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El replanteo de Messi es el temor que presiente el fútbol argentino

Leo visibilizó que le ha llegado el tiempo de las definiciones personales y tiene el derecho a decidir lo que crea mejor

 

 

26/03/2022 09:15
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                                                                                                                                            Por Fabián Galdi (Cobertura especial Selección Argentina)


En septiembre u octubre de 2024, Lionel Messi tendrá la opción de observar desde el sofá de su casa al inicio de las eliminatorias para el Mundial 2026.

A sus 37 años de edad, con tres hijos varones que disfrutan de tener a papá en casa, Leo le cambiará la yerba al mate y elegirá un pijama o una indumentaria deportiva para ponerse frente a la pantalla.

¿Quién podrá negarle ese derecho de compartir con sus hijos y Antonela ese momento sagrado con la familia en pleno?

¿Lo hará en París? ¿En Barcelona? ¿En Rosario? ¿En Buenos Aires?

A fines de junio de 2023, con 36 años de edad, él decidirá dónde.

Más cerca en el tiempo, a fines de junio de 2022, soplará las velitas de la torta por sus 35 años de edad.

Y pedirá tres deseos - en silencio, como corresponde -.

Uno, quizás, no lo verbalice.

Hay un contrato de por medio.

Hay y habrá también, abogados que estudien de qué manera acelerar el fin de un vínculo para evitarle seguir donde ya parece que no quiere estar.

La silbatina y los abucheos recibidos dos domingos atrás, en el Parque de los Príncipes, navegan entre el malhumor del hincha común o la operación desgaste de quienes lo sindican como el responsable de la eliminación ante Real Madrid en la Champions.

"Un futbolista tiene alma, lo siente", dijo escuetamente Michel Platini, días atrás, cuando le consultaron acerca de cómo veía a Messi en este desenfocado y turbulento París Saint Germain

Nunca había recibido silbidos mientras construyó su extraordinaria performance en Barcelona.

Sintió silbidos, abucheos y cánticos hostiles solamente cuando pisaba el césped del Bernabéu y lo tomaba como una reacción natural del adversario.

Pero no es lo mismo que lo produzca un rival a que lo haga quien - implícitamente - lo está acusando de traidor o de falto de compromiso con la causa.

Como un filme de la nouvelle vague francesa  - pletórico de símbolos a decodificar - la vinculación de Lionel con PSG hoy es solamente profesional: la base del vínculo no halla espacio para los afectos o la asimilación identitaria.

Leo, en ese laberinto borgeano donde su imagen se repite sin parámetro fijo que la detenga, se debate hoy en día darle el cierre a su propia carrera futbolística.

Y La Selección asoma como el primer plano en el horizonte messineano, aunque pudiera parecer todo lo contrario.

Los periodistas no tenemos la bola de cristal ni una varita mágica que nos permita ver en proyección o profetizar lo que vendrá, pero hay una zona en la cual un dato, de fuentes a las que podríamos calificar de confiable y razonable, derriba las presunciones como un castillo de naipes.

Desde que Leo arribó a Ezeiza lo persigue ese run run que en los pasillos de la AFA cobró relevancia desde el jueves pasado hasta estas horas.

Y el propio capitán del seleccionado argentino dejó filtrar públicamente el motivo: "Después del Mundial voy a replantearme algunas cosas".

Supo el efecto que esas palabras iban a cobrar conforme con el avance de los acontecimientos.

Cargarse la responsabilidad de otra eliminatoria, con los 37 años qué cumplirá en 2024, parece una verdad de perogrullo - Leo tendría 39 años si decide jugar en el tripartito Estados Unidos, México y Canadá -. 

Pero ese replanteo, por lo que se presume, alcanzaría también a su actividad como futbolista de club.

La herida que se le abrió con las hostilidades de la propia afición del club donde juega apunta a no cerrarse por si sola.

Y si sus amigos Neymar y Di María también parten apenas finalice la actual Ligue 1, Leo - muy probablemente - pueda desear lo mismo.

Atrás quedaron las penurias por la falta de reconocimiento en la Argentina, que fue mutando en los últimos años y terminó de transformar la negación en el sentimiento de aceptación unánime.

Será el segundo semestre de este año el que traerá aparejadas las definiciones, tanto el de su permanencia o egreso de París como el de mantenimiento o despedida de La Selección tras el cierre de página en Qatar.

Tiene todo el derecho a manifestar lo que realmente quiere.

Ahora, el duelo, lo tendremos que empezar a elaborar nosotros.

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