La presentación, días atrás, de “Para qué” el nuevo libro de Mauricio Macri ha vuelto a poner al ex presidente en el centro de la escena política, y con ello, a revitalizar la posibilidad de insistir en 2023 con una candidatura que amenaza reconfigurar todo el tablero electoral nacional.
Si bien no lo ha confirmado, pero tampoco negado, Macri viene intensificando su perfil público en las últimas semanas en armonía con el tenor de las críticas hacia el gobierno de Alberto Fernández, pero en general contra todo el kirchnerismo.
El líder del Pro, y una de las patas de Juntos por el Cambio (JXC) sabe que los desaciertos del Presidente y de Cristina Kirchner le dejan campo fértil para ir por una revancha que tal vez nunca llegue. O sí.
Todos los encuestadores registran para Macri una alta imagen negativa, pero en todos los casos, menor a la que tienen Alberto y Cristina; por lo que el ex mandatario supone que en un eventual mano a mano con ellos o sus representantes, puede ser competitivo a sólo cuatro años de no haber podido lograr su reelección.
Ese juego de intrigas además Macri lo acompaña con recorridas públicas (incluso en terrenos a priori hostiles como el conurbano bonaerense) y entrevistas televisivas que no hacen más que fomentar la sospecha. Todo indica que está preparando el terreno y esperando el momento. Aunque mientras eso no suceda, nada podrá afirmarse que no sea una especulación.
Sin embargo, de su definición están pendientes tanto el Gobierno como la oposición. En Casa Rosada, donde la disputa entre kirchneristas, albertistas y massistas pone en juego su propio gobierno, creen que la figura de Macri puede ayudar a galvanizar la frágil convivencia del Frente de Todos (FdT). Y con ello, incrementar sus chances electorales el año próximo. Nada menor.
En la oposición, un anuncio de esta contundencia impactaría de lleno en el atomizado abanico de candidaturas como las ya anotadas de Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y la de los radicales Gerardo Morales, Facundo Manes o el propio Alfredo Cornejo. En ese caso, ¿también competirían contra Macri? ¿Todos, algunos, ninguno?
Para más incertidumbre, esta semana volvió a sobrevolar la posibilidad de la eliminación de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), herramienta que la oposición estima como imprescindible para dirimir su interna y ordenar su propuesta. Pero con el kirchnerismo en el poder, todo puede cambiar sobre la marcha. También las reglas del juego.
Una posible decisión de Macri repercutiría incluso en Mendoza, si frente a tal circunstancia Cornejo desistiera del escenario nacional y entonces optara por el juego local, que a su vez, obligaría a postergar las aspiraciones de los que están anotados para ese turno dentro de Cambia Mendoza (CM): Tadeo García Zalazar, Ulpiano Suárez, Daniel Orozco, Luis Petri y Omar De Marchi.
Como se ve, Macri puede desatar un efecto Mariposa sobre el que estará meditando antes de decidir. Entre tanto, el “Para qué” supone un manual de instrucciones en el combate al populismo y evitar así cargos de conciencia o gradualismos en los que -admite ahora- perdió tiempo tras ganar en 2015.
Cree Macri que la sociedad aprendió y que esta especie de “segundo tiempo” que propone debe tener el shock que precisa un paciente en terapia intensiva, pero además intérpretes dispuestos a expresar “el cambio” o a no ser nada. Eso quiere para la coalición y busca quién represente esas ideas, aunque ello suponga nuevas y trabajosas internas. Más halcón que nunca, pregona una radicalización que nadie le pidió, ni su propio espacio, pero que ahora él parece no estar dispuesto a conceder en pos de reivindicarse.