuyas ínfulas de liderazgo han caído mal a la máxima autoridad del gobierno. Llamados telefónicos y otros medios de convocatoria, dejan claro que todo menos espontaneidad va a ser lo que reúna a quienes concurran al parque. Hay que ver si se retoma alguna mística por un gobierno cada vez más parecido al de cualquier político convencional, que poco pudo avanzar en el intento de acallar el índice de pobreza con una salida al balcón de la Rosada con…¡¡Susana Giménez!! La frivolidad al palo. Después se supo de la renuncia del ministro de Salud, lo que pasó desapercibido por la irrelevancia de su gestión.

  Mientras, en los sectores militantes de la Argentina del último medio siglo, se lamenta la muerte de Aníbal Jozami. Activo ya contra la dictadura de Onganía/Lanusse, aludido hasta en el mítico diario del Che, se ha ido con él un protagonista entrañable en la historia de las duras luchas sociales de nuestro país. Esas luchas que enarbolan memorias, y que -en su nombre- no cesan en la huella de su compromiso y sus tesones.

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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