Por Lacho Meilán
En las elecciones primarias del pasado domingo 30 de abril se percibió una clara disminución en la cantidad de gente que acudió a votar en los siete departamentos donde hubo elecciones.
Diario Jornada hizo una comparación entre las PASO de 2019 en estos siete departamentos y la de 2023 y se aprecia con claridad esa caída, lo que abre no pocos interrogantes: ¿hay apatía? ¿Hubo desinformación de las elecciones o hay desinterés por participar en una interna abierta de todos los partidos?
https://datosabiertos.mendoza.gov.ar/
https://resultados.mendoza.gov.ar/eleccion230430publico/
Los departamentos en los que se votó en primarias el domingo pasado, por haber desdoblado sus respectivas elecciones, fueron La Paz, Lavalle, Maipú, San Carlos, San Rafael, Santa Rosa y Tunuyán.
En 2019, sólo tres de esos departamentos tuvieron elecciones desdobladas: Lavalle, San Rafael y Tunuyán, cuyos electores votaron el 28 de abril de ese año. Los otros cuatro entraron en la votación del resto provincial (9 de junio de 2019).
Con datos de los sitios datosabiertos.mendoza.gov.ar y resultados.mendoza.gov.ar, es posible comparar y apreciar la clara disminución de la participación ciudadana a votar (porcentaje de votos emitidos sobre el total de gente habilitada para sufragar).
Pero esa baja se da también de manera absoluta en la cantidad de votos efectivamente emitidos, ya que este año, votó menos gente (numéricamente hablando) que en 2019, cuando el padrón era menor que el actual.
El caso más notable es el de San Rafael. En 2019, con un padrón de 149.110 personas, el porcentaje de participación alcanzó al 76,18% (113.601). En 2023, con un padrón mayor (154.589 personas habilitadas), sólo acudió a las urnas el 61,05%, es decir 94.384 votantes, mucha menos gente que cuatro años antes.
El otro lugar donde se notó de forma contundente la reducción de participantes fue Maipú. Allí, en 2019 estaban en condiciones de votar en las PASO 141.599 personas, y votaron 113.569, el 80,20% del total habilitado. Pero este año la participación cayó al 62,30%, ya que sólo votaron 95.905 maipucinos (de nuevo, mucha menos gente en números absolutos) sobre un padrón que también creció: 153.945 electores.
Otro departamento que mostró esta baja es Tunuyán. En 2019, con un padrón de 40.098 personas habilitadas, votaron 31.250, el 77,93%. El domingo pasado ese porcentaje cayó al 67,43%, ya que del total de 43.979, sólo efectivizaron su sufragio 29.789 tunuyaninos. Aquí hubo 1.410 personas menos que hace cuatro años.
En Lavalle, donde en 2019 podían votar 32.586 personas, la participación llegó al 77,55% (25.271 votantes). Sin embargo en 2023, con un padrón de 36.410 electores, la participación bajó al 65,33%, es decir, apenas 23.785.
Por su parte, San Carlos, en 2019, había 26.324 personas habilitadas para votar. Y lo hicieron 21.527, lo que significa 81,78% de participación. Este año, sobre un total de 28.891 empadronados, sólo votaron 20.910, un 72,38%, implicando una baja de casi 9 puntos y 1.400 personas menos que cuatro años atrás.
Santa Rosa también muestra una fuerte baja en la participación. En 2019, con 13.473 electores habilitados, votaron 11.094, o sea, el 82,34%. En 2023, con un padrón más grande (14. 710), sólo acudieron a las urnas 10.192 personas, el 69,29% del total. Eso significa una caída de 12 puntos en la participación y casi mil personas menos.
Finalmente La Paz, el departamento numéricamente más pequeño en cantidad de votantes, mostró una caída de 6 puntos en la participación de votos emitidos, ya que en 2019, de 8.642 votantes, sufragaron 7.287 (84,21%), y este año, de 9.432 paceños habilitados, lo hicieron 7.353 (77,96%).
Interrogantes
Tanto analistas como referentes políticos arriesgaron explicaciones sobre estos datos contundentes. “Fue un fin de semana largo, mucha gente se fue de paseo”, dijo la mayoría, a modo de justificación. “Hubo poca información”, denunciaron otras personalidades. “Es claro el desinterés de la gente”, se dijo mucho por ahí.
Está claro que la apatía puede ser una explicación certera, sobre todo en tiempos de alto enojo social con la clase política, a raíz de las sucesivas crisis.
Pero no es menos cierto que “en esta elección no se juega mucho”, al menos desde el punto de vista de la gente. Efectivamente, son elecciones internas de las fuerzas políticas, útiles para que se definan sólo candidatos que competirán en la general (en este caso, de septiembre próximo).
En tal sentido, es muy posible que suceda algo similar en las PASO provinciales (próximo 11 de junio) o en las PASO nacionales (el 13 agosto venidero).
Cabe entonces preguntarse si realizar este tipo de elecciones, que implican un alto gasto para los gobiernos que las organicen, pueden perder esa característica de obligatoriedad y transformarse en optativas para la gente. Es cierto, quizás disminuya mucho más aún la participación. Pero al menos se habrá dado respuesta a un reclamo social que -silenciosamente- se hace escuchar, tal como lo demuestran los números.