Por Roberto Follari, Especial para Jornada
Están llegando boletas de electricidad, con montos insólitos: 60 mil, 50 mil, 80 mil pesos. En el caso de pequeños comercios, restaurantes, hoteles y empresas menores, se alcanzan cifras que multiplican las anteriores por cinco, o por diez. Muchos no saben qué hacer con esos números: hay más de uno/s que, simplemente, no pueden pagarlos.
Mientras, se avisa que el gas subirá el 600%, como para que tengamos una entrada feroz a los días más fríos del otoño. Se decía que estos meses serían “duros”. Pero esto, más que endurecer al país, lo vuelve un tembladeral, desde el punto de vista de la legitimidad en el ejercicio del gobierno. Es too much.
No importa: en la Casa Rosada se entusiasman con que la inflación es menor que el mes anterior -aunque mayor que cualquiera en los tiempos del peronismo-, como si dibujar puntos de inflación permitiera vivir. Si Ud. sube muchísimo la tarifa de electricidad una sola vez, la inflación subirá unos puntos sólo ese mes: al mes siguiente, cero de inflación por electricidad. Pero eso no significa que se va a pagar menos. Se pagará la misma enormidad que el mes anterior, que ya no necesita subir de nuevo para ser una enormidad. ¿Se comprende? Si todos los precios quedan altísimos, la inflación puede desaparecer, que igual no se tendría cómo vivir.
Por eso, yendo contra todos sus argumentos, ahora el gobierno se reúne con empresarios para pedir que no suban más los precios: precios que el gobierno autorizó a dictar a su antojo, según la mentada “libertad de mercado”. E incluso permite la importación de productos con la vaga ilusión de que eso cambiará los números en las bandejas: justo cuando en el DNU se arrasa con la ley de góndolas. El gobierno ha liquidado los mecanismos por los cuales podría contener la suba persistente de los precios, sostenida en el “pongan los números que quieran” que se dictó desde el inicio.
La inflación será mayor en marzo, y ojalá no tenga -nuevamente- que aparecer cierta sospecha de que los números del INDEC no son fieles. Lo de febrero no resultó muy confiable, pues hasta los partidarios del gobierno suponían más que el inesperado 13,2% que se dictaminó. Veremos qué resulta, pero con los aumentos de tarifas -también enormes en el transporte- marzo no puede aparecer con nuevas cifras apacentadoras.
Derrota en el Senado: si al cabo no me importaba…
El desprecio a la política por parte del gobierno, les hace creer que puede decirse hoy una cosa, mañana todo lo contrario, y que con el favor de las redes y algunos periodistas de obvia adscripción oficialista, nadie dejará de apoyar. Que así como en la campaña se pudo derrotar a la política profesionalizada, se lo hará a toda hora en la gestión.
La realidad es menos simple. Cierto que en plazos breves puede obtenerse réditos con falsedades flagrantes, insultos a granel y culpabilización a todos los demás de ser “ladrones”, “traidores”, o parecidas lindezas. Pero finalmente, la realidad tiene sus exigencias, y hay que bajar la cerviz.
Lo vemos, cuando el siempre insólito Adorni -más apropiado para fustigar por las redes que para ser vocero oficial-, tiene que…¡¡”felicitar” a los senadores de la UCR!! No puede creerse. Justo desde un gobierno cuyo jefe declaró que tiene una bolsa para golpear en su casa, con la cara de Raúl Alfonsín.
Lo cierto es que se hacen aprietes casi públicos, llamadas telefónicas a gobernadores y legisladores, se esparce por las redes el rechazo a los “traidores” que votan diferente…y luego se dice que no les importaba el resultado. Hago todo lo que puedo por ganar pero, como un adolescente despechado en lo amoroso, si me rechazan digo que no me importa, que me da igual haber ganado o no.
Tamañas infantilidades empiezan a mostrar su cortedad. Las oposiciones -incluso las “amigables”- mostraron que podían ayudar al gobierno al no sentarse a debatir en Diputados, pero dos días más tarde propinaban un fuerte golpe al gobierno, que perdió por 42 votos a 25 -una desventaja rotunda- ante la mirada atenta de los inversores, del FMI, y de la población argentina en su conjunto.
No es la economía, estúpido…
Se metió allí la pelea subterránea con la vicepresidenta, que muchos entienden que quiere ser presidenta. Ella llamó a la sesión en Diputados la cual, en lo reglamentario, no podía eludir: pero sus compañeros del gobierno pensaban que debía eludirse, aún contra el reglamento. No la eludió: según ella, por “no ser como Cristina” -cuándo no, apelando a la ex presidenta para todo uso-. Según sus compañeros de LLA, aceptó por razones inconfesables el convocar (y arriesgarse así a la derrota) en Senadores.
Ya algo empiezan a aprender los libertarios, de que los usos de los políticos no son tan rechazables. No sólo por la cantidad de casos de parientes que aparecen en algunos cargos de la gestión -no sólo en “la casta” se cuecen habas-, sino porque en vez de los habituales improperios y amenazas, ahora salieron rápidamente a buscar aliados y reunirse con ellos, apelando al cuasi/libertario De Loredo (un incondicional permanente) así como al inefable Ritondo, otro “siempre listo” y bien dispuesto a cualquier requisitoria de derecha.
Es que el discurso del peronista Mayans en el Senado -el cual no ha sido destacado como lo merece- dio en la tecla. Cuando algunos lanzan la idea de un ´posible juicio político al presidente, muchos piensan: “lo grave, es cómo la economía está dañando a casi toda la población”. Y eso es verdad: pero puede sostenerse -aunque sea bastante improbable- que ya después vendrán los brotes verdes, que esto es lo necesario para en algún momento ascender, etc. Pero, en cambio, algo grave pero quizá con menos consecuencias en los hogares, sean las formas del discurso presidencial: eso podría parecer no tan gravoso, pero -en cambio- es indudablemente menos defendible. Nadie puede sostener que hacer chistes sexuales con el burro en una escuela de alumnos adolescentes, es un recurso aceptable.
Mayans apuntó a eso: los dichos humillantes lanzados por el presidente son inadmisibles. Absolutamente. Parece mentira que los argentinos -no todos, claro- se muestren dispuestos a tolerarlos, porque coinciden con el antiperonismo del oficialismo actual. Pero en este país de Borges, de Lugones, de Piglia y Aira: en esta Argentina de temprana escolaridad masiva y gratuita, en esta nación de varios Premios Nobel y de universidades de renombre y prestigio, no es digno soportar que se linkee por la máxima autoridad un dibujo donde él mismo orina al gobernador de Chubut. No es concebible.
Lo venimos tolerando, algunos disimulando -la mayoría-, otros molestos, muchos sonriendo cómplices ante la “picardía” presidencial. Qué gracioso llamar “ratas” a los diputados que -bien lo subrayó Mayans- tienen familia, hijos, nietos, sobrinos, que sufrirán el oprobio. Por qué no “ladrones”, “delincuentes”, y sépase cuántos otros insultos parecidos. Para algunos, escuchar esto desde la presidencia es lo más natural del mundo. Pero no lo es: y Mayans detalló largamente cada ofensa.
No faltó la de varios periodistas -todo el mundo los conoce- que tomaban sexualmente al gobernador de Chubut en un dibujo, donde el pésimo gusto de la alusión no motivó el rechazo cerrado que debía. Allí están los gobernadores rogando por unas dádivas -el gobierno lanzó de nuevo que no dará el FONID para educación ni el subsidio al transporte-, sin contraatacar, sin exigir apego a las normas de reparto presupuestario históricamente establecidas, o plantear a presidencia que no aceptarán una palabra más de falta de respeto a su investidura. Gobernadores y legisladores, también fueron elegidos por el voto popular. Y dialogar con el gobierno, no significa que tengan que aceptar lo que a éste le parezca: lo digno es que cada quien defienda las posiciones y los valores propios de los partidos y posturas que los llevaron a ser elegidos. Hacer “la gran Jaldo”, no es lo más democrático ni es lo más honorable.
Un Rosario de problemas
Bullrich se ha dedicado a represión política, no a seguridad. Le interesan los piquetes y las marchas, no el narcotráfico, al cual sólo ha dedicado la grandilocuencia y el show. Los brutales asesinatos narcos hacia civiles inocentes, fueron respuesta a bravatas como las fotos de cárceles tipo Bukele, que se difundieron sin el sustrato de seguridad que ya ha logrado el salvadoreño.
Fue evidente que el “operativo Bandera” del que se ufanó Milei en el Congreso, no había existido. Pocas fuerzas federales había en Rosario. Ante la emergencia se fue allí de nuevo a hacer ruido, otra vez se agitó la cuestión de las FF.AA. en seguridad interna, pretendiendo violentar -o cambiar, si se puede- la ley de seguridad interior. Apareció el ministro de Defensa que nada tiene que ver en el asunto, si bien mantuvo un lugar muy secundario. Y se pretendió llamar “terrorismo” a acciones que apelan al terror, pero que para nada tienen fines políticos: se hacen para sostener negociados.
Y se habló de llevar más y más, tropas federales y pertrechos. Cuando se fue la tv nacional, se vio que lo dejado apenas servía para custodiar unos pocos barrios. Hubo comentarios de que los gendarmes eran menos que los que se ocupa para un partido de fútbol. Y, por cierto, en este gobierno del Déficit cero como fetiche, no se quiere gastar en solventar a agentes establecidos fuera de sus domicilios, con hospedaje y comida a cargo del Estado.
Se verá cómo sigue. Sorprendentemente, Kicilof tomó una audaz iniciativa: colaborar con asesores y transportes, sobre todo decenas de patrulleros. La lucha contra el narco va más allá de lo partidario, propuso, y la medida fue bien recibida hasta por Bullrich, menesterosa de mayor apoyo desde la Rosada. Pullaro, por cierto, no firmó el comunicado pro-gobierno que fuera lanzado por los otro cuatro gobernadores de la UCR, súbitamente ofendidos porque el presidente del partido (Lousteau) no sea también un apéndice de las decisiones de Milei.
En fin: los gestos espasmódicos y teatrales de Bullrich no tapan la realidad. La derecha argentina se dice anti/narcos, pero Varisco, exintendente de Paraná, era de Juntos por el Cambio: murió condenado por narco en la cárcel. E incluso el estudio del ministro Cúneo Libarona, como buffet de abogados, ha defendido a narcos hasta hace poco tiempo: una acción legal, pero discutible desde su rol actual.
Mientras, el gobierno nacional brilla por su ausencia en la ayuda social ante las torrenciales lluvias, y permite -por decisión de una oficina de tercer nivel- que tropas de Estados Unidos puedan navegar por el Paraná y otras vías fluviales nacionales, para “mejorar la gestión” sobre esas áreas. Tamaña ingerencia extranjera, debiera ser objeto de análisis en el Congreso. Es un asunto central de soberanía nacional puesto en cuestión hoy, al igual que la pasividad oficial ante las operaciones crecientes por parte de Gran Bretaña en las islas Malvinas y su entorno.-
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