Por Roberto Suárez
Y fundamentalmente respetando la ética periodística, la que podemos entender como el pensamiento y la manera de actuar, dentro de la adhesión a la verdad, a la equidad, al respeto por la dignidad humana en sociedad, no en forma aislada, y la búsqueda del desarrollo común en el manejo de la información.
La Ética es la disciplina que está más próxima a la vida; es la filosofía práctica y lo que debe tener impreso en su conciencia todo periodista que se considere probo. Mediante su acción, ésta a su vez es irrevocable; como dice un proverbio árabe: “Toda palabra que sale de la boca ya no regresa a ella”.
No por nada la ética es el punto nodal del periodismo. Y el respeto a la misma debe ser insoslayable en todas las profesiones y en cualquier actividad humana. Como sostenía el gran José Martí: “La ética en el periodismo es la espada y su empuña- dura, la razón”.
Pero a fuerza de manosear tanto este concepto y definir cada quien a su manera y según su conveniencia el término ancestral que nos legaron los griegos aristotélicos, hemos llegado a hacer a un lado los principios básicos del periodismo, en algunos casos, con tal de ganar una primicia o llamar la atención con titulares estridentes, escándalos al por mayor y la invasión de la vida privada de los personajes públicos, lo cual no contribuye a documentar una cultura política más civilizada y enterada, sino a profundizar en la incultura del chisme y la murmuración, y que viene apostando a un sistema informativo muy barato o muy light.
En este día quiero traer a la memoria algunos preceptos de grandes periodistas que marcaron un hito en nuestra historia.
Gabriel García Márquez decía:
“El periodismo es el mejor oficio del mundo, es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente”.
También afirmaba: “ “Mis padres durmieron tranquilos desde que les hice saber que en el periódico ganaba bastante para sobrevivir. No era cierto. El sueldo mensual de aprendiz no me alcanzaba para una semana”.
“El periodismo es la profesión que más se parece al boxeo, con la ventaja de que siempre gana la máquina y la desventaja de que no se permite tirar la toalla”.
“El periodismo me ha ayudado a establecer un estrecho contacto con la vida y me ha enseñado a escribir. La obra creativa, de fantasía, ha dado valor literario a mis trabajos como periodista” y sostenía que: “La mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces la que se da mejor”
Ryszard Kapuscinski, maestro de este oficio, el mismo que nos dejó muy claro una verdad indiscutible —“Las malas personas no pueden ser buenos periodistas”—, y quien es considerado uno de los mejores reporteros internacionales, sobre el valor de la amistad en esta profesión, escribió: “Definitivamente en nuestro oficio todo depende de los otros. Un periodista solo no puede hacer nada porque su vida y su quehacer dependen del otro. Si uno no sabe relacionarse con la gente y ganarse su amistad, se ve impedido para desarrollar su labor profesional. Sin el apoyo y la confianza de los otros es imposible ejercer el periodismo”.
Con el Decálogo del Periodista, Eloy Martínez deja sentadas las bases de lo que deben ser los pilares de la labor periodística en los últimos tiempos. En lo que puede ser tomado como los 10 mandamientos del periodismo, Eloy nos lleva a la reflexión acerca del cómo, del por qué y para qué, los periodistas llevamos nuestras vidas la importante tarea de informar y comunicar.
Decálogo del Periodista
1.- “No hay nada peor que una noticia en la que el reportero se finge novelista y lo hace mal”.
2.- “El periodismo no es un acto de narcisismo, sino de servicio a los demás”.
3.- “Ser periodista significa ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, también ser otro”.
4.- “Casi todos los periodistas están mejor formados que antes, pero tienen menos pasión”.
5.- “Preguntar, indagar, conocer, dudar, confirmar cien veces antes de informar: verbos capitales” del periodismo.
6.- “De todas las vocaciones del hombre, el periodismo es aquella en la que hay menos lugar para las verdades absolutas”.
7.- “Al lector no se lo distrae con fuegos de artificio o con denuncias estrepitosas, se lo respeta con la información precisa”.
8.- “El periodismo no tiene sino dos formas que cuidar: la de su herramienta –el lenguaje– y la de su ética”.
9.- Si el periodista transa con el Poder destroza el mejor argumento de su legitimidad y el único escudo de su fortaleza.
10.- “Aunque en todas las viejas reglas hay una cierta sabiduría, no hay nada mejor que la libertad con que ahora podemos desobedecerlas”.
Traigo el recuerdo de estos tres grandes profesionales que se ganaron poder llamarse a sí mismos periodistas trabajando e investigando para que la sociedad en la que vivían fuese más libre e independiente, así como consciente de la realidad, con lo bueno y lo malo que eso supone.