Por Sergio Levinsky. Especial para Jornada
A partir de la llegada de un verdadero “galáctico” como es el francés Kylian Mbappe al Real Madrid, en una temporada en la que, todo indica, los únicos equipos que pueden acecharlo serán el Barcelona y el Atlético Madrid, también fortalecidos con las llegadas de Dani Olmo y Julián Álvarez, respectivamente.
La solidez institucional y económica del Real Madrid, que además contrató a la joven estrella brasileña Endrick para su ataque, y las negociaciones que todavía mantiene su dirigencia con el defensor vasco Aymeric Laporte, exManchester City y actualmente en el fútbol árabe, sumado a un plantel que dio a sobradas muestras de su poderío deportivo ganando la última Liga de Campeones de la UEFA en Londres, y esta semana pasada, la Supercopa de Europa, en Varsovia, lo hacen casi inexpugnable y lo convierten n rotundo candidato a retener la Liga ganada en la temporada pasada.
Si bien algún bosquejo del planteo táctico que hará para esta temporada su entrenador italiano Carlo Ancelotti (convertido en el que más títulos internacionales ganó con el club en su historia, con catorce) pudo verse el miércoles en Varsovia por la Supercopa europea ante el siempre complicado Atalanta de Gian Piero Gasperini, todavía quedan algunas dudas sobre si el reemplazo del retirado crack alemán Toni Kroos será con otro volante para continuar con el esquema 4-4-2, o si se aprovechará para colocar a Vinicius Junior o a Mbappe en las puntas y a Rodrygo de centrodelantero con Belingham por detrás, aunque claramente más adelantado posicionalmente que en 2023/24.
Una de las mayores incógnitas es el nuevo Barcelona del entrenador alemán Hans-Dieter Flick, que realizó un pretemporada irregular ganando un Cásico al Real Madrid en los Estados Unidos, pero luego cayendo de manera sorpresiva y hasta en cierto modo impactante por 0-3 ante el Mónaco, como local y por la Copa Joan Gamper, que organiza cada año, y por la que no perdía desde 2012 siendo que los monegascos no suelen ganar la liga francesa y tampoco estar siempre en posiciones de privilegio en torneos galos o europeos.
El entrenador alemán se lo pasó prometiendo, en los últimos días antes del debut liguero en el siempre difícil Mestalla ante el creciente Valencia de Rubén Baraja, que desde ahora se verá la mejor cara del conjunto azulgrana y que no será lo mismo jugar por los puntos y un partido oficial, que amistosos de preparación.
Habrá que esperar unos días para saber el grado de confianza de un plantel que está experimentando cambios importantes desde el vestuario, con la sentida salida de uno de sus líderes silenciosos, como su primer capitán Sergi Roberto, que jugaba poco -era suplente- pero para el entrenador saliente, Xavi Hernández, resultaba fundamental para mantener la cohesión grupal dentro y fuera de la cancha.
El regreso del lateral Alejandro Balde, la recuperación física del uruguayo Ronald Araujo y del talentoso Pedri, que pronto contará con Gavi luego de un año parado por una grave lesión, la contratación de Dani Olmo, consagrado en la pasada Eurocopa con la selección española luego de un gran paso por el Leipzig alemán, y el estrellato de reconocimiento unánime del muy joven Lamine Yamal tras una brillante actuación en el torneo europeo generan una importante expectativa en los hinchas del Barcelona, aunque queda un hecho clave: el regreso a su casa del Camp Nou, aún en obras, previsto para enero de 2025.
Por el momento, el Barcelona seguirá jugando en el Olímpico de Montjuic, a donde muchos hinchas y socios “culés” no quieren ir, porque implica subidas muy pesadas hacia la montaña, y especialmente vueltas largas y en obligada caminata hasta la Plaza España, donde por fin se puede abordar metros y autobuses. El promedio de poco más de treinta mil personas por partido contrasta con las setenta mil del Camp Nou, que una vez terminado tendrá una capacidad para 105 mil, aunque en una primera etapa albergará a unos 66 mil.
De todos modos, lo que el equipo pueda generar de expectativas contrasta con una siempre muy mala situación económica, y todavía, igual que a esta altura de la temporada pasada, el Barcelona sigue sin poder inscribir a algunos jugadores por sus carencias institucionales.
El que sí aparece con una imagen de notable crecimiento es el Atlético de Madrid, capaz de haber pagado 75 millones de euros por el delantero argentino Julián Álvarez al Manchester City, en una de las operaciones más resonantes de su historia y por un jugador de 24 años con un brillante palmarés (ya es campeón del mundo, bicampeón de América, campeón de la Champions League, de la Copa Libertadores, del Mundial de Clubes y de la Finalissima).
De esta forma, Álvarez se convierte en un jugador franquicia para el Atlético si se toma en cuenta que su notable estrella actual, el francés Antoine Griezmann, ya cuenta con 33 años. El jugador, en la rimbombante presentación, tuvo que aclarar que no es “ningún héroe” ante la idea de que viene a salvar el club y a generar la ganancia de títulos.
De todos modos, el Atlético no sólo contrató a Álvarez, sino que se sumaron también el muy buen goleador noruego Alexander Sorloth, que en la pasada temporada marcó 26 goles en 41 partidos con el Villarreal, y de ellos, cuatro en un solo partido al Real Madrid.
La clave, ahora, será conocer qué hará el entrenador argentino Diego Simeone, en su decimotercera temporada en el cargo, en cuanto al sistema táctico. Si seguirá con el 5-3-2, bastante conservador al menos en el inicio de los partidos, o si con semejante plantel, con chances de contar con Griezmann, Sorloth y Álvarez, variará el esquema.
Atrás, contará con otro refuerzo de categoría como el zaguero central Robin Le Normand, de destacada actuación en la Real Sociedad y en la selección española. Claro que también el Atlético ha perdido a jugadores de categoría que, de alguna manera, se habían convertido en símbolos, como el defensor Stefan Savic y el goleador Álvaro Morata, que regresó a Italia para fichar por el Milan.
Con sus cuentas en buen estado, un sólido plantel y un coqueto y moderno estadio Metropolitano, el Atlético Madrid parece ser uno de los grandes candidatos a plantarle cara al Real Madrid, siendo el único equipo que lo venció (y dos veces, y a punto de una tercera salvada in extremis por los blancos) y eso ya dice mucho sobre sus posibilidades.
Por lo demás, el Girona, de notable actuación en la temporada pasada, que la llevó a jugar ahora la Champions League (algo que hace dos años era nada más que un sueño) perdió a demasiados jugadores importantes en el verano y su excelente entrenador, Michel, deberá recomponer el equipo, teniendo en cuenta los antecedentes de otros clubes que, por enfrentar el gran desafío europeo, descuidaron el torneo local y al poco tiempo acabaron descendiendo sin el pan y sin la torta.
El Girona perdió a su gran goleador, el ucraniano Artem Dovbyk, que emigró a la Roma, a uno de sus pilares, Aleix García, que se fue al Bayer Leverkusen (la sensación de Europa de la temporada pasada) que dirige Xabi Alonso, y de los brasileños Yan Couto (al Borussia Dortmund) y Savinho, que pasó al Manchester City, club matriz del mega grupo internacional City, al mismo que pertenece el club catalán, lo que demuestra lo dificultoso de las sociedades anónimas deportivas (SAD), porque los jugadores destacados en entidades menores, terminan siendo absorbidas por sus socios mayores sin posibilidad de chistar. En otras palabras, carecen de independencia para determinar del todo su futuro.
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