Un mago con la redonda, capaz de sacarle a su galera poesías en forma esférica y escritas en el césped, la tierra, la baldosa o donde fuere.
El Víctor.
Tuyo, mío, el Víctor de todos.
Patrimonio afectivo de Gimnasia y Esgrima, pero también de todo el ámbito futbolístico mendocino.
Hacedor de hazañas, sinónimo de leyendas dentro y fuera de la cancha.
Símbolo del fútbol hecho arte y con multitudes despertando ovaciones.
El crack que Mendoza legó al mundo.
Admirado por propios y ajenos.
Víctor, el Víctor, se queda para siempre en la memoria de un pueblo que le dio categoría de ídolo por generaciones enteras.
Víctor, el Víctor, se halla en el corazón de la gente que lo ha aclamado sin distinción de camisetas.
Víctor, el Víctor, es la esencia futbolística en estado de máxima pureza.
Víctor, el Víctor, es el guiño cómplice, la picardía, el abrazo de amigo y la ternura del compadre.
Víctor, el Víctor, ya es parte de todos.
Como siempre.