Víctor Fayad, nacido el 9 de febrero de 1955, en General Alvear, falleció hace 10 años un día como hoy, muy joven, a los 59 años como Intendente de la Ciudad de Mendoza.
Sobrino del ex gobernador radical Santiago Felipe Llaver. "El Viti" se recibió de abogado en la Universidad del Litoral. Se casó con Marcela Pérez Caroli, quién falleció en el 2006, y con quien tuvo a sus hijos Víctor, María Mercedes y María Consuelo.
Su actividad política comenzó en la UCR, donde construyó una profunda militancia y carrera desde los 18 años. Fundador de Renovación y Cambio, se alistó en el grupo de jóvenes que siguió al líder radical Raúl Alfonsín. Fue un gran militante y luchador por las libertades y los derechos humanos, integrando la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos en Mendoza. Como joven abogado presentó varios recursos de Habeas Corpus por la libertad de detenidos por la dictadura. En el regreso de la democracia y a los 27 años asumió como presidente del Concejo Deliberante de la Capital, intendente de la Ciudad en 1987 y candidato a gobernador (el más joven), con sólo 34 años en 1991 y una segunda candidatura en 1995 pero en ambas fue derrotado, primero por Rodolfo Gabrielli y luego en ajustado margen por Arturo Lafalla.
Víctor Fayad fundó un novedoso modelo de conducción municipal con el embellecimiento de los paseos públicos y en la reformulación urbana de la ciudad de Mendoza.
Le costó mucho imponer la idea de transformar la tradicional calle Sarmiento en un bello paseo Peatonal, hoy orgullo de los mendocinos. Remodelo totalmente la más emblemática avenida de la ciudad, la San Martín y logró superar un tema que a muchos intendentes del país les causa un dolor de cabeza: encontrar una solución a los vendedores ambulantes. Fayad creo los mercados persas que le permiten a ese sector de la población realizar su trabajo ordenadamente.
Le tocó gobernar el municipio con gobernadores de otros partidos, Primero con José Octavio Bordón, luego con Celso Jaque y últimamente con Francisco Pérez, con todos tuvo una relación cordial y de buen opositor. Al igual que con la expresidenta, Cristina Fernández.
Por tres períodos fue Diputado Nacional defendiendo los intereses de Mendoza.
Hoy hay que detenerse para recordar a un político de raza, gran gestor en la función pública, más polémico en su rol político por su duro carácter, y su intransigencia.
Siempre militó en las filas de su partido creando en Mendoza una militancia que lleva gobernando la Capital por más de 30 años, aún vigente.
Hay que coincidir con Max Weber en que la política es una tragedia, en la que se produce la ascensión y caída de los líderes, pero es una tragedia en el peor de los sentidos para todo aquel político que elude la ética de la responsabilidad. El Viti, no la eludió. Y murió en la paz de quien no tiene cuentas pendientes con la vida.
Si hoy estuviera entre nosotros probablemente estaría entre los que son acusados de ser parte de “las viejas estructuras” o “la vieja política”. Estoy seguro que su reacción sería sonreír con sus ojos y decir frontalmente: “Dios nos salve si éstos son la nueva política”.