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El país en la encrucijada

Milei dio el batacazo. Sorprendió a politólogos y analistas, que le daban entre 17 y 22% de los votos. Obtuvo el 30, pero en algún momento del conteo estuvo arriba del 33. Ni él mismo parecía creerlo cuando esa noche agradeció a sus “hijos de 4 patas”, sus perros.

Redacción
19/08/2023 21:37
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

  Sin embargo, es la sorpresa de que un marginal a la política haya ganado, sin candidatos de peso ni estructura partidaria, lo que da la impresión de una victoria mayor de la que obtuvo. Bullrich quedó a punto y medio, Unión por la Patria a 2 y medio. Es casi un empate técnico a tres tercios. Y con una tercera parte del padrón sin haber votado.

  Claro que ha cundido el pánico, incluso entre grandes empresarios. Milei resulta imprevisible. Si es obvio que un plan maximalista como el suyo no puede cumplirse. ¿Qué ha de pasar? ¿Qué haría efectivamente si llegara a la presidencia?

  El ataque desaprensivo del candidato hacia el CONICET obtuvo una catarata de rechazos y repudios. Lo llamativo es que no parece haber insistido en la cuestión, y hasta se rumoreó que ahora estaría diciendo que cerraría sólo a las ciencias sociales. De ser así, su supuesta capacidad para dinamitar y pasar motosierras, se estaría mostrando fallida.

  Es que el voto a Milei no es fácil de explicar, sino como voto a un “significante vacío”: un voto/bronca, voto por la negativa. No a favor de Milei, sino contra los otros. Tanto es así, que se ha podido escuchar que “lo voté, porque sé que no va a hacer todo lo que dice”: algo así como “sé que lo suyo es imposible, lo voto para protestar”.

  A la vez, sin dudas, la situación para el peronismo no es fácil. Massa ha tomado ahora, como ministro, algunas medidas concretas para el control de precios, junto a las que ha de tomar para mejorar los salarios. Quizá su mayor fuerza es la habilidad discursiva que ha exhibido en las entrevistas, y su muestra de la capacidad de daño que pueden tener Milei y Bullrich.

  Esta última ha quedado en rara posición. Favorecida por una tv partidaria que juega sin pudor a su favor (ahora se trata de maldecir a Milei todo el tiempo), está totalmente opacada: es que su “todo o nada” ya lo ocupa Milei. Ella va para el mismo lado que el candidato de la melena, pero queda como versión atenuada, lo cual contradice toda su construcción de imagen. Ahora, hasta busca coincidir con la defensa del CONICET, en lo cual se embloca con las posiciones del peronismo, mientras contradice sus propias y efervescentes arengas privatistas, apropiadas ahora por Milei.

  En el exterior, se señala que ha ganado el candidato de la extrema derecha. En Argentina, la prensa se ahorra esa descripción, que quizá no disgustaría al denominado “libertario”. Lo cierto es que quienes lo han votado, en pocos casos responden a esa ideología: en general, ni saben lo que él plantea. Por eso, ha sido buena pedagogía la de la militancia peronista y de la izquierda, que insisten en que pagar $500 por el boleto de micro (retiro de subsidios) o eliminar la gratuidad de escuelas y hospitales, no es buen futuro para nadie. Muchos de los votantes de Milei desconocen esa situación: los jóvenes entusiastas, no leen ni se enteran de las propuestas concretas de su candidato.

  La geopolítica del candidato es precaria: no negociar con China “porque es país comunista”. Más allá de que llamar “comunismo” al capitalismo de Estado que hay en China es un anacronismo, lo cierto es que Estados Unidos también negocia con China, todos los países lo hacen. Y zigzaguear entre China y la potencia del Norte, ha permitido a la Argentina tomar lo que más le conviene de ambos lados. Con Milei, queda claro que quedaríamos embarcados en un solo platillo de la balanza dentro del equilibrio mundial. Ese es un punto que Massa puede anotarse en su favor.

  Lo cierto es que Milei puede trepar más en votos hacia la elección general por arrastre  de las PASO, o empezar a caer por errores propios o por los ataques cruzados que ahora recibe. Se irá viendo. Por ahora, Bullrich quedó como “segunda marca” -según Milei, quinta-, y en su nueva versión moderada se parece a Rodríguez Larreta. El peronismo examina su estrategia: por ahora, le es más fácil mostrar las falencias de sus adversarios, que avanzar con claridad en una propuesta propia.

  Lo cierto es que la prensa internacional pone a Milei en la huella de dos antecesores que fueron exitosos: Trump y Bolsonaro. Es una huella problemática: ninguno de los dos pudo reelegirse, ambos se empantanaron en su negación de la pandemia, y ahora están con problemas judiciales de importancia. Hay cuatro causas iniciadas a Trump, y fuerte investigación por delitos a un Bolsonaro que ya tiene prohibido volver a presentarse como candidato. En fin: una tradición política que no valdría la pena seguir.-

 

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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