Por Luis Martínez, Redacción Jornada
Cuenta la página del Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implantes) que los trasplantes se afianzaron hacia fines de la década de los ’70, gracias al descubrimiento de nuevas drogas inmunosupresoras. En este contexto, y con la progresiva demanda de trasplantes, el Estado argentino se vio ante la necesidad de regular la práctica. Por ello, en 1977 dictó la Ley 21.541 que dio nacimiento al Centro Único Coordinador de Ablación e Implante (CUCAI). El CUCAI, que comenzó a funcionar en 1978, surgió entonces como el organismo de procuración nacional a cargo de la normatización de la actividad.
En la actualidad el sistema de donación y trasplante cuenta con miles de profesionales capacitados, 148 equipos de trasplante de órganos habilitados y 33 Bancos de Tejidos. La conciencia sobre la importancia de la donación ha crecido y hoy más de 3 millones de personas han manifestado la decisión de donar sus órganos y tejidos y más de 230.000 se inscribieron como donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas.
Ley Justina: el cambio a una esperanza
Hace algunos años una ley produjo un profundo cambio en la materia. La normativa pateo el tablero y cambió la mirada sobre la donación de órganos y dispone que cualquier ciudadano puede ser donante lo que produjo un aumento récord en la cantidad de inscriptos en el INCUCAI.
El proyecto de ley se conoce como “Ley Justina” en homenaje a Justina Lo Cane, la chica de 12 años que falleció el 22 de noviembre de 2017 a la espera de un corazón. El 26 de julio de 2018 su nombre se convirtió en justicia para miles de personas que ahora podrán recibir una donación. La ley 27.447 dispone que “toda persona mayor de 18 años” es donante de órganos o tejidos salvo que haya dejado constancia expresa de lo contrario. Así las personas que deciden no donar sus órganos, estar inscriptos en un registro de no donantes.
Los polémicos dichos de Milei
Sin anestesia el diputado nacional de La Libertad Avanza Javier Milei dijo que, si "la venta de órganos" se dejara al libre mercado, los trasplantes "funcionarían muchísimo mejor”. En declaraciones radiales afirmó que la venta de órganos “es un mercado más”, al tiempo que cuestionó “por qué todo tiene que estar regulado por el Estado”.
“Mi primera propiedad es mi cuerpo. ¿Por qué no voy a poder disponer de mi cuerpo? ¿Acaso el Estado no dispone de mi cuerpo, cuando en realidad me roba más del 50% de lo que yo genero?, dijo el legislador.
Inmediatamente llegó la respuesta desde el Incucai cuyo titular Carlos Soriatti señaló "Estas propuestas exóticas, que ya se dieron hace un siglo, hoy son absurdas. Este tema atrasa un siglo, desde el debate bioético que desarrolló la historia del trasplante de órganos a comienzos del siglo XX", dijo.
"No hay ningún país del mundo donde los trasplantes sea un mercado como cualquier otro". Y aseguró que "el sistema de trasplantes de órganos en la Argentina funciona con una alta confianza por parte de la sociedad y una actitud solidaria muy positiva", remarcó. De hecho, aclaró que "cada día se realizan entre cinco y seis trasplantes" en el país. Por otro lado, el funcionario sostuvo que existe un andamiaje normativo que permite que los programas de ablación y trasplantes "tengan continuidad y crezcan".
Qué pasa en Mendoza
En el matinal de radio Jornada “Juntos de mañana” (FM 91.9) la titular del Incaimen (Instituto Coordinador de Ablación e Implante de Mendoza), Cecilia Quiroga nos contó “La Argentina está cada vez más cerca de lograr los objetivos a pesar de que nos cuesta un montón, pero cada vez somos más las personas que nos sumamos a esta temática. La sociedad está teniendo cada vez más cultura hacia la donación y yo creo que la ley 27447 que se conoce como ley Justina es una ley que permite concientizar porque aquel que no quiere donar tiene que leerla y hacer la manifestación negativa. Porque en un acto donde la muerte ya está instalada perder órganos y tejidos habiendo gente que los espera no está bueno. En Mendoza más de 390 personas y en Argentina más de 10 mil en lista de espera nos hace responsables tanto a nivel sanitario como a la sociedad de que éstas personas puedan tener la posibilidad de seguir viviendo o de mejorar su calidad de vida”, señaló.
Además, la profesional nos contó cuál es el panorama en la provincia “los trasplantes que mayor se realizan son los renales. En trasplantes cardíacos y hepáticos tenemos una lista de 37 personas y el trasplante de córnea se realiza diariamente y tenemos la buena suerte de que en Mendoza todos estos trasplantes se pueden realizar en el hospital Central y en el hospital Notti. Es decir, tenemos programas públicos en donde el paciente si no tiene cobertura social un programa del Incaimen se hace cargo de la intervención”, puntualizó.
La lista de espera en Mendoza es de 390 personas de las que 144 esperan córneas, 200 riñón, 30 hepáticos, 19 cardíacos y 3 reno páncreas que son trasplantes dobles.
Volver a vivir en primera persona
Hasta aquí testimonios de profesionales y algunos números de las estadísticas. Pero que siente y cómo vive el antes y el después un paciente trasplantado.
Oscar Gabriel Salinas, 60 años, trasplantado renal y mi amigo se prestó a contarnos su experiencia a modo de testimonio y como forma de ayudar a concientizar sobre la importancia de la donación de órganos. A los 43 años y tras una baja notoria del funcionamiento renal le diagnosticaron una insuficiencia renal crónica terminal grado 1 que lo obligó a someterse durante cinco años a dializarse. Demás está decir que el diagnóstico y el tratamiento cambiaron profundamente su vida y la de su entorno familiar.
“Fueron momentos muy duros que afrontar. Tres veces por semana durante cuatro horas me conectaban a la máquina para limpiar la sangre y la verdad que me dejaban muy mal tras cada sesión. Tenía que cuidarme mucho especialmente en el consumo de líquidos. Había días que no quería ir más. Mi estado de salud y mi cuerpo se fueron deteriorando. Te cambia la vida, te cambia el carácter, la vida da un vuelco total”, nos cuenta.
“A fines de 2010 ya estaba en una situación crítica y el 28 de diciembre llegó el momento del trasplante y siempre digo que esa es una nueva fecha de nacimiento para festejar”, afirmó.
Tras cuatro horas de Intervención pudo paulatinamente, volver a vivir, “luego del trasplante es volver a revivir. La vida cambia, recuperas el ánimo, lentamente recuperas el estado de salud, mejora el carácter. Volver a disfrutar de una vida prácticamente normal, no estar pensando en volver a diálisis, en definitiva, volver a vivir. La sigo peleando todos los días, pero con felicidad porque tengo vida”, dijo.
En vías de cumplir los 12 años del trasplante, celebró con su familia y amigos sus 60 años. Ni más ni menos que el resultado del procedimiento que cada vez crece más en el país más allá de que todavía persisten quienes no creen o se oponen.
Aquí el claro ejemplo de la sobrevida y cómo un paciente y su familia recuperó la vida tras el impacto de un diagnóstico negativo, algo que puede ocurrir cada vez más si muchos nos sumamos a la decisión de donar órganos, porque como dicen las campañas de concientización “Donar órganos salva vidas”.