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Serenidad

14/03/2021 06:29
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                                         Por Roberto Follari

Así tituló el gran filósofo Martin Heidegger uno de sus libros: serenidad, ligado en su caso a una actitud casi mística ante lo que llamaba el Ser. La serenidad actual de muchos argentinos tiene otra tesitura: deviene de que hay quienes ya han recibido la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19. Es la fuente de sonrisas, de mensajes por las redes, de fotografías para la familia y los amigos. Es un momento memorable. Es, creemos, el comienzo del fin del largo período de la pandemia. La posibilidad del reencuentro con una vida a la que podamos llamar “normal”, sin el miedo y la desconfianza a cada paso.

  Esa es la vida de las personas. La política, lejos de eso. Las manifestaciones antivacunas, los enfrentamientos de los políticos en torno del tema, poco o nada importan. Lo que vale es la salud, como decían viejos adagios cotidianos.

  Así, la oposición nacional pudo poner en agenda la represión en Formosa, tras belicosas manifestaciones contra un retorno a fase 1 que es hoy poco aplicable, aunque es cierto que la situación en Paraguay –y más aún en Brasil– es alarmante con las infecciones. Desde quienes apoyan al gobierno, se respondió mostrando las colas de ancianos indefensos para vacunarse en la CABA, o el lamentable encuentro de 900 vacunas en el auto personal del ministro de salud de Corrientes.

  La cuestión siguió con el affaire de Beatriz Sarlo. Ella denunció por tv haber sido invitada a vacunarse “debajo de la mesa”. No supuso que otros opositores al gobierno participarían de la cuestión, que dio por cerrada. Cuando desde la tv opositora se le pidió que fuera a denunciar en Tribunales dijo que no era ésa su voluntad, que lo haría sólo si un fiscal la llamaba. Diligente, Majul contó luego que él mismo fue a hablar con jueces o fiscales para que la citarán, muy a pesar de Sarlo. Cuando esta fue a declarar, se hizo evidente su molestia en los estrados, y dijo que en realidad, había sido invitada por vía de su editor (quien le escribió un mail) para hacer publicidad –siendo ella una figura conocida- para que la población quisiera vacunarse.

  No había nada “bajo la mesa”, excepto el modo en que sectores que le son cercanos a Sarlo en lo político, la obligaron a ir ante un poder judicial que la pone incómoda. Pero el ruido siguió: ella misma quiso luego borrar parcialmente lo dicho en Tribunales, y retomar la pelea contra la supuesta invitación “bajo la mesa”. Y sectores mediáticos afines siguieron titulando como si nada hubiera pasado ni los mails se hubieran conocido, insistiendo en la supuesta invitación “secreta” realizada por la esposa de Kicilof, una reconocida intelectual que alguna vez fuera ayudante de cátedra de Sarlo.

  La oposición también se acomoda a través del libro de Mauricio Macri. Sirve para tapar un poco los ruidos del libro/confesión de su hermano Mariano, que tantas veces se ha querido acallar. Es cierto que muchos advierten poca predisposición de Mauricio para la escritura: pero poco importa, seguro son sus puntos de vista los expresados. Intento de perfilarse frente al gobierno y de condicionar a Rodríguez Larreta, este Primer Tiempo pretende que podría haber un segundo. No le resulta fácil pero es una posibilidad, y la salida del libro le da iniciativa por unos días.

  Desde el gobierno recuerdan que escribir un libro –de mano propia, sin dudas- fue el recurso de Cristina Fernández. Que se da ahora una copia de ese recurso. No sería raro, dicen cerca de despachos oficiales: Macri ya habría imitado a Cristina y al peronismo tras su fuerte derrota en las PASO, congelando precios por dos meses, y llenando plazas para hacer discursos a viva voz. Y así, recuerdan que Mauricio Macri hubiera querido aliarse con el peronismo, no con el radicalismo: Ritondo, Monzó, Santilli, ahora Pichetto, son parte de ese intento por abrevar en algo de un gran movimiento histórico del cual –en sus ideas centrales- el ex presidente está en el polo opuesto.

  Y siguen las idas y vueltas de temas y de discusiones. A la población, le importan poco. Se ocupa de hacer rendir en lo posible sus salarios, y de afirmar su salud con la esperanza en las vacunas. Empieza a sentir que los tiempos pueden ser mejores. Quiere creer en un futuro menos dolido. Festeja a cada vacunado, empieza a otear un horizonte de salida. Los conflictos políticos, son apenas un fondo lejano. Porque como alguien sostenía, “al final, sólo se trata de vivir”.-

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