Por Diego Barovero, especial para Jornada
Belgrano es una de las figuras más cautivantes de nuestra primera historia Patria. Paradójicamente en líneas generales y a nivel popular, se conoce poco de su vida personal, su preclaro pensamiento y su copiosa obra.Sus escritos, variados y ricos, dan cuenta de sus ideas, sus intereses, sus vínculos y sus tribulaciones a lo largo de una vida relativamente corta pero muy fructífera.
En cambio, se lo identifica y relaciona claramente con nuestra identidad como Nación desde el primer momento de la gesta revolucionaria.Puede ubicarse, a través de sus escritos, su idea y su modelo a partir de una rica experiencia en la Europa de la Ilustración y como aquellas proposiciones y modelos que abrevan en su inteligencia son el motor de su acción al regresar a estas tierras americanas en torno a problemas como la economía, la educación, la ciencia.
Toda su vida y trayectoria pública, cargadas de un profundo sentido social y político (porque fue precisamente un líder político de su época) estuvo signada por la convicción patriótica y americana que lo encontrará inmerso en el proceso de emancipación y organizacion en torno al nacimiento de un Nuevo Estado sobre bases de libertad, justicia y progreso.
Hombre de leyes y estudios, afrontará con convicción y valentía el mando militar y enfrentar a las tropas realistas que pretendían retrotraer la situación del antiguo Virreinato del Río de la Plata a una realidad pre revolucionaria que sería ya imposible sociológicamente y para él inaceptable. En esa noble causa de asegurar los principios libertarios e independentistas de estas tierras puso toda su inteligencia, su capacidad organizativa y su sacrificio personal en juego. La bandera que hizo confeccionar para alzar al tope de nuestros ejércitos y que le ocasionaría no pocos sinsabores, es testimonio elocuente del sentido que impuso a su plan.
La creación de la Bandera es un hecho auspicioso a pesar de los malentendidos que en su momento debió afrontar su creador. El hecho que la fecha tradicional del 20 de junio tenga la aureola revitalizadora de la promesa y la jura de la bandera le otorga a esta fiesta el brillo de una asociación muy estrecha con la escuela y los y las estudiantes porque evoca la significación que tuvo entonces contar con una bandera para arrostrar riesgos y mantener el espíritu y orgullo de lucha por la emancipación.
Apropiarnos del símbolo es hacerlo con el sentido de aquel jirón de paño que nacía aún titubeante, escamoteado, pero que nos identificaría por siempre es identificatorio del ideal político de la nueva nación. Generaciones de argentinos y argentinas seguiremos saludando al héroe creador (que hizo mucho más que solo crearla a lo largo de su corta pero fructífera vida) y seguirán reconociéndose como tales al amparo de aquella enseña que desde este momento asumen como portadores y escoltas.
Nuestro Libertador José de San Martín, bajo cuyo mando Belgrano terminó sirviendo luego de padecer vicisitudes y desgarros, supo juzgarlo con meridiana claridad: ``es lo mejor que tenemos en nuestra América''.
Las tristezas en torno a su solitario final, despojado de honores y privado de recursos y reconocimientos de los que era merecedor, son harto conocidas para desgranarlas aquí y exceden el objetivo de estas líneas.
Preferimos detenernos a señalar la sorprendente actualidad y vigencia de sus trabajos intelectuales que nos llegaron del fondo de la Historia Nacional.
Porque aún siendo grande y honroso el haber tenido la lucidez y mérito de la creación de nuestra Enseña Nacional, nos ha legado un ideario princípista y programático que aún es un plan estratégico para la nacionalidad.
Conservar la memoria del esfuerzo intelectual y material que su presencia decidida, conmovedora y desinteresada en el liderazgo primigenio de la idea de una nueva Nación es un hito de nuestra formación ciudadana.
__________________________________________________________________________________________________________________________________________
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.