El cierre definitivo del año electoral abrió ahora las puertas para que sea la política (en su mejor expresión) la que encuentre los caminos adecuados en la consecución de los objetivos de quienes fueron elegidos. ¿Lo lograrán? Es prematuro saber si cooperarán o pelearán, pero sí que estos pronunciamientos iniciales puedan tal vez condicionar la relación.
Ya durante este largo proceso, muchos encuestadores empezaron advertir que, en Mendoza, Javier Milei y Alfredo Cornejo compartían una gran base de electores en común, superior al 40%. Es decir, votantes decididos a votar al radical en la provincia y al libertario en la Nación, sin que eso les generara contradicción alguna. Todo ello pese a Milei no bendijo a nadie en Mendoza pero pidió en un video, "no votar por Cornejo".
Finalmente fue ese esquema -de todos los posibles- el que se impuso, y el que marcará la relación Nación-Provincia por los próximos cuatro años, no sin antes asistir a la implosión de Juntos por el Cambio y por ende, a la orfandad electoral nacional del oficialismo mendocino.
La posterior estrategia de la neutralidad de un sector del radicalismo sirvió de excusa para que el ya electo Cornejo se preservara ante la eventualidad de tener que gobernar con Sergio Massa o el mismo Milei.
Una disyuntiva que no permitía errores de posicionamiento que se pagaran después con el destrato, como el que propinó en este tiempo Alberto Fernández desde la Casa Rosada.
Se trataba de dos opciones en principio no previstas y además acrecentadas en la complejidad, por la fuerte apuesta cornejista a Patricia Bullrich, quien además de perder la general y quedar fuera del balotaje, se alineó rápidamente detrás de Milei para reforzar la preferencia de Mauricio Macri.
Así, la encerrona fue mayúscula y la necesidad de no expresarse en público por ninguno de los finalistas se transformó ya en opción de supervivencia. Y en esa senda se mantuvo el futuro gobernador hasta que se produjo una definición.
No es casual que apenas cerrado el comicio y ante la ola que comenzó a confirmar el triunfo de la La Libertad Avanza, fuera Cornejo uno de los primeros gobernadores y dirigentes nacionales en salir a felicitarlo. Un gesto inicial de aceptación del nuevo orden, pero también un paso al frente en pos de lograr visibilidad y habilitar una instancia de negociación.
Algo que se plasmó esta semana, con Cornejo a la cabeza -y tampoco casualmente- en un encuentro celebrado en la Casa de Mendoza en Buenos Aires donde juntó al resto de los 10 gobernadores cambiemitas para definir acciones comunes.
La agenda discursiva era clara: aceptación democrática del resultado, acompañamiento institucional, disposición republicana, pero también control opositor. Y especialmente, pedidos de compensación por lo que las provincias suponen un claro perjuicio, los cambios en Ganancias e IVA que Massa introdujo en su desesperada carrera presidencial. Algo que Mendoza ya judicializó y que otros distritos amenazan en la misma dirección.
Cornejo y sus pares ofrecen racionalidad en el Congreso para las medidas que Milei prometió en campaña, pero exigen que no los abandonen. Ni tampoco que se olviden de ellos porque esa disminución impositiva (que Milei acompañó en el Congreso) supone pérdida de ingresos a las provincias al tratarse de fondos coparticipables.
"Nosotros también representamos el cambio..." dicen que dijo alguno de los asistentes al cónclave como para asegurar que el ahora presidente electo debe comprender que esta decena de mandatarios no sólo pueden garantizar gobernabilidad y respaldo parlamentario a la controvertida agenda libertaria, sino también que son quienes adelantaron la vocación de rechazo al kirchnerismo en distritos clave, definitorios para el triunfo de Milei en el balotaje.
Pese a liderar esa construcción, Cornejo no está del todo convencido que el camino sea seguro, ni mucho menos que este vínculo aún inexplorado resulte fructífero. Es sólo un puente que el gobernador electo entiende que debe ofrecer pero que el escaso pragmatismo del futuro mandatario nacional, o su desconfianza sobre la provisión de recursos federales pueden hacer que caiga en saco roto. O que por el contrario, sea el primer paso para superar, en base a lo que la ley indica o lo que la política acuerde, una nueva relación superadora de la actual y mutua desconfianza.
Te puede interesar