En los números, la Selección Argentina cierra este año en lo alto del podio: campeona en la Copa América, primer puesto en las eliminatorias sudamericanas y y permanencia como número uno en el ranking mundial FIFA.
La "Scaloneta" no solamente mantuvo su prestigio a escala planetaria, sino que prácticamente está clasificada para la Copa del Mundo 2026, ya que históricamente en Conmebol se accede con 26 puntos y el albiceleste ya cuenta con 25 unidades.
En el análisis más profundo y alejado de la épica triunfalista, las perspectivas son otras y bien vale desmenuzarlas con vistas a alcanzar la meta deseada: la cuarta estrella en el Mundial tripartito Estados Unidos, México y Canadá.
Este 1-0 frente a Perú, resultado justo aunque exiguo en cifras numéricas, dejó varios puntos para evaluar en cuanto al funcionamiento colectivo y es saludable que esto haya pasado en estas instancias de eliminatorias porque permite que el cuerpo técnico comandado por Lionel Scaloni vaya sacando sus conclusiones.
El trabajo táctico peruano, más allá de lo que pueda explicar su entrenador Jorge Fossati, representó un típico 5-4-1, con estrechez entre líneas defensivas y juego de posesión del balón a lo ancho para quitarle ritmo a la celeste y blanca.
Le costó demasiado a la Selección generar un patrón de juego en zona central, punto fuerte tradicional del equipo como columna vertebral colectiva.
Rodrigo De Paul prácticamente no rompíó líneas ni metió pases filtrados, Enzo Fernández distribuyó con eficacia, pero siempre en la mitad de la cancha y sin sumar aporte ofensiva, en tanto que Alexis Mac Allister apareció suelto en ataque en tres oportunidades y, en el resto, trabajó en las triangulaciones cortas ya hacia los costados, sin gravitar en función de apoyo ofensivo.
Definitivamente, todo no puede pasar por Leo. Es, fue y será un hándicap contar con Lionel Messi en cualquier cancha del mundo, pero aquí lo tomaron en zona con hasta dos o tres volantes en rol defensivo, por lo que perdió poder de asociación con sus eventuales receptores cuando arrancaba con balón dominado.
Por lejos, Lautaro Martínez, aún antes de su golazo, marcaba el camino con rotaciones, sacando a las marcas de su zona y más de una vez pivoteando como referente para asistir a Julián Álvarez o algún lateral en proyección de ataque.
El "Toro" está atravesando un presente espléndido y su aporte en la pasada Copa América, inclusive con su gol en la final, acalló críticas de quienes menospreciaron su aporte durante Qatar 2022.
Hoy en día, la estrella del Inter de Milán marca la diferencia por ubicación, arrastre de marcas y búsqueda del espacio libre, tal como sucedió con su estupendo movimiento corporal al conectar en lanzamiento de Messi con un disparo de zurda mixturado en precisión y potencia a la vez.
Argentina viene enfrentando escollos de rivales que le oponen tácticas de juego achicando espacios de referencia a Leo, tal como le sucedió contra Colombia, por momentos ante Venezuela, más cercanamente con Paraguay y ahora con una formación incaica a la que costó penetrar más allá de contar con la posesión de balón continuamente.
Es aquí donde la lectura del cuerpo técnico argentino hace hincapié en la saludable tendencia de ir probando jugadores y darles minutos en cancha para ir perfilando el recambio que puede llegar en el casi año y medio que falta para la próxima Copa del Mundo.
Viene bien probar cómo responde la sangre nueva corporizada en Leonardo Balerdi, Alejandro Garnacho, Valentín "Taty" Castellanos, Nehuén Pérez, Nico Paz y Valentín Carboni, entre otros, para que el plantel se auto retroalimente con la perspectiva en que durante 2025 aumente la cantidad de posibilidades en ingresar desde el banco o, quizás, en la formación titular.
Este es el gran desafío para un seleccionado argentino que ha venido arrasando desde 2021 en adelante con cuanto objetivo de máxima se le presente.
Argentina sigue siendo, para el resto del mundo, el rival a vencer.
No es poca cosa esta valoración.
Lo logró por mérito propio y, ahora, sabrá cómo capitalizar ese crecimiento sin quedar atado a fórmulas que están sufriendo el lógico desgaste.
A ensayar, probar y seguir creciendo. Siempre.