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A Cornejo lo estudiarán en las escuelas y la Universidad

El gobernador electo de Mendoza entró en la historia por ocupar dos veces ese cargo, pero además, desde la Teoría Política, supo construir poder “desde abajo”, como pocos lo han hecho.

25/09/2023 08:31
Alfredo Cornejo durante un acto de campaña
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Por Lacho Meilán

Alfredo Cornejo se convirtió este domingo en el primer gobernador de la historia reciente en repetir ese cargo, luego de ocuparlo entre 2015 y 2019, y ahora, que lo estará desde este 2023 hasta 2027.

Se trata de un hecho que, al quedar en la historia, seguramente será estudiado en las escuelas mendocinas. Aunque también es uno de los pocos que pudieron lograr sentarse más de una vez en el sillón de San Martín desde la Ley Saenz Peña, sancionada en 1912 y puesta en práctica en 1914.

Pero la capacidad de Cornejo de construir poder real y lograr el liderazgo que lo ha llevado a repetir la gobernación, sin dudas puede ser material de estudio de Teoría y Práctica Política, en las facultades y carreras universitarias que aborden esa disciplina.

Es que el mandatario electo no es un improvisado en este tema. Si bien posee una capacidad innata para el arte de la política, no sólo se preparó académicamente para llegar a esta instancia, sino que ha sabido hilvanar hilos que le permitieron convertirse en el hombre fuerte de Mendoza, y en uno de los referentes más ponderados en el país, más allá de su pertenencia a la Unión Cívica Radical y, eventualmente, a la alianza Juntos por el Cambio.

En sus tiempos de juventud, a principios de los 80, cuando estudiaba la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública, en la Universidad Nacional de Cuyo, Cornejo ya se había convertido en referente nacional de la Franja Morada, agrupación política estudiantil radical.

En esos tiempos, se codeaba con popes de la política de entonces y del futuro, como el propio Raúl Alfonsín (entonces presidente del país) y un joven dirigente Fredy Storani, por nombrar sólo algunos.

Su capacidad de negociación, de forzar acuerdos y alianzas y sus ambiciones de poder, nunca fueron escondidas por Cornejo. Eso le valió sin dudas, enemigos políticos. Pero también, a no dudarlo, respeto de propios y adversarios, y crecimiento personal, profesional y, sobre todo, político.

El camino a la bi-gobernación


El 13 de diciembre de 2014, en un club de Tunuyán, el congreso partidario de la UCR decidía la modificación de su carta orgánica para aceptar la conformación de frentes y, en definitiva, aceptar una alianza con el líder del PRO, Mauricio Macri.

Fue uno de los primeros acuerdos partidarios previos a la formación de Cambiemos, que con el tiempo variaría a Juntos por el Cambio, frente que llegaría a gobernar el país.

A ese congreso Cornejo llegó como intendente de Godoy Cruz, ex diputado nacional, precandidato a gobernador y presidente del partido en la provincia. Y también llegó habiendo conformado una fuerza interna importante.

Esa fortaleza, que ese día se traduciría en la mayoría de los 248 congresales que tomarían la decisión, le permitió torcerle el brazo a algunos de los poderosos del radicalismo local, como lo era en ese entonces Julio Cobos, que ponía no pocas trabas a la unión con macrismo.

Eran tiempos además, en que la provincia era gobernada por el peronismo. Más precisamente, el último gobierno peronista mendocino de la historia reciente, hecho que indudablemente, también tuvo a Cornejo como protagonista.

Ese día, sin muchos discursos conceptuales, Cornejo se armó de puro pragmatismo y les dijo a los radicales: “Tenemos que armar la alianza porque tenemos que ganar. El peronismo vive para ganar. Nosotros tenemos que pensar en ganar la provincia y el país, como hacen ellos”.

Aquel discurso fue aplaudido por la mayoría y el congreso partidario aceptó la moción, pero también, fue una manera de aceptar el liderazgo creciente de Cornejo, que no sólo supo construir poder interno, con congresales afines, sino que también lo hizo -a medida que crecía su figura- con legisladores leales, ya fueran radicales o de otras fuerzas, algunas tan disímiles como el socialismo y el partido demócrata, también por citar un par de ejemplos.

Alfredo Cornejo junto a Raúl Alfonsín

Esa capacidad de construcción no es improvisación. La actitud pragmática no es sólo de un político que un día conoce el poder y se obnubila. Es cristalización de una capacidad indudable de conocer situaciones, de planificar casi obsesivamente los hechos políticos y de actuar en consecuencia.

Cornejo empezó de abajo. Llegó desde su San Carlos natal un día para estudiar en la Facultad. Se casó con su novia de la adolescencia y hasta poco antes de ser legislador nacional, vivió en una casa prefabricada en la calle Salvador Civit, de Godoy Cruz.

Empezó de abajo pero nunca paró de crecer políticamente. Hoy se revalida como el hombre fuerte de Mendoza, superando no pocos escollos.

Hoy entra en la historia como el gobernador que logró repetirse en el cargo. Pero también, merece el reconocimiento por ser un “hacedor” de la política mendocina. Esa historia y esa capacidad merecen ser estudiadas en las escuelas y en la Universidad.

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