Víctor Fayad murió joven, a los 59 años víctima de un cáncer que no le impidió seguir gobernando la Ciudad a pesar de su menguada salud.
El "Viti" como se lo conoció popularmente amaba su provincia, pero especialmente a la Ciudad, y a ella le entregó con intensidad toda su capacidad para gobernar y conducir con la mirada puesta en esa Mendoza del futuro y la marcó con obras claves que dan claras muestras de la visión urbanística de futuro que tenía el por entonces intendente de la Ciudad.
Con la llegada de la democracia al país, Fayad siguió desarrollando la carrera política que había comenzado años antes y que lo deposito en la comuna capitalina un poco antes de cumplir sus 30 años. Cargo que ocupó en tres ocasiones por expresa disposición de los vecinos que lo respaldaron ampliamente en las urnas.
También fue electo como Concejal y presidente del Concejo Deliberante de la ciudad de Mendoza (1983-1987) y Diputado de la Nación por la provincia de Mendoza en tres periodos consecutivos (1993-1997, 1997-2001 y 2001-2005).
Comenzó con la idea de mejorar las plazas que se habían convertido en lugares oscuros y abandonados para recuperar el verde, el colorido y los espacios para los vecinos. Y así, paulatinamente las fue recuperando logrando un sello personal con esa iniciativa luego copiada por otros jefes comunales.
Pero, son su visión urbanística de una Ciudad futurista, atractiva como centro o polo turístico cuando la actividad del turismo estaba en pañales en relación a lo que hoy es para Mendoza, pensó en obras de magnitud capaces de ser un sello de la provincia, postales que recorrería el mundo como la peatonal Sarmiento o la remodelación de la tradicional Avenida San Martín.
Obras que despertaron quejas y reclamos a doquier de aquellos que no veían el futuro y solo se quedaban con la vieja imagen de la provincia.
Quien esto escribe fue testigo de las duras críticas que recibía el intendente cuando convocaba a la prensa para recorrer el avance de las obras en la futura peatonal. Desde los balcones llegaban las voces con críticas e insultos contra quien para ellos era el enemigo ante las obras que poco a poco le cambiaban la cara a esa arteria, hoy convertida en centro de visita de propios y extraños, lugar de encuentros de amigos, de reuniones de trabajo o de paseo de compras.
Pero, no terminó allí su ímpetu por tener una Ciudad más amigable con el vecino o el visitante de a pie, sino que se metió ni más ni menos que con la mismísima Avenida San Martín, la llamada columna vertebral de la Ciudad, por entonces con veredas más angostas nucleando a innumerables comercios que recibían la visita de miles de mendocinos en las tradicionales recorridas mirando vidrieras. En esa época todavía no existían los grandes centros de compras como el shopping que llegaría poco tiempo después.
Así fue que esa tradicional arteria tomó las características, veredas más anchas para comodidad de los transeúntes, mejor señalización, más iluminación transformándose también en otra postal de los mendocinos.
Dos obras claves desde lo urbanístico para mostrar su interés en mejorar la condición de vecinos y visitantes de la Ciudad que tanto quería y la que, a 10 años de su muerte y de la mano de sus representantes, todavía le debe un reconocimiento en mérito a la entrega y la transformación clave de la capital provincial.
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