Parece que la cosa está mejorando y no tendríamos un 2021 como el 2020. Hay años que quedan marcados en la historia por algún acontecimiento en particular
Por Jorge Sosa, Redacción Jornada
Recordamos 1810 y 1816 por razones propias de la integración del país. Pero también es notable 1930 cuando comenzaron los distintos gobiernos de factos en el país. Recordamos 1945 cuando el pueblo salió a la calle a pedir la restitución de Perón en el poder. Recordamos 1983 que fue el año de la vuelta a la democracia de la mano de Raúl Alfonsín. Amargamente nos acordamos del 2001 cuando la revuelta popular destituyó al presidente Fernando De la Rúa. Todos hechos que tienen que ver con la política. Pues al 2020 lo recordaremos, lo recordará el mundo, como el año de la Pandemia. Pasará a la historia con ese mote y será recordado mucho tiempo después, cuando la pandemia sea solo un recuerdo.
¿Está mejorando la situación tal cual lo planteábamos al comienzo? Hay una mejora relativa. Varios países han vuelto a una cuasi normalidad, sin embargo en algunos importantes los rebrotes han obligado a sus autoridades a dar marcha atrás en las flexibilizaciones y algunos han llegado a valerse del toque de queda.
En el nuestro la cosa pinta más optimista que hace tres meses atrás, están disminuyendo los casos y los sistemas de salud ya no están tan comprometidos como estuvieron. Se pasa en muchas provincias de un aislamiento preventivo a un distanciamiento preventivo, cosa que va a implicar que muchas acciones que estaban vedadas vuelvan a la actividad sino plena por lo menos en buena parte.
El presidente anunció que la vacunación, con la vacuna rusa y otras que andan cerca de la eficiencia puede comenzar en diciembre y tal vez esta situación sea el final del virus. Pero no está todo dicho.
Podemos decir que ahora el virus es más conocido que sabemos de la nocividad que implica y que hemos descubierto ciertas formas de aminorar su crudeza, pero todavía está, todavía anda como perico por su casa y uno piensa que va a dar lucha hasta el final.
Para colmo se está temiendo un rebrote y eso implicaría volver a condiciones que ya creemos superadas. Todo está por verse.
Pero si este es el camino de la victoria se lo debemos al pueblo, a nosotros mismos, que a pesar de los inconvenientes que nos trajo la criatura nos unimos en las mismas acciones para que no sea tan dañino. Si hay una victoria es nuestra.
Nos hemos abroquelado detrás de las restricciones y le hemos hecho caso a aquellos que atienden la salud en nuestro país. Ya son varios los meses en que nos cansamos de no hacer nada y eso pesa en la psiquis de cada uno y seguramente traerá sus consecuencias.
Pero día a día vemos que nos vamos aproximando a la antigua normalidad y a pesar de eso seguimos actuando con cautela.
Bien por nosotros, por la conciencia, por la obediencia, por la sapiencia. Estamos cada vez más cerca del fin del horror y eso es mérito propio por haber recorrido el camino conveniente.
Lo recordaremos, como dijimos al comienzo, este 2020 no ha de ser un año que se vaya a olvidar fácilmente.
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