Tras un inicio de año turbulento, en el que conflictos inesperados vieron la luz (desde las nuevas dilaciones por Portezuelo del Viento, la escandalosa salida del Jefe de Policías y la más reciente polémica por la asignación de tierras en Malargüe para la construcción del centro de esquí El Azufre) la gestión de Rodolfo Suarez buscó esta semana recuperar el tiempo perdido.
Y si bien el fin de las vacaciones del gobernador había marcado de alguna manera un intento de reencauzar su administración, eso quedó claramente plasmado en los últimos días cuando el Ejecutivo puso en foco prioridades y acciones para intentar dejar atrás rápidamente este verano de malos momentos.
Así, el cónclave de Suarez con los intendentes oficialistas en el inicio mismo de la semana ya dio pistas de ese intento de reorganización y unificación de discurso para lo que vendrá. Por un lado, la discusión paritaria que ya comienza a producirse en los municipios (y que anticipa la pauta de incremento que se pondrá a consideración en la Provincia); pero también el acuerdo de una estrategia mayor para Portezuelo del Viento y en especial, pensar qué pasará ante la eventualidad de un laudo negativo de Alberto Fernández que, al menos en el Gobierno, casi todos dan con altas chances de que se produzca.
De allí la frontal convocatoria al peronismo local a los efectos de sumarse a la defensa de esta cruzada que ya tiene el aval de las cámaras empresarias y especialmente de la comunidad de Malargüe que ve (como sucedió con la minería) que otra posibilidad de desarrollo productivo y generación de empleo empieza a escurrírsele entre las manos.
La idea es simple: presionar a la Nación (si esto es posible a esta altura), embretar al PJ mendocino y compartir responsabilidades si Fernández no favorece a Mendoza; pero también mostrarse activo en la defensa de lo que hasta hace meses era la “obra del siglo” y hoy sólo es una cuenta en dólares con depósitos constantes a los que habrá que dar nuevo destino si finalmente la megarepresa no se adjudica.
Pero hay más, complicadas también las chances de avanzar con la reforma institucional, por ahora Suarez parece conformarse con un mínimo retoque como es la instauración de la Boleta Única, que -sin dudas- aporta a los ciudadanos mayor calidad democrática y transparencia tanto al proceso electoral como a la selección de candidatos.
Con la visita del ministro Víctor Ibáñez a la Legislatura para defender el proyecto, el oficialismo busca dar inicio al proceso para obtener un logro significativo en el corto plazo que pueda exhibir como meta de transformación y cercanía con una gran parte de su electorado que muestra cierto hartazgo por las prácticas de la política, y asimismo, bajar los costos de las elecciones en lo que a la impresión de boletas se refiere.
Así, decidido a dejar que el año no transcurra como en el primer mes del 2022, Suárez busca recuperar el centro del ring no sólo para esquivar los ampulosos golpes de los adversarios, sino también para imponer su propio juego en un combate en el que queda claro que no importan los rounds anteriores, sino y especialmente, los que todavía quedan por pelear.