Por Sergio Levinsky, desde Rabat
Ramón, delantero de gran jerarquía entre los finales de los setenta y mediados de los noventa, comenzó su carrera de director técnico apenas abandonó la etapa de jugador, allá por 1995, para sentarse inmediatamente, y con éxito, en el banco de su amado River Plate y con los años, se sumó al cuerpo técnico su hijo Emiliano, que pudo realizar las divisiones inferiores con los “Millonarios”.
Ahora en Marruecos, de aquí al sábado próximo, Ramón Díaz tendrá, como entrenador ya de vasta experiencia a sus 63 años, un enorme desafío: poder cotejar con su actual equipo, el Al Hilal de Arabia Saudita, en el más alto nivel del Mundial de Clubes cuando el martes juegue por la primera semifinal nada menos que ante el poderosísimo Flamengo, no sólo campeón actual de la Copa Libertadores (título que Díaz consiguió con River en 1996), en la ciudad de Tánger.
Al Hilal es un tradicional club saudí, que no sólo ya pudo participar del Mundial de Clubes sino que precisamente en 2019 ya enfrentó al Flamengo, cuando el conjunto carioca ganó su anterior Copa Libertadores (en aquella recordada final frente a River con dos goles de Gabriel Barbosa en los últimos segundos, en Lima) y que en este torneo acaba de vencer al Wydad Casablanca, en cuartos de final, y por penales.
No lo pasó bien Al Hilal, campeón de la Champions League asiática, ante el Wydad. La condición de local de los marroquíes (aunque sean de una ciudad diferente a la que se disputó el partido) y la ausencia de hinchas saudíes complicó mucho todo, especialmente porque fueron treinta y tres mil los que se desplazaron para alentar al equipo africano.
Pero Díaz, muy experimentado a esta altura de su carrera, lo advirtió en la previa: “seguramente ellos van a estar acompañados por su público, pero ojo que nosotros jugamos como locales ante sesenta, setenta y hasta ochenta mil personas y estamos acostumbrados a esa presión. Ellos tienen un gran equipo pero nosotros también lo tenemos”.
Dicho y hecho. Así fue, más allá de que los marroquíes fueron amplios dominadores en la primera etapa del partido de cuartos de final disputado en Rabat, y en el que estuvimos, y que a los pocos minutos de iniciada la segunda parte se pusieron en ventaja, desde ese momento los saudíes recuperaron la posesión de pelota y crearon varias oportunidades en el final y especialmente cuando quedó en superioridad numérica, demostrando que no es para nada casualidad que su base haya sido la que compuso la selección árabe-saudí que venció a la Argentina en el debut mundialista por 2-1.
No era otro que el equipo de Ramón Díaz, que siempre se las arregla para armar equipos con buen pie, buen trato de pelota y táctica ofensiva, más allá de limitaciones como que este club no puede incorporar jugadores en las dos próximos ventanas de pases, sancionado por su federación por haber renovado el contrato de una de sus figuras, Mohamed Kanno, precisamente integrante del equipo saudí que diera la sorpresa en Qatar venciendo a los campeones del mundo. Kanno estuvo a punto de marcharse al Al Nassr, el equipo de Cristiano Ronaldo y que dirige Rudy García, pero al final, en el último sprint, su anterior equipo le renovó el contrato hasta 2025, algo que no cayó bien en el ámbito del fútbol saudí.
También cuenta con varios jugadores lesionados y otros que no están en su mejor momento físico o futbolístico y la prueba de ello es que acaba de perder la Supercopa árabe y resulta otro punto para aumentar la crisis. Díaz lo sabía en la previa del partido ante el Wydad Casablanca, pero no quiso colocarse en el lugar de la víctima. Jamás hizo eso. Lo detesta.
Los equipos de Ramón siempre se destacaron por la entereza, y lo sabe bien River cuando dirigiendo a San Lorenzo lo tuvo que enfrentar por los octavos de final de la Copa Libertadores 2008 y pudo salir adelante en el Monumental que lo vio brillar, levantando un resultado muy adverso y con dos jugadores de menos.
Si bien mantuvo siempre un duelo con la hinchada de Boca, ya desde los tiempos de futbolista, con aquellas ironías y chanzas con el entonces presidente xeneize, Mauricio Macri, a quien terminó votando para las presidenciales generales, y ya como entrenador, regresó con los años a la Bombonera y cuando le cantaron “Vos sos de la B”, optó por seguir el show y con su dedo se auto señalaba diciendo “Yo, no”.
A Ramón no lo amedrentó ni la bulliciosa hinchada de Wydad. Ni que ésta haya copado la tribuna, como seguramente lo hará la de Flamengo el martes. Está acostumbrado a jugar con fuego, y ahora va por todo contra los brasileños, Aquí tiene todas las de ganar porque los favoritos son sus rivales, y sabe que la FIFA prepara este torneo pensando en una final a lo grande entre los cariocas y el Real Madrid.
No hay mejor motivo, entonces, para tratar de entrometerse y hacer historia, dejando en semifinales al campeón de América, y no sería la primera vez que ocurre. Cuenta en sus filas, además, con tres sudamericanos, el argentino Luciano Vietto, el peruano André Carrillo y el colombiano Gustavo Cuéllar., aunque en el debut mundialista en Marruecos, sólo el último partió como titular. ¿Le alcanzará a Ramón Díaz? En pocos días ya tendremos la respuesta para tamaño sacrificio.
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