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El Real Madrid se juega el año

“Renovaciones en el aire”, titula el diario deportivo “As” de la capital española en su tapa, ilustrada -no por casualidad- con la foto de Lucas Vázquez y Luka Modric, dos de los veteranos que, según el medio, podrían alejarse del plantel pese a ser dos de los jugadores que más títulos ganaron en la historia de la institución.

12/04/2025 23:44

Por Sergio Levinsky, desde Madrid

No importa demasiado si Modric tiene 39 años y el próximo 9 de septiembre cumplirá cuarenta y sigue utilizando esa inteligencia y ese toque fino para jugar, aunque haya perdido velocidad por el lógico paso del tiempo, pero que lleva ganadas nada menos que seis Champions vestido de blanco y en esta misma temporada haya salvado al equipo más de una vez en sus ingresos desde el banco por pocos minutos.

Tampoco que Lucas Vázquez haya ganado cinco Copas de Europa como lateral derecho, cuando el próximo 1 de julio, al día siguiente de que venza su contrato, cumpla 34 años. Desde la temporada siguiente, Trent Alexander-Arnold, del Liverpool, ocupará su lugar. A ellos dos se suma el austríaco David Alaba, cuya alianza con el Real Madrid vence el 30 de junio de 2026, y que tuvo que arrastrar una grave lesión de la que recién ahora está regresando y, por supuesto, aún no encontró su mejor nivel porque necesita ritmo.

Los medios de Madrid no perdonan a la hora de los malos resultados y se encargan de advertir lo que pueda pasar si el club más fuerte de la ciudad (y acaso del mundo) no continúa en la Champions, su torneo fetiche que ya ganó quince veces, y en el que ahora pende de un hilo tras la estrepitosa caída por 3-0 ante el Arsenal, en Londres, por la ida de los cuartos de final.

Mucho más allá de la diferencia numérica, la distancia en el juego entre los ingleses y los madridistas fue sideral. Casualidad o no, el Real Madrid jugó vestido de gris, el color que más se adapta a su producción en un eufórico estadio “Fly Emirates”, en el que los hinchas “gunners” se fueron con la idea de que si en el arco visitante no hubiera estado el belga Thibaut Courtois, acaso el partido habría terminado por seis o siete goles.

Esto es lo que menos se le perdona al Real Madrid: que no tenga un líder, un conductor dentro y fuera del campo. Los medios recordaban una de las remontadas más importantes del equipo en la historia de la competición, ante el Derby County, también inglés, en los octavos de final de 1975, hace exactamente cincuenta años. Los blancos fueron derrotados en la ida por 4-1, pero dieron vuelta la serie en un estadio Santiago Bernabeu lleno a rebosar, con cien mil espectadores que generaron un clima único.

Diez años más tarde, uno de los sobrevivientes de aquel equipo blanco, José Antonio Camacho, ingresó al vestuario tras una dura derrota en Bélgica por 3-0 ante el Anderlecht y al ver cabizbajos a sus compañeros gritó “no pasa nada, en el Bernabeu les metemos cuatro” y aunque el principio encontró miradas incrédulas, sus compañeros se lo acabaron de creer cuando el líder anotó cada día en el pizarrón del vestuario “4-0”.

El Anderlecht llevaba seis meses sin perder, pero cayó finalmente por 6-1 en el Bernabeu y esta anécdota del cambio de mentalidad la cuenta siempre con admiración el gran exdelantero Emilio Butragueño, hoy dirigente del Real Madrid.

Sin embargo, las encuestas entre los aficionados blancos dan como resultado que hoy no hay un líder como Camacho, o como más tarde fueron Fernando Hierro, Sergio Ramos o Cristiano Ronaldo, o antes, Alfredo Di Stéfano. Los hinchas colocan en los primeros planos al inglés Jules Bellingham o al uruguayo Federico Valverde, pero no lo tienen tan claro.

En el Real Madrid se apuesta todo al espíritu de la remontada, muy presente en su historia e incluso en esta temporada porque no hay demasiada confianza en el andar colectivo del equipo y cuando se le consulta a la gente el motivo, la respuesta varía pero la que más se repite es la que más se observa desde lo institucional: no es que su entrenador Carlo Ancelotti, gran manejador de vestuarios y ganador de títulos en cinco países europeos diferentes, no de en el clavo con el sistema táctico, ni que Vinicius Junior se haya caído desde que no le concedieron el Balón de Oro, que quedó en manos del español Rodri.

El mayor problema blanco en esta temporada es la falta de previsión -no de planificación, como mal se utiliza en la descripción- porque cuando el gran jugador alemán Toni Kroos anunció su retiro del fútbol en la pasada temporada, siendo tan clave en el manejo de la pelota y en la organización del sistema, se debió buscar un sustituto, ya sea en la cantera, que es difícil de conseguir porque no siempre sale un “Guti” (José María Gutiérrez, aquel crack que descolló a principios de siglo y que fue compañero de Fernando Gago), o buscando en el mercado de pases.

El Real Madrid no quiso gastar o no pudo concretar los pases de organizadores de juego como el alemán Florian Wirtz (Bayer Leverkusen), el portugués Bruno Fernandes (Manchester United) o el neerlandés Tijjani Reijnders (Milan) o repatriar al que hoy es su rival en Champions, el noruego Martin Odegaard, para suplir desde esta temporada tamaña ausencia como la de Kroos, y sufre por no encontrar el remedio, sencillamente porque no tiene otro jugador así en este plantel bastante baqueteado por lesiones (Eder Militao, Dani Ceballos, hasta hace un mes, Alaba, Daniel Carvajal) y entonces, el DT tiene que armar los equipos como puede y no siempre como quiere.

El problema del Real Madrid, entonces, está relacionado con el juego, que ha disminuido mucho desde la temporada anterior y si bien es cierto que el tridente ofensivo (los brasileños Vinicius y Rodrygo, y el francés Kylian Mbappé) puede matar y tiene recambio (Brahim Díaz y Endrick son muy efectivos), no alcanza si en el medio no hay profundidad y hay desinteligencias con la línea defensiva y la prueba está en la cantidad de goles que recibió el equipo en esta temporada.

La gran pregunta es si con esto que tiene hoy el Real Madrid alcanza para remontar al Arsenal y seguir avanzando en la Champions hasta llegar a la final de Munich y ganarla y todo indica que depende mucho más de sus individualidades, del clima que se genere en el Bernabeu el próximo miércoles, o de que aparezcan los líderes agazapados para llevase por encima a un equipo que fue tan superior y que está muy bien trabajado por el español Mikel Arteta, aunque es cierto que tampoco, hasta ahora, ha dado grandes pruebas de carácter en los momentos más complicados.

Con la Liga algo a cuestas por la distancia que le volvió a sacar el Barcelona, y una final de Copa del Rey ante los azulgranas en unos pocos días en Sevilla con el mal antecedente de dos goleadas en contra en lo que va de la temporada, la Champions parece la gran ocasión, una vez más, para salvar una temporada cuesta arriba, como tantas veces le ocurrió al Real Madrid.

Por esta razón, el miércoles a la noche, en el Santiago Bernabeu, los hinchas del Real Madrid harán todo lo posible por recrear aquel espíritu de Camacho y generar otra remontada histórica porque de lo contrario, muy probablemente la temporada estará perdida y tronará el escarmiento, que como suele ocurrir, caerá en los jugadores y en la palabra “renovación” y en cambio se leerá o escuchará poco otra palabra, “previsión”, reservada para los que debieron tomar decisiones en un nivel mucho más alto de responsabilidad.

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

 

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